INVESTIGACIÓN

Los detalles de cómo 25 empresarios antioqueños cayeron en una megaestafa con oro: lo perdieron todo y muchos terminaron en clínicas de reposo

El prometedor negocio de compra y venta de oro en el que se metieron 25 empresarios paisas terminó siendo una ilusión y la punta del iceberg de un fraude multimillonario. Esta es la historia.

2 de agosto de 2025, 7:18 a. m.
ED 2247
La guerra entre Ucrania y Rusia, así como la incertidumbre comercial global, dispararon los precios del oro, atrayendo a muchos inversionistas. | Foto: SEMANA

Lo que comenzó como un prometedor negocio de inversión en oro terminó convirtiéndose en una pesadilla de proporciones colosales. Más de 25 empresarios paisas perdieron sus ahorros en un esquema que hoy se tambalea entre la estafa, el fraude internacional y la amenaza directa de estructuras criminales. Algunos han terminado en clínicas de reposo, otros han visto arruinadas sus familias, y más de uno ha sido amenazado por oficinas de cobro ligadas –según ellos– al Clan del Golfo.

La cifra oficial que reclaman supera los 6.300 millones de pesos, pero según testimonios, el hueco financiero rondaría los 45.000 millones. Todo bajo el disfraz de una operación legal, con documentación bancaria, protocolos Sarlaft y la garantía de supuestas ventas de oro al Banco de la República.

El inicio de esta tragedia financiera tiene nombre propio: Rodrigo Rojas, un mecánico de motos de alto cilindraje que logró ahorrar durante tres décadas cerca de 800 millones de pesos. Su ingreso al mundo del oro ocurrió por medio de su amigo Andrés Felipe Arango Pérez, un joven comerciante con experiencia en el sector aurífero.

La estructura era simple: Andrés compraba oro a pequeños mineros, lo legalizaba y lo vendía, a través de su empresa Global Handing, al Banco de la República. Rodrigo, buscando rentabilidad sin riesgos, le pidió formar parte de esa operación, siempre y cuando pudiera observar el proceso completo.

Durante meses, presuntamente fue él quien llevó el oro personalmente a la sede del Banco en Medellín, entregó la documentación, recibió los pagos en efectivo y los reintegró a Global Handing. Por esta intermediación, recibía dividendos mensuales que oscilaban entre el 1,9 y el 3 por ciento, una rentabilidad confiable y atractiva para un hombre que venía de una vida modesta.

La vox populi hizo lo suyo. Rodrigo le contó a otro amigo, Jorge Arango, quien no solo decidió invertir, sino que sumó a sus tres hermanas y otros familiares. Cada una de ellas aportó 200 millones y Jorge puso aún más, pero con una condición: bancarizar la operación para blindar jurídicamente la inversión.

Detalle a detalle de la estafa a más de 20 empresarios de Antioquia. | Foto: GETTY IMAGES

Fue entonces cuando Andrés Felipe propuso crear una empresa para facilitar y mantener en la legalidad cada una de las operaciones. Entonces, Rodrigo, Jorge y otros 23 inversionistas crearon Inverco, una firma mediante la cual le inyectaron más recursos a Global Handing para fortalecer el esquema de compra y venta de oro. La operación parecía crecer con éxito, pero en realidad estaba sostenida sobre mentiras, deudas ocultas y fraudes.

En ese momento apareció un cliente internacional, una empresa panameña, Quantum LLC-USA, encargada de llevar el oro a refinerías en Estados Unidos y Francia. De esta manera, dejaron de vender exclusivamente al Banco de la República y pasaron a exportar el oro de forma masiva.

La caída: mentiras, oro falso y deudas ocultas

A finales de 2023, el esquema comenzó a mostrar grietas. Los pagos que habían sido puntuales se atrasaron. Un supuesto giro internacional fue bloqueado por Bancolombia y cuando ellos intentaron inyectar más recursos, el castillo de naipes se desmoronó.

Según relataron los afectados, lo que nadie sabía era que Andrés Felipe arrastraba una deuda desde hacía tres años. Él mismo admitió que, antes de la creación de Inverco, le habían robado 40 kilos de oro. Además, tenía compromisos pendientes con un proveedor en Zaragoza (Antioquia), al que debía responderle por dos kilos, y con otro en Timbiquí (Cauca), cuya deuda exacta los inversionistas desconocen. A precios de 2021, el total superaba los 18.000 millones de pesos.

La situación se agravó cuando, en un intento desesperado por obtener anticipos de Quantum, Andrés pintó barras de plata para hacerlas pasar por oro en una videollamada y así recibir cerca de 9.000 millones de pesos, a razón de 450 millones por kilo. La empresa panameña descubrió el fraude y tomó control de Global Handing, ahogando aún más la liquidez.

La reunión que lo cambió todo

SEMANA obtuvo el audio de una tensa reunión celebrada a comienzos de 2024, en la que participaron representantes de Quantum, inversionistas de Inverco y la pareja sentimental de Andrés, Nathaly Ramírez Bernal, así como su madre, quien figura como representante legal de Global Handing.

