
Opinión
Cuatro mensajes y lo que viene
Saade, como Benedetti, como Sarabia, como Jaramillo y como el mismo Petro, no tiene freno para corromper, para destruir, para amenazar.
Llevo más de dos años advirtiendo no solo el riesgo para la democracia que son el presidente Gustavo Petro y su combo, sino además cómo este último año va a ser terrible, pues tiene un propósito: quedarse en el poder. Esta semana termina con cuatro hechos funestos que muestran lo que nos corre pierna arriba a todos. Veamos.
El primer hecho es su mentiroso discurso del 20 de julio. Queda claro que todo límite que acepta un ciudadano respetuoso de la democracia, más si es un presidente, les importa un pito. ¿La verdad? Cientos de mentiras en solo ese discurso dejan claro que eso no es un freno. ¿La moral? Para la muestra, un botón. El interdicto ministro del Interior, Armando Benedetti, sigue por ahora en su cargo y parece que ahora va a ser canciller. ¿Será que termina como Carlos Ramón González, el secretario general de la Presidencia de este Gobierno, acusado de corrupción y protegido por el amigo de Petro, Daniel Ortega, en Nicaragua? No me extrañaría y tampoco que su jefe, más temprano que tarde, acabe allí con ellos, como su colega ecuatoriano Rafael Correa. Como bien lo dijo la congresista Lina Garrido en su discurso de respuesta a Petro, este Gobierno huele a azufre, para no decir que huele a m…, como bien lo ilustra el vocero de Petro, Matador, en su caricatura.
El segundo es su salida del Congreso luego del discurso. En primera instancia, el uso del saludo nazi, la diferencia del puño cerrado es apenas una anécdota, pues ambos mandan el mismo mensaje, deja claro que esta pelea va con todo. Van a tratar de destruir y acabar a quien se les atraviese. “No van a dejar títere con cabeza”, me dijo un conocedor de estos temas y de cómo piensan y actúan Petro y su banda. Si a este grotesco incidente se le suman los gritos del pastor Saade, funesto personaje que además miente al decir que es pastor, clamando por la reelección de Petro, queda clarísimo para dónde van. Saade, como Benedetti, como Sarabia, como Jaramillo y como el mismo Petro, no tiene freno para corromper, para destruir, para amenazar. Así operan todos los de esa banda.
El tercero es su acuerdo con el dictador mafioso Nicolás Maduro de crear una supuesta zona económica especial en el Catatumbo. Lo primero que debemos tener claro es que en el Catatumbo hace rato se perdió la soberanía. Un ejemplo, en octubre del año pasado, el ELN voló el oleoducto que pasa por allí y no lo han reparado, pues “no hay condiciones de seguridad”. Allá mandan el ELN y las Farc, y el Gobierno colombiano, este el de Petro, cuando acuerda con Maduro esta zona, la que están entregando es la legitimación del control terrorista y narco de esa zona.
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Hay dos razones fundamentales que mueven este acuerdo. La primera, toda la coca que allá se produce, va a Venezuela a ser refinada y exportada bajo el control del Gobierno de Maduro. La segunda, el ELN forma parte de la estructura militar de las Fuerzas Armadas de Venezuela. En 2021 y 2022, en choques entre las Fuerzas Armadas venezolanas y las Farc en el estado Apure, el ELN participó en apoyo a los militares del vecino país. Es más, en marzo de 2022, Human Rights Watch denunció estas operaciones conjuntas. Finalmente, en enero de este año, la movilización del ELN de Arauca al Catatumbo a través de Venezuela y coordinada por Diosdado Cabello, muestra el nivel de compenetración de este grupo terrorista con las Fuerzas Armadas de la mafia que hoy gobierna a Venezuela.
El cuarto muestra que todo se compra y todo se vende en este Gobierno. Así compraron a los congresistas en la Cámara de Representantes para elegir presidente amigo en esta corporación, rompiendo los acuerdos que existían para elegir un miembro del partido Cambio Radical. El Partido Conservador cambió su voto gracias al trabajo de dos congresistas, Ape Cuello y Juan Carlos Wills, para apoyar a Julián David López, del Partido de la U. Obviamente los compraron y esa voltereta, 25 votos, le dieron a Petro la elección de su amigo en ese importante cargo. Queda claro que hay que atacar a esos corruptos del Congreso y que hay que enfocar las campañas contra los que se le vendieron a Petro. Eso será otra columna con nombres y apellidos, para comenzar a cobrarles su vagabundería.
Una semana y cuatro mensajes claros y contundentes. Si no fuera tan grave lo que pasó, una columna caricaturizando a Eduardo Montealegre con el puño levantado sería perfecta para mostrar quién es ese personajillo que fue magistrado, fiscal y ahora ministro, y que además se vende al mejor postor. Ni que fuera congresista conservador o de La U.
Así empieza el último año del Gobierno de Petro. ¿Estamos listos? Los partidos no. Los empresarios tampoco. Los ciudadanos un poco más. Toca estar organizados para tomarse el Palacio de Nariño, pacíficamente, eso sí, cuando Petro suspenda las elecciones, para sacarlo, meterlo en la cárcel y dejar que la vicepresidenta termine el periodo.
Para allá vamos y esta semana me lo confirma.