Alejandra Carvajal Reyes Columna Semana

Opinión

Crímenes de odio, crímenes de Estado

El magnicidio del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe demuestra claramente cómo el manejo de un lenguaje hostil puede acabar con la vida de cualquiera que no piense como Petro.

Alejandra Carvajal
12 de agosto de 2025

El asesinato de Miguel Uribe debe recordarnos cómo los crímenes de odio están más presentes que nunca. Miguel era un joven político con aspiraciones, rectitud e hidalguía.

Desde la cuenta de X del presidente de Colombia, Gustavo Petro, días antes del atentado contra Miguel Uribe, quien claramente encabezaba las encuestas del principal partido de oposición a su gobierno, en un mensaje lleno de odio escribió “¿Vas a llevar Miguel Uribe como tu abuelo a 10.000 colombianos a la tortura para frenar al pueblo? Ya no podrás, el pueblo se ha decidido".

¿Por qué razón Miguel ya no podría? ¿Sabría el presidente Petro que iban a matarlo? Publicaciones como esta en la que canallamente el presidente lo señalaba como descendiente de un torturador, siendo esta una mentira más de su repertorio de cientos de ellas, le puso una lápida a Miguel Uribe. Esta no fue la única publicación en la que Petro se refería de manera hostil contra Miguel; decenas de ocasiones lo hizo a través de esta red social.

Pero no solo los opositores a su gobierno han sido víctimas de sus trinos. El pueblo de Israel y la comunidad judía también lo han sido. Su silencio frente a los atentados del 7 de octubre, en los que murieron más de 1.200 personas, en su mayoría civiles, evidenció una postura distante frente al dolor de esta comunidad.

El actual viceministro de Relaciones Exteriores, Mauricio Jaramillo Jassir, definió los ataques a Israel en sus redes sociales como una “primavera palestina”. Entiendo que Jaramillo sea descendiente de palestinos, y que por esa razón defienda su causa, pero jamás entenderé el apoyo a una barbarie en la que se violaron mujeres, incluso muertas, y en las que se asesinaron niños inocentes como Ariel y Kfir Bibas. Ese día Israel vivió el peor ataque después de la Segunda Guerra Mundial, hecho frente al cual el Gobierno colombiano decidió apoyar a un grupo terrorista como Hamás y no a una democracia como Israel, en la que a la gente se le permite salir a la calle a protestar por no estar de acuerdo por la Guerra en Gaza.

Gracias a la criminalización de la población judía en Colombia, hoy esta comunidad en nuestro país se convirtió en objeto de ataques y maltratos. Ataques como el que se vio frente a la Embajada de Israel pocos días luego del 7 de octubre, y maltratos como a los que son expuestos constantemente en redes sociales son prueba de ello.

Por estos hechos, algunas personas pertenecientes a la comunidad judía, han tenido que abandonar Colombia. Muchos de los que viven aquí, tienen miedo, pues, adicionalmente, Petro les abrió las puertas de par en par a Hezbollah y Hamás, gracias a su estrecha relación diplomática con el régimen de Nicolás Maduro.

Diariamente, miembros de la Fuerza Pública colombiana son vilmente asesinados, gracias al entrenamiento en el manejo de drones que hicieron a guerrilleros de las Farc y del ELN estructuras de Hezbollah.

El antisemitismo del presidente Petro es tal que la enviada especial de Estados Unidos para el monitoreo y combate del antisemitismo, Deborah Lipstadt, tuvo que afirmar públicamente que la retórica del mandatario colombiano normaliza el antisemitismo.

El asesinato contra Miguel Uribe se dio horas después de la publicación de una publicación en su contra en X por parte del presidente de la República. Podría equipararse este ataque en redes con el tratamiento que hace al pueblo de Israel. Es hora de decirle a Petro, nuevamente, que modere sus posturas ideológicas y lenguaje de odio, pues sus señalamientos siempre terminan en hechos violentos como el mal llamado “estallido social”, la muerte de Miguel Uribe y la estigmatización de la comunidad judía en Colombia, por solo mencionar algunos.

En el más reciente encuentro propiciado por el Gobierno nacional, sobre el conflicto en Gaza, llamado “Conferencia Ministerial sobre Palestina” que tuvo lugar los días 15 y 16 de julio, en la ciudad de Bogotá, frecuentemente se oían arengas que decían “desde el río hasta el mar Palestina vencerá”; lo cual no es nada distinto a un llamado al exterminio del Estado de Israel y sus habitantes, con la complicidad de varios miembros del gobierno colombiano que se encontraban en el evento.

Todos queremos que la guerra en Gaza termine pronto. Pero el antisemitismo propagado desde el gobierno colombiano definitivamente no ayuda a ese propósito. Es un buen momento para que Petro modere su lenguaje de odio contra la oposición y también contra otros Estados y comunidades, pues esta no es la actitud propia de un estadista, sino más bien de un vengador.

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