
Opinión
Quieren consolidar el progresismo en América Latina
Los últimos acontecimientos en la arena política corroboran que la izquierda se aferra aún más al poder para continuar mandando en el 2026.
Muchos colombianos no quieren recordar que en diciembre de 1991 desapareció la URSS y, por tanto, la gran bipolaridad que impulsaba al mundo; con ello se evidenció que la ideología política del comunismo había fracasado en el planeta. Algunos personajes de ingrata recordación continúan soñando con el socialismo del siglo XXI: el Progresismo, o como se quiera denominar a estas tendencias políticas de izquierda que solo buscan avasallar al proletariado, a las buenas o a las malas, para que los jefes zurdos parados sobre los hombros de los trabajadores puedan disfrutar de las mieles del poder y de la corrupción que en muchos casos la acompaña.
A través de nuestra historia se ha percibido que el comunismo no solo quiere conquistar en forma definitiva a Colombia, sino que también quiere conquistar América y, para ello, emplea todo tipo de argucias, como el descarado engaño a la opinión pública con la manipulación del pensamiento de Bolívar. Ciertamente, el Libertador soñó con la creación de una gran nación, la Gran Colombia, donde se unían bajo unos mismos ideales las colonias españolas liberadas, pero nunca pensó que el comunismo iba a hacer su aparición unos años más adelante.
Los grupos terroristas pro China, Cuba y Rusia que delinquían en el país a partir de 1964 intentaron consolidar una organización criminal transnacional que sobrepasara los límites territoriales, tratando de implementar un símil comunista como lo empleaba la URSS; parece que esta alianza se ha logrado alrededor del narcotráfico. La izquierda ha intentado en algunas oportunidades unir bajo la sombrilla comunista a varios países de América Latina; la llegada de Castro al poder en Cuba fue fatal para América Latina y sus efectos se sienten hoy en día.
Cuba exportó el comunismo y sirvió de puente entre los Estados de esa ideología para subvertir el orden con apoyo político, militar y económico de grupos subversivos en países como Colombia, Nicaragua, Granada y otros estados en África. Chávez fue un alumno aventajado de Castro y promovió desde Venezuela la creación del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) a partir de 1982, y las Farc en forma similar establecieron en el 2000 el Movimiento Bolivariano, integrando a varias organizaciones criminales.
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Parece que los progres quisieran establecer la Unión de Repúblicas Progresistas de América Latina, organización donde sin dudarlo reinará el comunismo. El Foro de São Paulo y el Foro de Puebla, integrados por representantes de Iberoamérica, parece que ya no llenan las expectativas del comunismo y seguramente la unión de estos está buscando el poder y la riqueza en cada país.
Estas alianzas políticas son empleadas para favorecer a estados de la misma ideología y lo que está haciendo Colombia es darle respiración ‘boca a boca’ al gobierno de Maduro.
Colombia y Venezuela han estado estrechamente ligadas en su comercio exterior, pero en el siglo XXI, bajo la batuta de la política chavista, el intercambio de productos y servicios llegó a mínimos en el año 2020, coincidiendo con los efectos negativos de la pandemia. Buscando posiblemente unir a los países de tendencia progresista, Maduro salió recientemente a los medios informando acerca de una ‘Zona Económica Binacional’ acordada entre los dos países, tema que no fue analizado y discutido en el Congreso. Hay una premisa que vale la pena recordar: “Las dictaduras no tienen límites”.
Escudándose en la premisa de fortalecer los lazos comerciales entre las dos naciones, este acuerdo ‘brujo’ presenta desventajas de varios tipos al país. Hay que recordar que en el gobierno de Santos la deuda de Venezuela con algunas compañías aéreas superaba los 3.900 millones de dólares, contándose entre ellas Avianca.
De otra parte, el gobierno socialista de Venezuela desestímulo las inversiones y la producción, pero creó subsidios y un control cambiario; lo cual siempre será desventajoso, especialmente, para las pequeñas y medianas empresas colombianas porque dejan de ser competitivas.
Se ha mencionado a los cuatro vientos que el actual gobierno de Venezuela es ilegítimo, por lo cual la fragilidad institucional, la debilidad de la justicia y la inestabilidad del componente político pondrían en riesgo las inversiones de los comerciantes, industriales, agricultores y ganaderos colombianos. En la región fronteriza con Venezuela afloran otros problemas de impacto como son la violencia, el terrorismo, el contrabando, el narcotráfico, la cultura narco; los cuales impacta la generación de empleo formal e informal, no solo en la frontera, sino en los sectores productivos del país.
El hecho de que Maduro hable de una zona de paz es inmiscuirse en los asuntos internos de un Estado, lo que afecta la soberanía nacional y pavimenta el camino para una penetración legalizada de rusos, chinos e iraníes. ¿Es este el interés de que Colombia no sea considerado socio global de la Otan? Los únicos favorecidos son los narcoterroristas porque tendrán libre movilidad en la frontera para sacar la droga. Muchos se preguntan si esta es una imposición del ELN o de los jefes de gobierno progre.