Jorge Eduardo Barón Columna Semana

Opinión

¿Cómo terminar con el régimen del terror?

Una de las propuestas más polémicas radica en la intervención militar en nuestro país vecino, la cual puede darse de diferentes maneras, llevando a resultados que tienen un potencial de mejorar o empeorar la situación del país.

Jorge Barón
21 de enero de 2025

El 10 de enero, el dictador Nicolás Maduro se posesionó frente a sus esbirros y varios cómplices extranjeros del régimen autoritario venezolano en una desalentadora ceremonia de autocoronación, consumando la tan temida usurpación de la Presidencia del país vecino. Por otra parte, Donald Trump asumió el mando como presidente de Estados Unidos, lo cual puede significar un cambio en el destino de Venezuela, al existir una posible intervención del gigante americano. También existe la propuesta de llevar el caso al Comité de Seguridad de la ONU, como lo plantea Álvaro Uribe, para así capturar al tirano, lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿cómo acabar con el régimen de Maduro?

El dictador narcoterrorista se encuentra en su mejor momento: tiene a las fuerzas militares comiendo de su mano, y las sanciones económicas y el aumento de su recompensa —impuesta por Estados Unidos— le parecen un completo chiste, debido a la mejoría de la exportación de petróleo de su país y su inminente recuperación económica. Es tal la confianza en su régimen narcotraficante, que tuvo la osadía de comenzar un plan expansionista en contra de Puerto Rico y de secuestrar ciudadanos americanos acusándolos presuntamente de terrorismo. En este contexto, está claro que Maduro está dispuesto a morir por su posición como dictador de Venezuela y tiene los recursos militares para consolidar su poder de cualquier amenaza.

Por otra parte, la situación de la oposición es bastante precaria, debido a la poca importancia que se le está dando a la legitimidad del presidente Edmundo González, el cual, a mi opinión, sufrirá el mismo destino que Juan Guaidó y otros aspirantes al liderazgo de Venezuela. María Corina Machado, a pesar de realizar una lucha similar a la de los grandes líderes del pasado en contra de los tiranos, como lo fue Charles de Gaulle en contra de la Francia fascista, se encuentra completamente inmovilizada a la espera de las acciones de las grandes potencias.

Asimismo, el Gobierno de Colombia expone una actitud tibia y cómplice con la dictadura de Maduro. Justamente, el presidente Gustavo Petro y su gabinete rechazan la estadía de Edmundo González en la frontera, erigiendo como excusa la supuesta tranquilidad del pueblo colombiano. También el presidente rechaza la posibilidad de una intervención militar, afirmando que esta puede llevar al fratricidio latinoamericano. Al igual que Colombia, países como México y Brasil muestran una aterradora conciliación con el régimen, lo que —a mi juicio— podría resultar en una complicidad tácita de estos líderes socialistas que en secreto sueñan con el poder dictatorial que tiene Maduro.

Una de las propuestas más polémicas radica en la intervención militar en nuestro país vecino, la cual puede darse de diferentes maneras, llevando a resultados que tienen un potencial de mejorar o empeorar la situación del país. En este caso, en mi opinión, debe realizarse una operación quirúrgica que limite el número de bajas de ambos bandos y no afecte a la población civil, similar a la Operación Causa Justa, en la que capturaron al dictador Manuel Noriega, desarrollando una invasión de apenas dos semanas. Ahora bien, es importante conocer quiénes tienen la capacidad militar y la autoridad para iniciar tal operación.

La mejor solución es dirigir una solicitud al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que apruebe una orden que tenga como objetivo exiliar a Nicolás Maduro y sus asociados del Palacio de Miraflores. Es importante recordar que para que este organismo apruebe la solicitud es necesario que se presente una violación evidente de los derechos humanos, incluyendo la comisión de delitos como el genocidio y otros crímenes de lesa humanidad, al igual que el agotamiento de medios de resolución de conflictos pacíficos con ese régimen. No obstante, si bien esta propuesta resulta idílica para los que queremos una Venezuela libre, el contexto político de las Naciones Unidas podría bloquearla. El Consejo de Seguridad está compuesto por 15 miembros, de los cuales cinco son permanentes, que incluyen a países como China y Rusia, los cuales son aliados de Maduro, por lo cual esta propuesta tiene un futuro muy incierto.

Actualmente, existe la posibilidad de que Estados Unidos, bajo el liderazgo de Trump, incluya a Marco Rubio como próximo secretario de Estado. Rubio, una figura que criticó públicamente la dictadura de Maduro la semana pasada, podría conducir a una operación similar a la de Noriega, que evitaría que se sacrificaran vidas estadounidenses y otorgaría a Venezuela la libertad que tanto necesita. Actualmente, la viabilidad de llevar a cabo esta operación depende de los intereses de Trump en el hemisferio sur, ya que existe la posibilidad de que su administración continúe con su política no intervencionista de ‘Primero Estados Unidos’. De la misma manera, existe la posibilidad de recibir una retaliación de los aliados del dictador, lo que podría desembocar en un conflicto a mayor escala.

A manera de conclusión, personalmente, siempre he sido una persona pacífica que está totalmente opuesta a la guerra, ya que esta sólo trae muerte y desolación para las partes en un conflicto. No obstante, después de los innumerables intentos para destronar a Maduro por todos los medios institucionales y pacíficos, es una realidad que los entes internacionales se quedaron sin opciones. Por ese motivo, la intervención militar radicaría en la última opción para deshacerse de Maduro de una vez por todas.

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