
Opinión
Las mentiras de Petro al pueblo étnico
Si pudiéramos enumerar todas las promesas que este gobierno ha incumplido al pueblo étnico del Pacífico, tendríamos que dedicar muchas más columnas.
El 19 de junio de 2022, el pueblo étnico del Pacífico salió en avalancha a votar por la fórmula presidencial integrada por Gustavo Petro y Francia Márquez; ese día, de acuerdo con los datos de la Registraduría, el 80 % del potencial electoral del Pacífico se manifestó por Petro.
Esta votación reflejó una realidad que ha venido creciendo en los pueblos étnicos de Colombia y que se manifestó en esas votaciones: la realidad del cansancio que las comunidades y los pueblos étnicos sienten de seguir siendo los más olvidados y deprimidos, los pobres y los más miserables del país.
Esa sensación hizo un empalme perfecto con las promesas de campaña, las cuales prometían que, ahora sí, “los nadie” iban a “vivir sabroso”, y que los pueblos étnicos —por fin— sentirían un trato digno de un gobierno al cual ellos creían suyo.
Pero hasta ahora, y después de tres años, no es descabellado afirmar que el Gobierno Petro es el mayor engaño que ha sufrido el pueblo étnico del Pacífico.
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Lo primero que podemos enunciar para demostrar lo anterior es la inversión concertada con los pueblos negros del Pacífico en el Plan Nacional de Desarrollo. En este, mientras que en el cuatrienio anterior se concertaron aproximadamente 18 billones de pesos, en el cuatrienio del Gobierno Petro la cifra no llegó ni a la mitad de la que aquí se menciona.
El gobierno actual prometió solucionar el problema de distribución de agua potable en municipios como Quibdó, en el departamento del Chocó; Timbiquí y Guapi, en el departamento del Cauca, y Buenaventura y Tumaco. Hasta hoy, y por información interna del Ministerio de Vivienda, no hay garantía alguna de que estos proyectos vayan a estar listos, y ni siquiera en ejecución, antes de finalizar el gobierno. Entre otras, porque en un momento determinado el Ministerio de la Igualdad quiso tomar el liderazgo de este tema y lo que hizo fue retrasar todo el proyecto.
¡Y para qué mencionar la famosa promesa del tren elevado que comunicaría a Buenaventura con Barranquilla! Sobre esa promesa mejor ni hablemos. Hacerlo es insultar la inteligencia de los lectores.
El 12 de enero de 2024, aproximadamente treinta personas perdieron la vida en uno de los accidentes que se presentan con frecuencia en la vía Quibdó-Medellín, a los pocos días de la eventualidad causada por una avalancha de tierra que se desprendió de una de las montañas que componen la cordillera Occidental. El presidente apareció en el lugar de la tragedia —llegó tarde— y prometió 500 mil millones de pesos para la construcción de unos taludes que impidieran un nuevo desastre.
Hasta el día de hoy, ni los 500 mil millones, ni mucho menos los taludes. Lo curioso de este tema es que el presidente lanzó la promesa demostrando la falta de estudio de este caso y el poco conocimiento que sus asesores tienen del mismo. De no ser así, seguramente el mandatario hubiera manifestado una decisión que resolviera de manera definitiva un problema que sus taludes no iban a solucionar.
Más recientemente, en una de las trasmisiones en la cual sus seguidores detectan la brillantez de sus intervenciones, la cual —tengo que admitir— yo no alcanzo a detectar, el presidente dijo que su gobierno había sido, hasta el momento, el que más había invertido en el Chocó.
Nuevamente, sus afirmaciones fueron falsas, pues mirando los datos que arroja el Departamento Nacional de Planeación (DNP), se muestra todo lo contrario. Hasta ahora, este gobierno ha comprometido 2,6 billones de pesos, de los cuales, se ha ejecutado el 48 % de esos recursos, es decir, un poco más de 1,2 billones pesos.
Pero ¿dónde está la mentira? Pues la verdad es que en el cuatrienio pasado, la inversión fue de 4,6 billones de pesos, con una ejecución cercana al 92 %, muy por encima de lo que se ha hecho hasta ahora en el Gobierno Petro.
Para aquellos que creemos firmemente que es posible desarrollar económicamente al Pacífico colombiano, la promesa de este gobierno de la creación del centro de investigación del Pacífico resultaba un punto en el que coincidíamos todos. Esto dado que al tener una de las zonas más biodiversas del mundo y observando que enfermedades han resurgido debido al calentamiento global —convirtiéndose nuevamente en una amenaza para los humanos—, lo que representa el Pacífico es la oportunidad para el desarrollo de investigaciones que mitiguen estas amenazas, por medio de la creación de convenios con los principales centros de investigación del mundo; sin duda, esto haría de este un gran laboratorio que permitiría encontrar curas para las enfermedades emergentes.
Por ello, la idea de este centro de investigaciones parecía acertada. Pero como todas las promesas, esta es una más incumplida. Nunca se supo cuál era su intención. En el aire quedaron preguntas como: ¿que pasará con las otras instancias que ya funcionan en departamentos como el Chocó y que, aunque no tienen la visión de la que aquí hablamos, hacen publicaciones de cuando en vez?
Otra de las promesas que se hicieron en este gobierno fue la construcción de un canal férreo que comunicara al Pacífico chocoano con el Caribe del mismo departamento. Esta obra buscaba reemplazar —en la visión ‘brillante’ del mandatario— el canal húmedo por el que tanto ha luchado el Chocó, pero la verdad es que dudo mucho que Petro comprenda la diferencia entre estos dos. Solo para que se hagan una idea, ¿saben ustedes cuántos vagones de trenes se necesitan para transportar cargueros marítimos de 24.346 TEU? Unos 50 trenes para descargar solo un buque.
La sola idea es absurda.
Si pudiéramos enumerar todas las promesas que este gobierno ha incumplido al pueblo étnico del Pacífico, tendríamos que dedicar muchas más columnas. La demostración de su fracaso y de la inexistente visión de desarrollo que este gobierno tenía sobre el Pacífico se ve reflejada en las condiciones en las que aún siguen viviendo los habitantes de esta zona del país, los cuales continúan siendo los primeros en pobreza, desempleo y violencia.