
OPINIÓN
Distracciones mortales
Petro, su gobierno y sus áulicos pagos de las redes están con la lengua por fuera.
La facilidad con la cual la agenda nacional sucumbe a lo trivial, lo espurio o lo procaz es desconcertante. El gobierno logra llenar el ancho de banda de las redes y la prensa tradicional con basura conceptual y actitudes escatológicas y vulgares.
Y mientras los fogoneros del humo trabajan de manera incesante, el país político, las instituciones, los opinadores y comentaristas pierden el foco respecto de las iniciativas de fondo que interesan al Gobierno Petro y que avanzan, a pesar de todas las incompetencias, representando un grave riesgo político o institucional.
Por una parte, conocido el lamentable cuestionario de la consulta popular que el gobierno pretende que el Senado le valide, que suma la redundancia y la indefinición a la manipulación vulgar de los temas laborales, sorprende que el país político y la opinión no evidencien la debilidad total desde la cual Petro formula la iniciativa.
Las voces de pánico complacientes, desde el centro y la centroizquierda liberal, gradúan a Petro de genio y no dudan en fustigar al Congreso por el archivo de la funesta reforma laboral y darle la oportunidad de anticipar el debate electoral de 2026. Alimentan la complacencia y la rendición señalando, a la ligera, que Petro supuestamente gana en todos los escenarios y todos los tableros. Que si el Senado no le aprueba la convocatoria, gana porque le cierran al pueblo el escenario participativo. Que si le aprueban, gana también porque pone en marcha la aplanadora electoral. Que si no llega al umbral la consulta, gana; que si llega, también. Mejor dicho: ¡rindámonos que Petro ya ganó y de paso démosle de una vez la reelección!
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Nada de eso es cierto, y en lo que debería estar pensando el Senado de la República es en que el ocaso de Petro está bien avanzado, que sus arcas están vacías, que sus peroratas eternas no logran ocultar los dolores, angustias y desgracias de la crisis explícita que impuso al sistema de salud, que el cáncer de la violencia, la extorsión y la criminalidad propiciada por el gobierno agobia a todos en todo el país, que las evidencias de corrupción e incompetencia del gobierno indignan a la gran mayoría.
Petro, su gobierno y sus áulicos pagos de las redes están con la lengua por fuera. Boqueando cada día para sobrevivir. Los aliados santistas, de los verdes y de los partidos de la coalición de gobierno ya sienten el mortecino y bregan para alejarse del cadáver de este nefasto gobierno con la discreción necesaria para que no les quiten sus puestos y contratos.
El Partido Conservador, con el presidente del Congreso a la cabeza, recibe los fuegos de Petro y empieza a cosechar los réditos electorales de atravesársele en el camino a un gobierno que, en su desespero, muestra cada día más su temperamento tiránico y revela su deseo autoritario. El Liberal y La U deberán tomar nota de inmediato que darle oxígeno a Petro con la consulta les resultará costoso en términos electorales y tendrán que explicarle a la opinión cómo validaron malgastar setecientos mil millones de pesos en una consulta basura mientras los ciudadanos mueren por falta de medicamentos. Los partidos de oposición no deben aflojar sus tuercas ni creer embelecos ni mitologías de preeminencia de la democracia participativa. Hay que votar contra la consulta sin miedo y con contundencia: esa es la verdadera defensa de la democracia.
El populismo laboral no prosperará como agenda alterna de Petro. La ciudadanía está demasiado golpeada en su bolsillo y con la falta de empleabilidad. Las angustias nacionales están en otros frentes.
Pero no solo en el frente político debemos frenar las estrategias de Petro. En el manejo del orden público avanza aceleradamente el propósito de habilitar el control territorial de largo plazo por parte de los aliados criminales del gobierno.
La decisión de no prorrogar la conmoción interior derivada de la crisis del Catatumbo busca congraciarse con los elenos y ambientar la reapertura de las mesas de diálogo con esa guerrilla hoy claramente autodefinida como binacional y en la cual tanto la vertiente de Pablito como la de García han alcanzado acuerdos para maximizar sus beneficios a costa del gobierno y la paz total.
Las prioridades ofensivas impuestas a las fuerzas militares, de manera inaudita, implican proteger al ELN y al siniestro Calarcá y cumplirle a Maduro. El alto mando se allana para quitarse de encima a Petro y los bandidos negociantes se frotan las manos retomando el control de las zonas en las cuales, con la sangre y el sudor de nuestros soldados y policías, se desplaza a Mordisco, las otras disidencias y al Golfo.
Ya pronto anunciará el comisionado de paz, Otty Patiño, que ahora manda también en la inteligencia con su esposa en la DNI, que el buche del ELN está lo suficientemente lleno para volver a sentarse a la mesa siniestra de la paz total. El buche de Calarcá es claro que no lo llena nadie. Caquetá, Huila, Meta y Putumayo seguirán ardiendo bajo la ficción de la concentración de bandidos.
¿Cuáles serán los efectos de largo plazo de someter la acción de las fuerzas militares y el manejo de la DNI a la agenda guerrillera? Esa debería ser la temática del momento y no la indignidad presidencial, que es casi una premisa de la condición inhumana de Petro.