OPINIÓN
Especulaciones sobre las elecciones en Ecuador
La eventual elección de Arrauz, no puede considerarse como el presagio del deterioro de las relaciones entre Colombia y Ecuador
La política exterior de un país no puede guiarse por la simpatía o la animadversión que se tenga por el mandatario de otro Estado en un momento determinado. El pragmatismo y los intereses nacionales deben prevalecer.
Los resultados de las elecciones en el Ecuador parecen indicar que Arrauz, el candidato apoyado por el expresidente Rafael Correa, podría ser el próximo presidente del vecino país.
Aunque Correa, temperamental e imprevisible, dejó muchos resentimientos, es muy dudoso que el candidato que va a ir a la segunda vuelta con Arrauz, logre construir un sólido frente “anticorreista”.
Por lo tanto, desde ahora, han surgido aprehensiones en algunos sectores sobre el eventual triunfo de Arrauz, considerando que siendo discípulo de Correa, se llegaría otra vez al desueto socialismo del siglo 21.
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Sin embargo, los hechos han demostrado que una cosa es que gane el candidato de un partido y otra que como presidente se rija por lo que diga su tutor. Generalmente no son tan tontos para perder su “cuarto de hora único y feliz” y constituirse en cambio, en simples marionetas.
No debe olvidarse que tanto Rafael Correa como Evo Morales dieron estabilidad política a sus países, que durante décadas convivieron en medio de pugnas cotidianas entre el congreso y el ejecutivo, dejando a los militares como árbitros.
Pero también, por la coyuntura económica que atravesaron, hicieron obras y adoptaron medidas populares. Evo Morales, se las arregló para que, por intermedio de su ministro de economía, Luis Arce el actual presidente, Bolivia pasara del caos económico, a colocarse a la cabeza del crecimiento de los estados latinoamericanos.
En Ecuador Correa, aprovechando el alza de los precios del petróleo, renovó la red vial del país y adoptó una serie de importantes acciones de orden social. Naturalmente en medio del despilfarro, no muy diferente del que nosotros fuimos víctimas.
En marzo de 2008 el ataque al campamento de las Farc en territorio ecuatoriano, aunque mereció el respaldo de gran parte de la opinión colombiana, generó un sentimiento generalizado de rechazo en el continente.
Ecuador nos demandó ante la Corte Internacional de Justicia, no por el ataque como podría suponerse, sino por las aspersiones con glifosato realizadas en la zona fronteriza, cuyo resultado era de “pronóstico reservado” para nuestro país.
Sin embargo, después de las gestiones iniciadas por el mismo gobierno de Uribe y de la entrega por Santos de los computadores incautados en el ataque, Correa aceptó retirar de la Corte la demanda contra nuestro país. Igualmente se concertó un acuerdo muy ventajoso para Colombia sobre la delimitación de los espacios marítimos entre los dos países.
La eventual elección de Arrauz, no puede considerarse como el presagio del deterioro de las relaciones entre Colombia y Ecuador.
Nuestro país ha debido manejar a lo largo de la historia gobiernos ecuatorianos de derecha, de izquierda y de dictadores. La relación entre los dos países debe prevalecer y no podemos cambiar la fisonomía política del Ecuador.
(*) Decano de la Facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la Universidad del Rosario.