
Opinión
Qué pellejos tan duros los de algunos políticos
Donde no se respeta la autoridad, se genera la anarquía.
Las campañas políticas por la Presidencia y por las curules del Congreso están en su máxima calentura. Algunos medios reportan la existencia de 75 precandidatos por la Presidencia, bicoca que tristemente muestra los egos y las ambiciones de muchos de ellos, pues parece que solo buscan beneficios personales y la inclusión en su hoja de vida de esta precandidatura, pero no se percibe que estén tratando de rescatar el país del borde del abismo en que lo ha colocado la izquierda gobernante.
El comportamiento de las personas está ligado con los principios y valores que les han inculcado en el hogar, así como con el ejemplo que han tenido junto a sus padres, familiares y amigos. De acuerdo con la ética, los principios son universales y corresponden a las reglas que guían la conducta de los seres en la búsqueda del bienestar y el progreso, mientras que los valores son personales y se consideran cualidades o atributos positivos dentro de una sociedad.
La política es el ejercicio del poder para buscar el bien común; se considera que es el arte y la ciencia de gobernar. Se señala a Platón como el padre de la filosofía política y, según Óscar Álvarez Araya, Platón definía la política "… como el arte de gobernar a los hombres con su consentimiento". Se afirma que Platón creía que un gobierno ideal se basaba en la búsqueda del bien común y en la justicia. En el siglo XV apareció Maquiavelo, a quien se considera como el padre de la ciencia política moderna, pero se le atribuyen pensamientos que están ligados con el gobierno sin escrúpulos.
A través de la historia, el país ha conocido una larga lista de políticos que han estado ligados a grandes escándalos, incluso algunos de ellos han sido vinculados a delitos graves como el narcotráfico, a la recepción de coimas por sus gestiones, a la venta de sus votos por dinero, al tráfico de influencias, a delitos electorales como el fraude, el constreñimiento de los votantes o la inclusión de dineros de la mafia en sus campañas, a delitos contra la administración pública y el enriquecimiento ilícito, solo por citar algunos.
Lo más leído
Ojalá que Colombia haya aprendido de sus propios errores y no vuelva a dejarse engañar ni por la dialéctica de las falsas promesas, ni por el lenguaje de odio y confrontación. Es increíble que haya políticos con el cuero tan duro que les resbale todo lo malo que han hecho y sin sonrojarse pretendan lograr nuevamente el poder. Es el caso de personajes como ‘Royal’ Barreras, a quien muchos comparan con il signor Machiavelli, pues —al igual que Guanumen— corre la línea ética dentro de una estrategia sucia para sacar del camino a quienes considera una amenaza electoral para el Pacto.
Aunque hoy hay muchos aspirantes a precandidaturas, solo unos cuantos tendrán asiento en la primera vuelta, pero lo paradójico es que quienes han sido trashumantes políticos buscando mejor acomodo para su beneficio personal, y quienes han sido señalados por posibles conductas impropias, aspiren a que los consideren como posibles precandidatos. ¡Debería darles vergüenza!, así como a quienes depositen su voto a favor de los que pueden hacer mucho daño al país.
El bachiller Bolívar, que apoyó a los delincuentes de la primera línea que tanto daño causaron en el anterior periodo presidencial e incluso trataron de asesinar a varios miembros de la Policía Nacional, ahora aspira a llevar las riendas de la nación. Si causó daño en el pasado, ¿qué se esperaría que pueda hacer en el futuro?
Pero incluso hay otros posibles candidatos que se reúnen con delincuentes de ‘alto turmequé’, en cárceles nacionales y extranjeras, que también aspiran a la primera magistratura. Hay que pensar con la cabeza fría y el corazón en la mano para buscar un mejor mañana y no caer nuevamente en las garras de la izquierda.
Parece que los electores colombianos estuvieran atemorizados frente al caos que está creciendo día a día; se les olvida que están en su derecho de exigir a los políticos el cumplimiento de las promesas de campaña, lo cual sin duda podrá ser beneficioso para la sociedad. La lucha frontal contra la corrupción y la paz total fueron los puntales de la campaña de 2022, y hoy estamos peor que en 2002. La inseguridad está desbordada y los narcoterroristas siguen asesinando soldados, policías y personas inocentes. Los servidores públicos no son carne de cañón. Cualquier acción contra estos debería ser castigada con mayor rigor, porque donde no se respeta la autoridad, se genera la anarquía.
Ahora comienza un nuevo período preelectoral en el que lloverán los ofrecimientos de un mejor mañana, y seguramente el tema de pavimentar el río Magdalena, colocar un ventilador en el cerro de la popa en Cartagena, construir un puente entre América y Asia, al igual que un tren entre Buenaventura y la Costa caribe, serán pan de cada día. Los colombianos no se pueden dejar engañar nuevamente.
Para lograr el ‘verdadero cambio’ y defender la democracia y las libertades, los políticos de bien deberían unirse y seleccionar un líder que saque al país del descalabro en que se encuentra actualmente.