Diana Quimbay Columna Semana

Opinión

Se hace camino al andar

El próximo martes, 19 de agosto, se conmemora el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, una fecha que nos invita a reflexionar sobre el apoyo que requieren miles de caminantes migrantes en Colombia.

Diana Quimbay
19 de agosto de 2025

¿Se imagina tener hambre, sed, cansancio y miedo al mismo tiempo? Ahora imagine que, con todo eso encima, debe reunir fuerzas para recorrer a pie las carreteras de un país que no es el suyo, buscando un futuro más digno para su familia. Ese es el recorrido de miles de migrantes que parten desde Cúcuta hacia Bogotá: 556 kilómetros de distancia que equivalen a más de 13 maratones seguidas, sin preparación, sin descanso, casi siempre sin comida ni abrigo. Avanzan cargando lo poco que tienen y lo mucho que sueñan, pero también con la incertidumbre de no saber qué les espera.

En 2019, frente a esta realidad, en Los Patios, Norte de Santander, Ayuda en Acción abrió el Punto de Atención y Orientación a Caminantes (PAC), un espacio que desde entonces se ha convertido en un faro de humanidad en medio de la ruta migratoria. Allí, más de 154.000 personas han encontrado algo más que agua, alimentos o kits de higiene: han recibido atención en salud, orientación, acompañamiento para niñas y niños y, sobre todo, la certeza de no estar solos.

El PAC es, para muchos, el primer respiro después de un trayecto hostil. Ha abierto sus puertas a hombres y mujeres, adolescentes, personas mayores, población LGBTIQ+, madres gestantes o lactantes, y personas con discapacidad. Todos ellos, con historias distintas, pero con la misma urgencia de encontrar un lugar seguro donde volver a sentirse humanos.

Hoy, en el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, queremos alzar la voz con fuerza: la permanencia del PAC está en riesgo. La reducción de recursos, el cierre de otros dos puntos similares en la región y el aumento constante de migrantes en tránsito, amenazan con dejar a miles sin esta ayuda vital.

No podemos permitirlo. Cada caminante que cruza la puerta del PAC es una vida con la posibilidad de empezar de nuevo. Cada niño que juega allí en un espacio seguro escribe un capítulo distinto, cargado de esperanza. Cada mujer que recibe información para prevenir la violencia o la trata se aleja de los peligros de un camino oscuro.

Mantener abierto este espacio no es caridad, es una responsabilidad ética y un compromiso con la dignidad humana. El Estado, la cooperación internacional, el sector privado y la sociedad civil debemos sumar esfuerzos para sostener y fortalecer iniciativas que salvan vidas todos los días.

Cerrar el PAC no sería solo apagar una luz en el camino: sería condenar a miles a enfrentarlo en soledad y sin protección. Hoy nuestro llamado es claro: apoyemos al PAC de Los Patios y a todos los espacios que, como este, se convierten en refugio en medio del desamparo.

Porque la asistencia humanitaria no se mide en cifras, sino en vidas dignas. Y esas vidas no pueden esperar. Se hace camino al andar, y solo lo hacemos posible si caminamos juntos.

Noticias relacionadas

Noticias Destacadas