Enrique Gómez Martínez Columna Semana

Opinión

El ELN sí sabe ejecutar

No solo farianos, militares o policías en el Catatumbo, civiles en Arauca o líderes sociales en el Cauca y Nariño.

Enrique Gómez
31 de marzo de 2025

Ejecutan presupuestos en decenas de municipios, y de pronto hasta en más de una centena. Los alcaldes elegidos con el apoyo del ELN, o coaccionados por este, entregan sin chistar las partidas de inversión y funcionamiento a los contratistas de la guerrilla, desangrando magros presupuestos de pequeños municipios y de algunas grandes ciudades.

Dominan y controlan la ejecución de cientos de contratos de Ecopetrol en sus zonas de influencia en Santander, Norte de Santander, Arauca, Casanare y el Magdalena Medio. Los contratistas a cargo de obras en las zonas de influencia del ELN tienen que reportarse inevitablemente ante los “líderes sociales” u oeneges afiliadas a la guerrilla y pactar la cuota revolucionaria, expresada en recursos y la contratación de sus compañías y milicianos. Las empresas que no cumplen la cuota ven a sus empleados secuestrados o sus equipos retenidos.

En sus declaraciones ante la justicia, Olmedo López reportó, como lo ha recogido la prensa, cómo se entregaron más de cien mil millones de pesos de la UNGRD a contratistas del ELN en contratación de horas de maquinaria, ollas comunitarias y compra de kits de maquinaria para alcaldías; afirmaciones que no ha sido desvirtuadas y duermen en los anaqueles judiciales.

Como lo afirmó López en sus declaraciones, según los relatos de prensa, el otorgamiento de contratos a empresas fachada de esta guerrilla era parte de la estrategia del Gobierno Petro para lograr avances en la mesa de negociación, hoy suspendida.

La publicación el domingo en la noche de la entrevista de Los Informantes con alias Silvana Guerrero y alias Ricardo —sanguinarios líderes del ELN en el Catatumbo y responsables de ejecutar todo tipo de masacres en esa región y de generar el mayor desplazamiento colectivo en la historia del país— apunta a mostrar al ELN distanciado de Petro e incluso crítico y burlesco con el presidente. Se afirma allí que la paz total con el ELN está muerta y que el país solo debe esperar de ellos la guerra total y la exterminación del Frente 33 de las Farc que se atrevió a medrar en sus terrenos en el Catatumbo.

Como lo resalta la nota, en todo el camino hacia el encuentro, el periodista no evidenció ninguna presencia militar o estatal y en cambio navegó, como lo acreditan las imágenes, en un océano de coca. Los pulcros uniformes de los irredentos cabecillas y sus escoltas no evidenciaban las penurias de una guerrilla sometida a la persecución estatal o a la guerra con las Farc. Lo más probable es que todo el contexto de la entrevista se tratara de un montaje al cual debieron llegar los líderes guerrilleros en camionetas blindadas, como lo reclama el estándar vigente en el país para las luchas guerrilleras, campesinas, indígenas y de negritudes. ¡Faltaría más! No podemos tener subversivos caminando por el bosque que han sembrado de minas antipersona. La nueva subversión se mueve, pero en camionetas de la UNP.

Porque en las zonas grises del activismo social, indígena y de negritudes, el ELN también ejecuta bien. Lo que en esa guerrilla siniestra se denomina el ‘trabajo amplio’, está conformado por decenas de oeneges, colectivos, fundaciones y asociaciones disfrazadas de movimientos populares a los cuales no se les ve el pueblo, pero sí los recursos y la influencia.

En la línea del Congreso de los Pueblos, uno de los más destacados foros de difusión ‘civil’ de la agenda del ELN, anidan decenas de organizaciones que promueven la agenda territorial de cada uno de los frentes de guerra de la organización. Tienen diversas funciones que siempre complementan el accionar guerrillero, ya sea que se trate de la defensa jurídica de guerrilleros capturados, movilizaciones forzadas de la población civil para impedir operaciones militares, la negociación con los contratistas de Ecopetrol, o el desarrollo de consultas populares para impedir obras de infraestructura vial, petrolera, energética o ferroviaria en las zonas de influencia del ELN. También son activas en la difusión de noticias falsas de todo tipo y en cooptar las agendas de los pueblos indígenas que desplazan y manipulan, como el célebre en el caso de las poblaciones emberá katío del Chocó y Risaralda desplazadas por el ELN para poder avanzar en la expansión de su poderío minero en el Chocó.

El guerrillero del ELN permanece en misiones de combate relativamente poco tiempo comparado con los de las Farc. Se le ofrece tempranamente la opción de moverse al ‘trabajo amplio’ como miliciano enquistado entre la población civil bajo la sombrilla del activismo en decenas de estas oeneges o como contratista de entes territoriales o del Estado a nivel central.

Su penetración se da no solo a nivel territorial. Oeneges de postín, forradas en dineros de cooperación internacional y contratistas célebres de Usaid y universidades de primera en donde aún viven fuertes los fuegos de la teología de la liberación y la universidad pública; claro, cobijan y suministran talento que, en este Gobierno y en anteriores, pueblan ministerios estratégicos rompiendo desde adentro y de manera certera la integridad de la Nación, promoviendo programas y políticas públicas que destruyen la institucionalidad y promueven la agenda elena.

Es grave, claro, que Maduro le haya impuesto a Petro la entrega del Catatumbo a un ELN declarado recientemente como guerrilla binacional. Pero es más grave aún la penetración de los elenos en municipios, departamentos, en los ministerios del Interior, Defensa e Igualdad y ahora en el DNI, y de tiempo atrás en la UNP.

Porque a diferencia del Gobierno Petro, el ELN sí parece tan juicioso en ejecutar presupuestos como lo es para ejecutar enemigos.

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