Bogotá
¿Secretaría de Educación posesionará al profesor Lizcano en la rectoría de la U. Distrital? Este es el sombrío panorama de esa elección
SEMANA conoció que la entidad había dejado constancias ante el Consejo Superior Universitario en la que advertía de la inhabilidad. Delegados de la Presidencia y del Ministerio de Educación tampoco avalaron la designación.
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No cesa la tensión dentro de la Universidad Distrital por cuenta de la elección del profesor José Endelfo Lizcano Caro como nuevo rector de la institución.
Una lluvia de acusaciones, señalamientos, notificaciones de irregularidades en el proceso y aseveraciones de que el docente no cumple con los requisitos para ser posesionado en tal dignidad ha rodeado durante las últimas dos semanas la decisión del Consejo Superior Universitario (CSU).

Sin embargo, parece ser que lo dicho por la representación estudiantil y algunos de los docentes de la universidad no es del todo equivocado y Lizcano no cumpliría con los cinco años exigidos por la norma para quedarse con la silla del rector.
Dicha situación había sido notificada por el representante de estudiantes y por la misma Secretaría de Educación ante el pleno del CSU.
SEMANA accedió a las actas de la sesión del 22 de septiembre de 2025 de la reunión de la comisión accidental del CSU para la evaluación de las hojas de vida de los candidatos a la rectoría, en la que los delegados en esa mesa hacen varias claridades sobre la certificación de experiencia del profesor Lizcano.
Lo primero que hay que tener en cuenta para entender la complejidad del proceso que enreda la designación de Lizcano es que el cuerpo colegiado denominado Consejo de Participación Universitario es el encargado de definir, según los estatutos de la universidad y la norma vigente, el método de evaluación de las hojas de vida y, luego, es el mismo que las califica y emite un concepto sobre ellas para que el Consejo Superior Universitario pueda realizar la votación.

En la sesión llevada a cabo la tercera semana de septiembre, en la que participaron el representante principal de los estudiantes y el suplente ante el CSU, el representante de los profesores ante el Consejo Académico, el representante principal y el suplente de los trabajadores ante el Consejo de Participación Universitaria y la secretaria general (quien tiene voz, pero no voto dentro de la evaluación).
¿Lizcano sí acreditó la experiencia?
En la página 20 del documento conocido por esta revista quedó registrado en un primer momento que, tras la revisión primaria de las certificaciones de experiencia de Lizcano en nivel directivo y en nivel directivo con ordenación, control y ejecución, el profesor “no alcanza al mínimo en puntaje el primer cargo de nivel directivo”.
En ese mismo documento quedó la constancia de que, entre la experiencia acreditada de Lizcano, estuvo un cargo que tuvo como coordinador de área en la Superintendencia de Servicios Públicos, que duró entre el 25 de noviembre de 1997 y el 10 de abril de 2000.

Sin embargo, de esa experiencia, para optar por el cargo de rector, solo se le podían contar 12 meses. El requisito señala que debe ser un año de experiencia en cargos directivos por fuera de instituciones de educación superior y cuatro años en cargos directivos en instituciones de educación superior. En esta última, según el acta, solo logró acreditar 2 años y 7 meses de experiencia.
Ahora bien, justo sobre ese último punto es que se centra la controversia. Dentro de la experiencia acreditada por Lizcano aparece su paso por el Consejo Académico y el Consejo Curricular, a lo que el coordinador de la sesión (que es el mismo representante de los estudiantes) pone sobre la mesa si la participación de Lizcano en esos dos consejos puede contarse como experiencia en cargos de dirección.

Según su interpretación, en constancia, “hacer parte de un consejo” no corresponde a la definición de cargo que contiene la resolución 011 del 2025 del Consejo Superior. Esa moción es secundada por el jefe de la Oficina Asesora Jurídica de la Universidad, quien además pide revisar el tema muy bien.
Pese a estas advertencias, se realiza de nuevo una votación para avalar la experiencia como miembro del consejo académico y “la representación estudiantil ante el Consejo Superior Universitario vota en contra, la representación de profesores ante el Consejo Académico vota a favor y la representación de trabajadores ante el Consejo de Participación Universitaria vota a favor”, como quedó consignado en el acta.

