
Opinión
Sin plata, ni pío
La deuda del sistema de salud sigue creciendo.
Aunque todos ya sabemos el riesgo en que está la democracia colombiana, también somos conscientes de que el problema de caja y de recursos del Gobierno son cada vez más apremiantes: durante el 2025 el problema se acentúa cada día más.
El recaudo tributario en los primeros meses del año sigue rezagado frente al presupuesto. Si el Gobierno empezó el año con un hueco cercano a los cincuenta billones de pesos, este debe, sin duda, haber crecido un poco más.
Los pagos a muchísimos proveedores que se quedaron sin pagar a final de año 2024 han tenido que empezar a pagarlos. Entonces ese cuento de los recursos en fiducia no es tan claro. Mucha de esa plata está comprometida. Adicionalmente, se han demorado mucho los giros a los territorios. Los entes territoriales como gobernaciones y alcaldías están pasando aceite. El aumento de los contratos de prestación de servicios generan un gasto adicional.
La consecución de nuevas fuentes de financiamiento como la emisión de bonos yankees hecha hace unos días fue a unas tasas demasiado altas. Esto conllevará pagar en el futuro más intereses. Lo mismo pasa con las emisiones locales donde los TES siguen a precio de ganga.
La posibilidad de pasar una reforma tributaria este año es prácticamente nula. Primero, porque es un año prelectoral. Segundo, porque el Gobierno perdió hace rato las mayorías en el Congreso. Y, tercero, porque la agenda legislativa se va a concentrar en otros temas como la consulta popular.
La deuda del sistema de salud sigue creciendo. El colapso que crearon es muy grande y hoy, según las encuestas, para los colombianos la salud es su principal preocupación. La demora en los medicamentos y en las citas le pone al Gobierno un afán de tener que girar esos recursos que no tiene.
El precio del petróleo está muy por debajo del que se presupuestó para el año. Las probabilidades que este termine subiendo son pocas. Esto acabará generando un hueco adicional en los ingresos del Estado. Si a esto se le suma la importación de gas y el hueco que ya existe en los subsidios que no han pagado, es una tronera lo que se ha armado.
La pérdida o congelamiento por parte del FMI de la línea de crédito es otro golpe complejo. Esto es como si el banco le quita a una empresa el cupo de sobregiro y créditos de tesorería. Esto además redundará en una posible baja de calificación de riesgo y, por ende, en mayores costos de financiación.
Las alternativas para conseguir recursos ya rayan en el desespero. Por un lado, está el decreto que busca aumentar la base de la retención en la fuente; esto implica adelantar impuestos del año entrante, que termina simplemente golpeando la caja de las empresas y pateando la lonchera de parte del problema un tiempo.
Lo otro que se les ocurrió fue cobrarle a Ecopetrol un impuesto de IVA por las importaciones de petróleo que termina sumando un poco más de nueve billones de pesos. Esto fuera de golpear terriblemente a la compañía, lo considero poco viable por las defensas legales que tiene Ecopetrol para defenderse, las cuales hacen que el giro se pueda demorar bastante.
No existe una hoja de ruta clara en Hacienda y la visita de estos días del ministro a Nueva York dejó un sin sabor: las cosas no están fáciles.
Como podemos ver, el hueco continúa y los remedios hasta ahora caseros han sido bastante insuficientes.