
OPINIÓN
¿Golpe a la educación de calidad? El problema de los títulos propios
Por: Erick Behar-Villegas.
Que el actual Gobierno no apoye la ciencia más allá de extrañas arengas no es ninguna noticia, pero que se burle de las instituciones educativas a través de sus decisiones es algo que puede sentar un precedente preocupante para la educación de calidad.
Hace poco, el Gobierno de Petro, a través de su ministro de Educación— cuya experticia en su cartera se ha cuestionado ampliamente—, decidió homologarle un título propio al presidente de Colpensiones. En el mundo universitario, esto tiene bastantes aristas problemáticas. Para la sociedad tiene implicaciones que quizá no vemos o preferimos no ver, porque muchas otras cosas graves están pasando a la vez.
Entendamos el problema del título propio con una historia simplificada: Juan, estresado por demostrar sus cualificaciones— a través de certificados, claro está— decidió estudiar derecho, pero no logró entrar a la universidad que quería. Entonces, optó por el camino de llamar a Carlitos, que vive en otro país y tiene su propia universidad. Le ha ido muy bien; ahí emite el título de licenciado y magíster luego de unos métodos que le parecieron buenos, sin ninguna auditoría estatal que le dé credibilidad. Quizá algún día la consiga. El título viene certificado nada más y nada menos que por él mismo. En el certificado de la Universidad Carlitos X aparece la firma de Carlitos, su logo y unas cuántas cosas más; mejor aún, aparecen en latín para impresionar.
Volviendo a la realidad, no estamos hablando de instituciones de ‘garaje’ como se acostumbra a decir despectivamente— así grandes empresas nazcan en garajes— sino de universidades que de hecho sí tienen títulos oficiales en algunos casos, pero que ofrecen títulos propios que quizá en el futuro pueden convertir en oficiales, si y solo si pasan auditorías rigurosas. Así como lo denunció la senadora Paloma Valencia, la misma página de MinEducación dice que el título propio no es sujeto de convalidación, porque— en este caso— España no les otorga los “efectos académicos y profesionales de los títulos oficiales”. El tema es algo complejo en Colombia por unas sentencias de la Corte Constitucional, pero se deja aclarar de la siguiente manera. La Sentencia T-430/14, usualmente citada en el tema de los títulos propios, no obliga a MinEducación a reconocer todos estos títulos, sino a evaluarlos académicamente.
Si se empiezan a reconocer estos títulos, sumando más y más casos, el problema hará una silenciosa metástasis en la sociedad, pues lo que debe ser la cualificación de un profesional— idealmente experto en uno o varios temas— ahora se puede certificar sin procesos rigurosos, siempre y cuando se alinee con un interés político momentáneo. Entonces, llega un grupo de personas a las instituciones públicas, a impresionar con la charla y confundir con la laurea. Aquí viene lo más grave, lo que me lleva a escribir esto: los demás se percatan de la situación y dicen, bueno, queda el antecedente, entonces vámonos por los títulos propios, salmodiamos que somos magíster en alguna cosa y conseguimos un puesto gracias a nuestras conexiones. Con eso, degradan la educación. Con ello, irrespetan a las universidades, que están contra la pared porque dependen de decisiones del Ministerio de Educación. Se trata de una situación injusta.
Con ello se diluye el valor del título acreditado y legítimo de quienes se ‘matan’ estudiando en otro país, muchas veces con deudas encima. Con ello, bajan la vara hasta el piso en cuanto a lo que se necesita para tomar decisiones informadas en empresas y en el Estado.
Algunas universidades privadas en Europa tienen algunos títulos oficiales y otros títulos propios. Pero hay inclusive instituciones de educación superior que ni siquiera existen como universidades, ofrecen ya sea títulos propios o títulos de otros países, sin que el estudiante lo sepa antes de llegar. Cuando llega al país nuevo a estudiar, la persona entiende el peso de lo que llamamos en economía un costo hundido: ya estoy aquí, ya pagué, mejor termino esto y luego veo qué hago. Mi recomendación a quienes buscan una experiencia sólida y un título reconocido siempre será: hagan preguntas ¿es oficial o propio el título?, ¿está acreditada la universidad o al menos ha iniciado su proceso de acreditación?
En España cunden los títulos propios. En países como Alemania también existen. Con la oportunidad que he tenido de ser decano de universidades acreditadas en Colombia y Alemania, doy fe de la enorme responsabilidad y presión que implica lograr acreditar una universidad y/o una carrera ante el Estado. Por ello es sencillamente impresentable lo que está pasando en Colombia. Si queda este antecedente y en el futuro otros se valen del mismo, se destruirá aún más el significado de la educación de calidad en un país que tanto la necesita.