Valle del Cauca
Exclusivo: hallan fosa común en Jamundí con varios restos óseos
El hallazgo fue realizado por la comunidad en la zona alta del corregimiento Potrerito.

La situación de violencia en Jamundí, sur del Valle del Cauca, parece agravarse con el pasar de los días. Al secuestro de un niño este fin de semana por las disidencias Jaime Martínez, se le suma el hallazgo este domingo, 4 de mayo, de una fosa común en la parte alta del corregimiento de Potrerito.
Según la información conocida en exclusiva por SEMANA, en la zona hubo un deslizamiento de tierra, lo que motivó el trabajo conjunto de la comunidad para remover los residuos. En ese momento, pobladores de la zona empezaron a ver varios restos óseos.
De inmediato, la comunidad dio aviso a las autoridades pertinentes, incluidos organismos internacionales como la ONU, Mappp, así como a las entidades nacionales de la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Por ahora, ninguna de esas entidades ha podido llegar hasta el lugar donde estaría la fosa común porque no hay garantías de seguridad para hacerlo.
No obstante, fuentes de la administración municipal de Jamundí le señalaron a SEMANA que, según los relatos de la comunidad, los restos corresponden a huesos de extremidades y cráneos. Algunos aún conservan la ropa con la que fueron enterrados.
Ahora, la investigación girará —de poder recuperarse estos restos— sobre si estas personas fueron asesinadas, identificación de identidad y el establecimiento del año en que los cuerpos fueron arrojados a esta fosa común.
En la zona rural de Jamundí delinque desde hace aproximadamente 13 años el frente Jaime Martínez, disidencias de las Farc, que no se acogieron al proceso de paz llevado a cabo en La Habana, Cuba. Esta estructura, que fue comandada inicialmente por el sangriento Leider Johani Noscué, alias Mayimbú, ha acumulado tal poder en ese municipio que han carnetizado a la población civil, abrieron una carretera en medio de la selva para conectar con el Naya, secuestran casi a diario y perpetran atentados con explosivos regularmente.

“La guerrilla es la ley”, dijo un vocero campesino. Su premisa no es exagerada, porque basta con alejarse cinco kilómetros del casco urbano para encontrar señales de advertencia de la columna Jaime Martínez, que generan terror. Sobre la carretera hay pancartas, pasacalles y grafitis que indican que a partir de ese punto es territorio de Mordisco. El primer retén de los criminales está en el corregimiento Ampudia, a tan solo diez minutos en carro desde el centro de Jamundí.
En la zona rural de Jamundí impera el silencio, nadie quiere hacer algo contrario al manual de convivencia entregado por las Farc, porque el castigo es la muerte.

El carnet debe ser portado siempre. Quien no lo lleve por alguna circunstancia tiene tres opciones: la primera, pagar tres millones de pesos en efectivo; la segunda, abonar un millón de pesos en efectivo y ser secuestrado por ocho días para realizar trabajos forzados e inhumanos en la carretera que están construyendo a los ojos de todo el mundo con el fin de acelerar el paso de la droga hacia el Pacífico; la tercera opción, si el campesino no cuenta con el dinero, es ser esclavizado durante 25 días para ser sometido a los mismos vejámenes.