Pacho Santos Columna Semana

OPINIÓN

Pensé que aguantaba

Acá el descaro es que los derechos humanos de unos valen y los de los otros no.

Francisco Santos
18 de enero de 2025

He visto descaros políticos… y los de Gustavo Petro. La verdad, me mordí la lengua, respiré tres veces, en este caso quise por el tamaño del descaro y la hipocresía, pero no me pude aguantar la actitud de Petro frente a las dictaduras latinoamericanas y, en especial, la de su amigo y socio Nicolás Maduro. Hay que llamarla por su nombre y hay que quitarle el disfraz pseudodemócrata con que trata de legitimar la represión, las violaciones a los derechos humanos y la criminalidad de los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Hace unos días, Petro escribió en Twitter: “Así que espero del nuevo Gobierno de los Estados Unidos diálogo y entendimiento civilizado y unas Américas compuestas de seres humanos iguales y libres”. Ni que Washington o Lincoln lo hubieran inspirado. Todo un mensaje de estadista. ¿Petro? ¿En serio? La verdad, no. Pocos días antes había puesto otro tuit con la foto de un juez americano de origen colombiano que mostraba su verdadero rostro político e ideológico. “Juez colombiano y bogotano, Juan Merchán, condena al presidente de los EE. UU., señor Trump. Esta es la justicia que necesitamos”. Ese es el Petro que conocemos, el de verdad, el que ofende, el que se mete en asuntos internos de otros países, pero grita y patalea cuando se meten con los países de sus amigos que generalmente son dictadores. ¿Hipócrita? Ciertamente. ¿Descarado? Claro que sí.

Ahí no paran los descaros de los últimos días. Nuevamente, escribió en Twitter: “El bloqueo económico a un país es el bloqueo a su pueblo, es una violación total de los derechos humanos de sus habitantes”. Eso sí, guardar silencio cómplice frente a las violaciones de derechos humanos constantes o las torturas de los opositores del régimen o la crisis humanitaria que generó 7 millones de migrantes está bien. Acá el descaro es que los derechos humanos de unos valen y los de los otros no.

Ese descaro no es solo de Petro, sino de sus amigos también. Gloria Flórez, ‘gran’ activista de derechos humanos hasta hace poco y ganadora del premio Robert F. Kennedy en ese tema, hoy como senadora del Pacto Histórico y presidenta del partido Colombia Humana guarda silencio ante las masacres de las Farc, del ELN, de los narcos o los asesinatos de líderes sociales. Su descaro, como el de su jefe Petro, no para ahí. Avaló las elecciones en Venezuela y su sistema electoral con su presencia en el proceso y múltiples declaraciones. ¿Y ahora frente al robo del resultado? Silencio cómplice y aceptación. Los derechos humanos, la libertad y la democracia son para los míos, no para todos. Robert F. Kennedy se debe estar retorciendo en la tumba.

Lo mismo se puede decir de su colega de hoy y de antes en esta ‘lucha’, Alirio Uribe, el congresista del Pacto Histórico. ¿Qué dice hoy frente al asesinato de líderes sociales o las masacres de ciudadanos el famoso activista de derechos humanos y director del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo? ¿Citó a su amigo el ministro de Defensa a un debate sobre el tema? ¿Pidió a la CIDH que se pronunciara al respecto, como lo hizo decenas de veces en los Gobiernos anteriores? Su hipocresía y su descaro también están a la altura de la de su presidente Petro y la de su amiga Gloria Flórez.

Y una para terminar. “Ha sido liberado el defensor de derechos humanos Carlos Correa en Venezuela. Cuando la tregua entre Hamás e Israel habla de la liberación de centenares de rehenes de una y otra parte; cuando Cuba ha liberado a más de 500 prisioneros, es importante para la paz en las Américas que Venezuela libere todas las personas detenidas en el marco de las elecciones y las postelecciones, incluidos los 12 colombianos detenidos en su territorio. Que las Américas sean tierra de libertad sin presos políticos”, dijo Petro en Twitter.

Es difícil saber por dónde empezar, pues está tan lleno de barbaridades e hipocresías este trino que es difícil escoger. Empecemos por Correa, que está bien que lo liberen. Pero ¿y los niños presos? ¿Por qué nunca dijo nada cuando secuestraron y torturaron a decenas de activistas de derechos humanos o a opositores políticos? ¿Y del yerno del presidente electo nada? Se nota el patrón, ¿no?

Ni hablar de equiparar a los secuestrados por Hamás en la masacre terrorista del 7 de octubre de 2023, donde incluso hay bebés, con los presos condenados por Israel, que es una democracia donde existe el Estado de derecho. Eso sí, un día después de la masacre en la que Hamás asesinó 1.400 ciudadanos israelíes y secuestró 240, Petro escribió en Twitter: “Terrorismo es matar niños inocentes, sea en Colombia, sea en Palestina”. ¿Y de la masacre? Nada, pues hay terroristas buenos y hay países malos, y hay muertos buenos y hay muertos malos para ellos en Palestina, en Colombia y en cualquier lugar del mundo.

Ese es el presidente, y su partido, habría que decirlo, que tenemos. Los muertos de la comuna importan. Los 35.000 asesinados por las Farc no. Tanto los muertos de Bojayá como los del Palacio de Justicia no existen, como tampoco los derechos humanos de quienes se oponen a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Hipócritas, sí. Descarados también. Ese fue el cambio que llegó en 2022.

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