Allí, Andrés Felipe confesó: “Todo inicia con una situación personal hace cuatro años, cuando se nos robaron 40 kilos de oro. Yo quedé con un déficit muy grande, con endeudamiento”.

Más adelante admitió que, además de los 40 kilos perdidos, tenía compromisos con proveedores, pagos atrasados y préstamos de alto costo, como los 2.000 millones de pesos que recibió de otro comerciante a cambio de acciones en su empresa. Solo los intereses de esa deuda ya superaban los 1.500 millones.

En su intervención, Arango reconoció que usó anticipos de exportaciones para cubrir deudas anteriores, lo que generó un déficit estructural y dejó sin respaldo las inversiones recientes. Un negocio insostenible.

La guerra entre Ucrania y Rusia, así como la incertidumbre comercial global, dispararon los precios del oro, atrayendo a muchos inversionistas.
La guerra entre Ucrania y Rusia, así como la incertidumbre comercial global, dispararon los precios del oro, atrayendo a muchos inversionistas. | Foto: GETTY IMAGES

Una cadena de engaños y amenazas

Las deudas de Andrés Felipe, que eran los 6.300 millones de Inverco, en los que los inversores incluyen 800 millones de un negocio turbulento de un apartamento, y los 9.000 millones de Quantum, más 3.500 millones a un comerciante del gremio, y millonarios recursos a mineros de Timbiquí y Zaragoza, forman parte del balance de recursos que los inversores suman como parte de la estafa.

En total, los inversionistas calculan que el agujero financiero supera los 45.000 millones de pesos, aunque la empresa Global Handing lo minimiza. En una comunicación dirigida por correo electrónico a SEMANA, aseguraron que la deuda con Inverco es de apenas 5.130 millones y que no hubo estafa, sino una “operación comercial legítima y de alto riesgo”.

Jorge Arango no lo cree así: “Nosotros tenemos documentos, transferencias bancarias, pagarés. Esto fue un esquema estructurado que terminó en fraude. Lo grave es que muchos de los dineros fueron usados para pagar otras deudas ocultas”.

El otro riesgo: el Clan del Golfo

El nivel de presión creció tanto que, bajo el anonimato, algunos inversionistas aseguran haber recibido ofertas de oficinas de cobro, algunas de ellas, según su testimonio, con vínculos con el Clan del Golfo.

Los ilegales prometieron recuperar el dinero, pero los inversores paisas prefieren hacer todo legalmente. “Nos ofrecieron recuperar la plata, pero sabíamos a qué precio”, contó uno de los afectados. “Nosotros seguimos insistiendo en la vía legal, por eso ya interpusimos una reclamación civil”.

Andrés Felipe Arango, de 37 años, acumula deudas millonarias. Según conoció SEMANA, no responde al celular y cerró sus redes sociales. Lo señalan de estafador.
Andrés Felipe Arango, de 37 años, acumula deudas millonarias. Según conoció SEMANA, no responde al celular y cerró sus redes sociales. Lo señalan de estafador. | Foto: SUMINISTRADO A SEMANA

Hoy, varios de los inversionistas están bajo tratamiento psicológico. Algunos han perdido propiedades, negocios, matrimonios. Rodrigo, quien alguna vez soñó con retirarse con tranquilidad, ha visto sus ahorros evaporarse en un negocio que lo consumió por completo.

Inverco, que ya dio el primer paso hacia la justicia, prepara acciones penales en Colombia para que la Fiscalía General de la Nación y la Superintendencia de Sociedades investiguen a fondo el caso y la estructura financiera detrás de Global Handing y Quantum.

La esperanza de recuperar el dinero entregado a Global Handing es mínima, pero el objetivo de los inversionistas ahora es otro: que nadie más caiga en las atractivas propuestas de Andrés Felipe, que se haga justicia y que no quede impune un entramado que se disfrazó de legalidad para desfinanciar a más de 25 familias.

Detrás de cada cifra, de cada kilo de oro perdido, hay vidas reales que fueron arrasadas por un negocio que, bajo la promesa de rentabilidad, escondía una estafa colosal. SEMANA habló con el Banco de la República y la entidad aseguró que ellos no son los encargados de dar avales ni licencias para los negocios con oro. Además, este medio intentó comunicarse con Juan Carlos Posada, representante legal de Quantum en Colombia; con Francesca y Guillermo Ameglio, principales accionistas de la firma, y con Andrés Felipe Arango Pérez; sin embargo, al cierre de esta edición no había logrado una respuesta.

Lo único cierto es que ahora este pleito pasará a los estrados judiciales y será allí donde se determinen responsabilidades en esta presunta gran estafa. Por ahora, las familias afectadas intentan reponerse económica y mentalmente de esta sacudida en sus vidas, que se presentó como un negocio dorado y terminó con nubarrones negros, intentos de suicidio, separaciones y desconsuelo.