Además de eso, en la sesión también se votó para definir si se avala la experiencia del candidato por haber sido parte del Consejo Curricular; la representación estudiantil votó en contra; las otras dos representaciones votaron a favor. Finalmente, y pasadas estas votaciones, el Consejo de Participación Universitario avala la hoja de vida de Lizacano y la envía al Consejo Superior Universitario.
Las constancias de la Secretaría de Educación
SEMANA logró hablar con algunos miembros del Consejo Superior Universitario para entender por qué, pese a las advertencias sobre la sumatoria de la experiencia y las zonas grises en la interpretación de la norma, se designó al profesor Lizcano como el nuevo rector de la institución.
Le aseguraron a esta publicación que “lo que pasó con la elección del rector no es un tema personal ni un juicio sobre sus capacidades. El punto es mucho más simple: durante la evaluación quedó claro que no cumplía con la experiencia directiva que exige el cargo.
Tanto los representantes estudiantiles como la Secretaría de Educación, el delegado de Presidencia de la República y del Ministerio de Educación dejaron esa advertencia por escrito en el acta”.
El problema de toda esta situación, según las declaraciones, es que para completar los cuatro años que pide la norma, algunos integrantes del Consejo de Participación Universitario le sumaron como experiencia su participación en el Consejo Académico y en el Consejo Curricular.

“Eso no es un cargo de dirección. Son funciones propias del puesto que ocupaba. Incluso terminaron doble contando la misma experiencia, porque si él estaba en el Consejo Académico era precisamente por ser decano”.
También se supo que la hoja de vida de Lizcano fue revisada por varias instancias y sometida a conceptos jurídicos de varias dependencias y la conclusión fue la misma: que esas actividades no se podían valorar como experiencia directiva. El Ministerio de Educación y Presidencia coinciden en esa interpretación.
A pesar de todo eso, la evaluación pasó. Se dejó constancia de las inconsistencias, pero la mayoría en el CPU le dio un puntaje alto y la candidatura siguió adelante.
“Como el sistema no funciona por mayorías, sino por sumatoria de puntos, los de la consulta y los de la hoja de vida, Lizcano no necesitaba mucho para quedar elegido. Con dos votos del Consejo Superior Universitario hubiera sido suficiente. Terminó con cuatro, y con eso alcanzó para ser designado rector, aunque no lograra la mayoría simple”, le señalaron a esta revista.
Entre los cuatro votos que llevaron a la rectoría a Lizcano están el de la representación del sector productivo, el representante de los exrectores, el representante de egresados y el representante de los profesores. Trascendió que los estudiantes, la representación de la Alcaldía y los delegados del Gobierno Nacional no votaron a favor de esa designación.
Por ahora, se sabe que la secretaria de Educación, Isabel Segovia, recibió un concepto jurídico de su cartera en el que se le pide abstenerse de posesionar a Lizcano como rector de la Universidad Distrital.

“En cualquier caso, ante las dudas que surgen por la presidencia del Consejo Superior Universitario, se sugiere respetuosamente a la secretaria evaluar la posibilidad de abstenerse de llevar a cabo el acto de posesión y ausentarse en ese momento de la sesión. En tal escenario, deberá acudir a lo previsto en el reglamento del Consejo Superior Universitario”, se lee.
Lizcano, quien debía ser posesionado el 1.º de diciembre, ahora tiene tres opciones (hasta ahora, ninguna ejecutada). La primera, que ante la ausencia de la presidenta del CSU, Isabel Segovia, lo posesione la representante de la Presidencia, María Nates, quien, al parecer, también dejó constancia de las irregularidades.
La segunda. Que, ante la inasistencia de Segovia y Nates, el CSU, con un cuórum de mínimo cinco, nombre un presidente ad hoc para que sea él o ella quien presida el acto. Sin embargo, ese cuórum no se ha logrado.
Finalmente, y menos probable, que el profesor Lizcano se posesione ante un notario (como en el caso de la rectoría de la Nacional) y luego sea el proceso judicial el que determine qué pasará.
