INVESTIGACIÓN
“Le voy a pegar todos los tiros en la cabeza”, dijo el sicario que atentó contra Miguel Uribe Turbay. SEMANA revela el testimonio de alias Andrea, su fuga y nexos con la “guerrilla”
SEMANA revela en exclusiva el impactante testimonio de Katherine Andrea Martínez, capturada por el atentado contra Miguel Uribe Turbay. Cuenta cómo, a sangre fría, planearon los detalles del ataque al precandidato presidencial y explica su vínculo con el grupo criminal liderado por el Costeño.

“El muchacho estaba muy eufórico, acelerado, como contento. Decía: ‘Lo vamos a hacer real, le voy a pegar, le voy a pegar todos los tiros en la cabeza’”, reveló Katherine Andrea Martínez, la mujer capturada por el atentado contra Miguel Uribe Turbay, en la declaración que entregó a la Fiscalía y que SEMANA conoció en exclusiva.
La joven, de 19 años, capturada en Florencia (Caquetá), reveló cómo terminó en el plan criminal para atentar contra el precandidato presidencial. Según su relato, la frialdad de los asesinos es perturbadora y con descaro se encomendaron a Dios para completar su plan criminal.
“Ahí Elder le dijo: Dios lo bendiga”. Esas fueron las últimas palabras que, según Katherine Andrea, cruzó Elder José Arteaga, alias el Costeño, cabecilla del plan asesino y pendiente de capturar, con el menor de edad que le disparó a Miguel Uribe Turbay.
Alias Andrea o Gabriela contó que conoció a Elder José Arteaga desde hace dos meses y en varias oportunidades la contrató para llevar armas de fuego, usadas en casos de sicariato en Bogotá, a puntos señalados por la organización criminal. Incluso, en una oportunidad le pidieron llevar una bomba para atentar contra un firmante del acuerdo de paz con las Farc.
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“Me dijo que transportara una bomba, que la llevara y la tuviera en mi casa y que cuando él me avisara, entonces que alguien la recogería en mi casa. Yo le dije que no, que me quería salir de eso, porque me quería ir a vivir con mi pareja; me dijo que solo era transportar la bomba, que era una maleta que tenía que llevarla a un conjunto Tabakú, en Las Américas. Era la residencia y el trabajo de la persona contra quien iban a atentar, un exrefugiado de las Farc”, reveló Katherine.
El día del atentado, esta mujer llegó al parque El Golfito, en el barrio Modelia, hacia las 2:30 de la tarde. Se encontró con Elder José Arteaga, alias el Costeño, se subieron al carro donde se encontraba Carlos Eduardo Mora, el venezolano que también fue capturado, y el menor de edad. Fue en ese vehículo, el Spark de color gris oscuro, donde el arma tipo Glock, 9 milímetros, modificada, cambió de mano.
“Elder empezó a hablar del arma. Que esta arma venía del extranjero y que era una Glock, que había costado como 15 o 20 millones de pesos, que era un juguetote. Además, Elder le dice: ‘Todos a la cabeza’. El muchacho (menor de edad) le dice: ‘Le voy a dar uno o dos en la cabeza y me voy’”, reveló Katherine Andrea en su declaración.
Alias el Costeño, según la mujer, fue específico en las órdenes al menor de edad. Le dijo que mínimo tenía que impactar al senador Miguel Uribe Turbay en tres oportunidades y que debía ser en la cabeza. “Elder le dice que eran mínimo tres o cuatro y que si lo tenía que descargar todo, que para eso tenía munición”, señaló Katherine Andrea, mientras recordó que alias el Costeño explicaba el poder del arma de fuego en sus manos.

