Nación
Expertos hablan de los mitos sobre el agua potable en Colombia y alertan sobre riesgos invisibles
En Colombia, más de 13 millones de personas aún no tienen acceso a agua potable segura.

Aunque abrir la llave del grifo y servir un vaso de agua puede parecer una acción cotidiana, para millones de colombianos esta sigue siendo una realidad lejana. Según la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico (CRA), cerca del 29 % de la población —más de 13,8 millones de personas— no cuenta con acceso garantizado a agua potable. Además, incluso entre quienes sí reciben el servicio, persisten serios riesgos relacionados con la calidad del líquido que consumen.
Durante los últimos años, los problemas de contaminación del agua se han intensificado en varias regiones del país, afectando silenciosamente la salud de miles de personas. El consumo de agua en mal estado ha sido vinculado a enfermedades como hepatitis A, giardiasis, fiebre tifoidea e infecciones gastrointestinales, que se presentan con frecuencia en zonas vulnerables. A pesar de ello, muchas personas siguen confiando en creencias populares sobre la pureza del agua, sin cuestionar su origen ni la eficacia real de los métodos que utilizan para purificarla.
Uno de los mitos más extendidos es pensar que hervir el agua es suficiente para hacerla segura. Si bien este método puede eliminar ciertos microorganismos, no es eficaz contra metales pesados, residuos químicos, cloro, microplásticos ni quistes. Además, si no se almacena correctamente, el agua hervida puede volver a contaminarse.

Otra creencia equivocada es que los filtros de agua eliminan los minerales esenciales. Rodrigo Serres, director de LATAM de Culligan, desmintió esta idea al explicar que “el agua potable contiene alrededor de 21 minerales esenciales, como calcio, magnesio, sodio y potasio, que son importantes para la salud. La mayoría de los sistemas de filtración actuales están diseñados para conservar estos minerales beneficiosos, mientras eliminan eficazmente sustancias peligrosas como bacterias, sedimentos, metales pesados y cloro”.
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También es común pensar que el sabor del agua filtrada se debe a aditivos artificiales, cuando en realidad se trata de la ausencia de partículas y químicos que alteran su pureza. El agua verdaderamente segura debe ser incolora, inodora e insípida. Cuando sabe mejor, es simplemente porque está más limpia.
Pese a su efectividad, muchos aún consideran que los filtros de agua son innecesarios o demasiado costosos. Sin embargo, además de ser una inversión a largo plazo para la salud, su uso reduce el consumo de agua embotellada y, por ende, el impacto ambiental. Según datos de Culligan, sus sistemas de purificación han contribuido a evitar el uso de más de 40 mil millones de botellas plásticas de un solo uso cada año.
En un país donde la infraestructura para el suministro de agua potable aún presenta profundas desigualdades, informarse y tomar decisiones basadas en evidencia puede ser decisivo. El agua filtrada correctamente no solo ayuda a prevenir enfermedades, sino que también mejora la hidratación, la absorción de nutrientes y protege el cuerpo de toxinas invisibles.