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Opinión

Colombia no necesita más odio, necesita que la amemos lo suficiente como para salvarla

Te pregunto: ¿qué vamos a hacer? Porque un país que se olvida de quererse, tarde o temprano, desaparece.

Manuela Reyes Parada
18 de agosto de 2025

No existe una Colombia de izquierda ni una de derecha. Existe una sola, y si no la defendemos juntos, la perdemos juntos. Y cuando dejamos que esa división nos gane, no solo se fractura el país: se debilita la economía, se frenan oportunidades, se pierden empleos y crece la desigualdad que ya nos ahoga. Esas fracturas no se quedan en las cifras: se sienten en la vida diaria.

¿Qué vamos a hacer por Colombia?

Hace años que nos están robando algo más que oportunidades: nos están robando presencia, liderazgo y humanidad. No solo se nota en las curules vacías del Congreso. Se siente en los espacios de la vida diaria: la silla que ya nadie ocupa, el pupitre sin estudiante, la mesa donde sobra un plato.

Unas ausencias nacen de la mediocridad de quienes debieron servir y no lo hicieron. Otras, de algo más grave: poder usado para dividir, no para unir. Y así han dejado un país quebrado… y cada vez más solo. Esa ausencia de líderes que amen a Colombia nos golpea a todos. Y mientras sigamos enfrentados, el vacío no solo crecerá: nos tragará como nación.

Hemos pasado por mucho como país, y ese desgaste se siente más cuando las ausencias se multiplican en un territorio donde más de 15 millones de personas viven en pobreza y 14 millones no saben si podrán comer mañana (DANE, 2025a; DANE, 2025b). Seguir dividiéndonos es una condena que nosotros mismos nos imponemos.

En 2024, la pobreza monetaria fue del 31,8 % (DANE, 2025a). Esto significa que más de quince millones de colombianos no cuentan con lo básico (DANE, 2025a). La pobreza extrema golpea a casi seis millones (DANE, 2025a) y, en el campo, el 42,5 % de los hogares vive con menos de lo mínimo para sobrevivir (DANE, 2025a).

El hambre sigue ahí. En las zonas rurales, afecta a uno de cada tres habitantes (DANE, 2025b). Y eso no es un dato frío: son rostros, son manos agrietadas, son familias enteras haciendo magia para que la comida alcance. Colombia no es solo su campo ni solo sus ciudades: es todo junto. Es la tierra que alimenta, la industria que transforma, el transporte que une, el profesor que forma, el médico que salva y el emprendedor que se atreve a soñar.

Tenemos un país hermoso, lleno de culturas y de gente que no se rinde: la pujanza del antioqueño, la fuerza del santandereano, la resiliencia del chocoano, la esperanza del guajiro, la nobleza del llanero, la creatividad del costeño y la disciplina del boyacense… y aún me quedo corta para decir todo lo que nos une. A mis 16 años, he visto cómo intentan reducir toda una vida en el campo a una etiqueta.

Yo no discuto etiquetas: prefiero hechos. He defendido a los campesinos, he enfrentado normas que los asfixian y he propuesto soluciones. Porque el valor de una persona no se mide por lo que otros dicen, sino por lo que construye con sus manos y con su voz.

Por eso, si entre nuestras diferencias no somos capaces de respetarnos y unirnos por lo que importa, estamos en nada como sociedad. En Colombia cabemos todos.

Sin embargo, estamos dejando que este país se despedace, no por el debate de ideas, sino por el veneno de la intolerancia, por la indiferencia y por intereses tan pequeños que olvidan lo que está en juego: el futuro de todos.

No te pregunto qué vas a opinar. Te pregunto: ¿qué vamos a hacer? Porque un país que se olvida de quererse, tarde o temprano, desaparece.

Colombia no necesita más odio. Necesita que la amemos lo suficiente como para salvarla. Y si no lo hacemos hoy, seremos la generación que tuvo la oportunidad de cambiarlo todo… y prefirió quedarse mirando cómo se hundía.

Este es un llamado a quienes aspiran a gobernar y a quienes los siguen: paren esta guerra absurda de trincheras políticas. El país que nos heredaron y que debemos dejar a las futuras generaciones no se defiende con insultos, persecuciones o agresiones, sino respetando y cumpliendo la Constitución. Queremos un país libre, seguro y en paz. Ese, y no otro debería ser el proyecto que nos una a todos.

Fuentes oficiales:

DANE. (2025a). Pobreza monetaria y multidimensional en Colombia 2024. https://www.dane.gov.co

DANE. (2025b). Escala de Experiencia de Inseguridad Alimentaria (FIES) 2024. https://www.dane.gov.co

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