“Elder le dice al muchacho que no fuera a oprimir nada, porque ya se le había programado (el arma) para que disparara seguido, no tiro a tiro, sino seguido, como en ráfaga. Ahí le pasa el arma al muchacho, le dijo que se la guardara en el pantalón y que no oprimiera nada. Elder le dijo que solo la tocara cuando la fuera a utilizar en el parque”, se lee en la declaración de alias Andrea.
La conversación en el carro entre alias el Costeño y el menor de edad fue despiadada. El ataque sicarial era una misión clara para el menor, que, según Katherine, tenía experiencia y fue entrenado para ese momento. El cabecilla le dijo al sicario adolescente que tenía cinco minutos para “descargarle el proveedor en la cabeza y escapar”. Luego, Carlos Eduardo Mora, el conductor venezolano, le hizo varias recomendaciones al menor.
“El que estaba manejando el carro le dijo que se quitara la chaqueta, y Elder le dijo que se quitara también la gorra, porque las cámaras ya los habían visto así, y que si lo veían diferente, no iban a sospechar de él”, advierte el testimonio de esta mujer que se convirtió en el punto de partida de un proceso de colaboración.
Alias el Costeño estaba convencido, aunque no se lo dijo al menor, de que era una misión suicida. En la última conversación que tuvieron, según Katherine, le dijo que todo estaba “cuadrado”, hasta los escoltas y la policía que estaba en el parque, junto a Miguel Uribe Turbay. La verdad era distinta. El adolescente cayó en una trampa y el objetivo era que el esquema de seguridad lo matara.

“Le dijeron que dejara el celular en el carro, porque de pronto lo botaba corriendo. Ahí nos despedimos todos dentro del carro. El chico me dio la mano, se despidió de Elder y este le dijo que iba a salir bien y que él estaba pendiente de que no le fuera a pasar nada. Le dice: ‘Con fe, manito’. El chico se baja, se va caminando por la misma calle”, dijo la mujer en su declaración ante la Fiscalía.
Mientras el adolescente asesino trazaba la ruta para llegar al senador Uribe Turbay, la mujer y el Costeño se bajaron del vehículo y caminaron por el parque. Se ubicaron frente a la multitud y permanecieron atentos al ataque. La mujer reveló, irónicamente, que cuando vio al senador Miguel Uribe Turbay subido en la canasta de mercado y, en medio de su discurso, “le recordó a Galán”. Luego escucharon los disparos y los gritos de las personas.
“Llegamos donde estaba la manifestación y vemos a un señor con gafas hablando con un micrófono, en ese momento no sabía quién era, yo le dije a Elder que él se parecía a Galán, y a él le dio risa. Nos hicimos detrás de un círculo de personas que lo estaban escuchando. Escuché dos frases que él dijo cuando empezaron los disparos”, advierte la declaración de la mujer, que fue imputada por tentativa de homicidio.
Los dos, alias el Costeño y la mujer, se mezclaron en la multitud que corría aterrada por los disparos. Se dieron cuenta de la persecución y de la captura del menor. Es decir, las autoridades siempre tuvieron cerca a los protagonistas del plan asesino contra Miguel Uribe Turbay. La ruta de escape cambió y terminaron en el centro de Bogotá tomando cerveza.

“Él (alias el Costeño) me dice que después me contactaría para pagarme lo que había acordado por llevar la pistola. Habíamos acordado 10 millones de pesos y que él me pagaba en efectivo cuando el senador ya hubiera muerto, y si no se moría, me pagaba 600 o 700, que era lo que pagaba por llevar el arma”, reveló Katherine, de forma descarnada, mientras el país hace oraciones por la recuperación del senador Miguel Uribe Turbay.
Dos horas después del ataque, y mientras se movían a un burdel, alias el Costeño reveló que era necesario “quitarse la cola”; es decir, asesinar a quienes participaron en el plan criminal. El primero en la lista era el conductor colombo-venezolano, luego el menor de edad y, aunque ella estaba en la conversación, la siguiente sería la misma alias Gabriela. Los protagonistas de este atentado se salvaron con su captura.
Katherine Andrea huyó a Florencia, Caquetá, luego de una llamada y una recomendación del Costeño. En su contra, la orden de captura fue emitida y la hicieron efectiva en la tarde del sábado 14 de junio, ocho días después del ataque al senador Miguel Uribe Turbay. La policía le encontró 1.100.000 pesos en efectivo, un celular y una navaja. “Me leyó mis derechos y me desmayé”. Así fue el final del plan de fuga de alias Gabriela.