
Opinión
Estados Unidos quiere la democracia en Colombia
El presidente Trump quiere la estabilidad en el vecindario.
Las graves acusaciones lanzadas por el presidente de la Unión Americana, en las que señala al presidente Petro como líder del narcotráfico, han retumbado en el mundo entero. Si el inquilino de la Casa de Nariño quería llamar la atención para catapultarse como líder mundial, lo ha logrado. La superpotencia mejor informada del mundo, lo ha etiquetado como líder… pero de la coca.
Después de este pronunciamiento de la Casa Blanca, aunado al de varios senadores y representantes del Congreso de los Estados Unidos, como el exalcalde de Miami (Dade Carlos Giménez) —quien sindica a Petro de ser aliado de las narcodictaduras de la región, así como de ser colaborador del Cartel de los Soles—, Petro no tiene muchas más alternativas que buscar un lenguaje conciliador, agachar la cabeza y reconocer sus errores por el bien de Colombia y el suyo propio.
Días antes de la desertificación, el antiguo miembro M-19 había mostrado su interés para que se retomara en Colombia la aspersión con glifosato de cultivos ilícitos. La sentencia de la Corte Constitucional que prohíbe la aspersión aérea deja unas ventanas abiertas que deben ser exploradas. El Gobierno del presidente Petro debe honrar los compromisos de Colombia en materia de lucha contra el narcotráfico, y esta es una forma de hacerlo.
El presidente de la República, en una de sus alocuciones, habría manifestado públicamente que: “Allí donde la ciudadanía ataque al Ejército habrá fumigación aérea”. Considero esta es una buena manera de mejorar las muy estropeadas relaciones con nuestro más importante aliado histórico, como lo es el Gobierno de los Estados Unidos. La fumigación aérea debe restablecerse cuanto antes.
La extradición de capos del narcotráfico es otro punto importante de la agenda. La paz total es un comprobado fracasó. Lo fue desde el principio, pues jamás ha existido un interés real por parte de los narcoterroristas de dejar el negocio. Este es otro punto en el que el Gobierno debe mostrar voluntad y compromiso.
La utilización del lenguaje del presidente Petro es otro punto en el cual debe haber mayor seriedad. El Consejo de Estado y la Corte Constitucional han manifestado en varias sentencias que es deber del presidente moderar su lenguaje, pues la violencia que destila en sus apariciones públicas ponen en peligro a las personas y colectivos contra los que arremete. Esto incluye al Gobierno de los Estados Unidos, pues personas identificadas con pañoletas del M-19, así como supuestas agrupaciones indígenas y campesinas intentaron atacar a la embajada de ese país en Colombia hace pocos días, con ocasión de la ‘celebración’ de la Asamblea de los Pueblos que se desarrolló en Bogotá.
Ya la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá había sido víctima de un embate similar el 7 de octubre del año pasado, cuando varios individuos la atacaron por la posición de ese país en la guerra de Israel contra el grupo terrorista Hamás.
Hay varios episodios que hay que recordarle al presidente Petro, como los siguientes:
- Estados Unidos compró a una empresa de Israel el software Pegasus, el cual le permitía interceptar comunicaciones de narcotraficantes. Muy seguramente en horas y horas de comunicaciones entre narcos se encontrará suficiente material para verificar como estos gozan de las mieles que les otorga la paz total, así como otras maniobras ilegales, en las que se compromete el Gobierno colombiano.
- Varios miembros del Cartel de los Soles capturados por la justicia norteamericana han declarado que el régimen de Chávez y Maduro con dineros de PDVSA financiaron la campaña de Petro a la Presidencia.
- El triste fin de Manuel Antonio Noriega, el de Osama Bin Laden o Sadam Huseín.
- Un excanciller, como Alvaro Leyva, prendiendo el ventilador ante la justicia norteamericana.
- La inclusión de Nicolás Petro y de Juan Fernando Petro en informes del Departamento de Estado, como el que se publicó en abril de 2024 sobre derechos humanos, conocido por la opinión pública.
- Sus apoyos internacionales que ahora se reducen a Diaz-Canel, El dictador Ortega, Hamás, Hezbolá, Qatar e Irán. El apoyo de Nicolás Maduro lo pongo en duda, pues él mismo afirmó que toda la coca que sale de su territorio es cultivada en Colombia. Demostró que con tal de salvarse es capaz de enlodar a cualquiera.
- Este séptimo punto es quizás el más importante: Colombia tiene vocación democrática, y quiere elecciones libres en 2026.
El secretario de Guerra de Estados Unidos, Pete Hegseth, ha calificado a los carteles de las drogas de Latinoamérica como el Al-Qaeda del hemisferio occidental.
Están buscando a los miembros del Cartel de los Soles en nuestro país. Y el que busca, encuentra.