
Opinión
¿Alguien está pensando en los pacientes?
Finalmente, los ciudadanos también debemos asumir nuestra parte en este proceso.
La salud es uno de los bienes más preciados que poseemos como seres humanos. Sin embargo, hoy parece que la discusión sobre cómo garantizarla se ha convertido en una cuestión política, con mezcla de ideología, críticas y puras justificaciones. Y ojo, en la preocupación que nos dejan las EPS, las IPS, los salarios de los médicos y el suministro de medicamentos, se nos está olvidando lo más importante: ¡el paciente!
No todo es perfecto en el sistema de salud, ni todo es un desastre. Hay matices, y en esos matices debemos encontrar soluciones. El Gobierno nos invita con frecuencia a hablar sobre la salud, pero lo hace dentro de un marco en el que se enfrenta a los que defienden el modelo actual contra los que abogan por su reforma. Pero ¿y quién está hablando del ciudadano?, ¿del paciente, del enfermo, del que necesita ser atendido?
En esta columna no estoy hablando como un espectador pasivo de la situación, hablo como un hijo que perdió a su madre por un lupus eritematoso sistémico que se la llevó después de una lucha que nunca olvidaremos. Mi padre, que fue médico, fue diagnosticado con cáncer. Y aun teniendo el conocimiento, la vocación y la disciplina, también le tocó enfrentarse al mismo sistema que cada día castiga al pueblo colombiano.
En Colombia, enfermarse se volvió un castigo que no distingue edad, color, partido político, ni estrato social. Porque aquí el sistema de salud no salva: desespera. Los medicamentos se demoran, las citas se pierden, las urgencias se colapsan y los pacientes mueren esperando.
No olvidemos a los cuidadores, las personas que por procurar calidad de vida y atenciones para su familiar, quedan atrapados entre sus responsabilidades propias y las filas, las citas y la tramitología, detrás del enfermo. Vuelvo a mi caso personal, en nuestra casa mi hermana fue quien asumió el cuidado de mi madre y tras meses y años propendiendo por su salud, el sistema terminó por obligarla indirectamente a cambiar su estilo de vida, pues tuvo que dejar de lado sus estudios para hacerse de todos los trámites que la enfermedad ameritaba.
Mi propuesta es sencilla, pero necesaria. En primer lugar, es vital que el Gobierno se comprometa a escuchar a quienes verdaderamente conocen las dificultades del sector, al gremio médico y las asociaciones que representan a los pacientes y tienen mapeadas las necesidades con las que estamos lidiando.
Necesitamos una plataforma nacional de telemedicina gratuita; atención médica 24/7 desde cualquier celular, con recetas electrónicas, urgencias virtuales y seguimiento personalizado, todo conectado con nuestra historia clínica universal.
Brigadas móviles y drones para zonas olvidadas. La atención médica y culturalmente pertinente en las regiones más apartadas, con conexión satelital y registro inmediato a la historia clínica de cada persona. Otro punto crucial es la puntualidad en los giros a las EPS. Un sistema asfixiado por deudas no va a funcionar como debe ser. Además, es urgente que se haga una autocrítica profunda: el 52 % de los colombianos están en EPS intervenidas por el Gobierno. ¿Ha habido cambios? Al contrario, esto ha generado una peor calidad de atención y ha dejado en evidencia la falta de un plan claro para mejorar el sistema.
La interoperabilidad de las historias clínicas es otro reto que el gobierno debe afrontar de inmediato. No podemos seguir dependiendo de resoluciones obsoletas de 1999, que no permiten un seguimiento adecuado de los procesos médicos. Implementemos una sola plataforma segura, accesible y completa para cada colombiano, con información en línea, en cualquier parte del país y en cualquier momento, sin que el paciente deba cargar con sus exámenes bajo el brazo.
Las EPS, por su parte, también deben comprometerse. Deben democratizar la contratación de las IPS y crear modelos de costos justos para las regiones.
Las IPS deben mejorar la cobertura, especialmente en las zonas rurales, y evitar la sobrefacturación, que ha sido uno de los mayores problemas del sector. Además, la humanización del servicio es algo que no debe olvidarse, pues no solo se trata de ofrecer atención médica, sino también de tratar al paciente con dignidad.
Finalmente, los ciudadanos también debemos asumir nuestra parte en este proceso. El sistema de salud no es propiedad del Gobierno; es un bien de todos y del Estado, pero que está financiado principalmente por cada uno de nosotros. Debemos ser conscientes de que los recursos son limitados y racionalizar su uso, dejar de pedir citas médicas solo para conseguir excusas de incapacidad y evadir el estudio o el trabajo.
Colombianos: el voto ciudadano es uno de nuestros mayores activos. No podemos elegir a quienes afectan negativamente el sistema de salud, y esta debe estar por encima de los intereses políticos. El país debe volver a confiar en un sistema que cuide, que prevenga, y que salve. Orden para avanzar; mucho corazón para cuidar.