Pesadilla de periodistas en Cúcuta: declarados objetivos militares y amenazados con plan pistola

Ejercer el periodismo en la capital de Norte de Santander se convirtió en una sentencia de muerte. Al menos 20 organizaciones criminales convirtieron la información en un arma letal y tienen en jaque a los medios de comunicación de la región. SEMANA revela inquietantes testimonios de lo que está ocurriendo en las salas de redacción de la ciudad.

Los reporteros están en la mitad de una guerra sin tregua. Las bandas se disputan el control de las economías ilegales y los muertos se cuentan por montones. En esa confrontación, los cabecillas se tomaron con amenazas algunas emisoras, canales y portales para multiplicar el terror. Las intimidaciones llegan desde calabozos, Venezuela, y el Catatumbo.

Cristián Herrera, director de Cúcuta Real, es una de las víctimas: “Si no publicamos lo que ellos envían, nos declaran objetivo militar. Quedamos en medio de un conflicto que no es de nosotros”.

En el episodio más reciente, una estructura lo obligó a compartir la foto de un decapitado con un mensaje: “Esto lo hacemos nosotros para acabar con Los Mexicanos”.

Además de presionar para compartir textos a sus adversarios y declarar triunfos en ciertos sectores de Cúcuta, los delincuentes también usan los medios de comunicación para cobrar extorsiones, anticipar homicidios o advertir de crímenes que podrían afectar el orden público en la ciudad, como ha ocurrido en los últimos meses.

Jhon Jairo Jácome, uno de los periodistas más destacados de Norte de Santander, da fe de la pesadilla: “Quieren aprovecharse del alcance que uno tiene en redes sociales para poderse visibilizar e infundir el terror que pretenden. Si una noticia no les gusta, porque afecta su economía criminal, pues ya se vuelve uno objetivo de esa gente”.

Ellos reconocen un agravante. Todos los días circulan en la ciudad múltiples videos con amenazas hacia particulares a través de redes sociales y varios pasan desapercibidos para la población civil; sin embargo, cuando un medio de comunicación los difunde, toman seriedad por la labor misma de los reporteros: toda noticia es cuidadosamente verificada.

Los criminales entendieron esa tarea y la usan a su favor con violencia. Jorge Ignacio Arango, de Noticias Cúcuta 75, ha sido blanco de las intimidaciones: “Esas bandas, así como brindan información, lo amenazan a uno. Le dicen qué publicar y qué uno no tiene que publicar. A diario, ellos quieren instrumentalizar la labor periodística de nosotros”.

Aunque hay múltiples denuncias en la Fiscalía sobre las amenazas a comunicadores en Cúcuta, todavía no hay resultados. La queja de algunos reporteros es que las autoridades locales y nacionales no se toman en serio la situación, pese a la evidencia del calvario que viven diariamente para tener actualizados a los ciudadanos.

La imposición de la agenda informativa apenas es la punta del problema. Los reporteros han alertado que tienen restricciones para movilizarse con libertad por Cúcuta y encuentran obstáculos para ejercer la profesión, con frecuentes sentencias de muerte hacia ellos o sus familias. Muchos periodistas se han alejado de los medios de comunicación para cuidar sus vidas.

La nueva pesadilla es el anuncio de un supuesto plan pistola en contra de los periodistas en la capital de Norte de Santander, promovido por la estructura criminal Los Mexicanos. La Fundación para la Libertad de Prensa rechazó la situación y pidió que la Policía Metropolitana active planes inmediatos de prevención, cosa que no ha ocurrido, según los reporteros.

“Alertamos sobre el peligro creciente para el ejercicio periodístico en Cúcuta, una ciudad que continúa siendo una de las más peligrosas del país para la prensa. Este anuncio de activación de un plan pistola debe ser atendido por las autoridades con toda la seriedad y urgencia que amerita”, manifestó la Fundación en un comunicado público.