Bogotá
Lagos de Torca: la ciudad que se construye dentro de Bogotá. SEMANA conoció las entrañas del proyecto más ambicioso de América Latina
Lagos de Torca es el proyecto de expansión urbana más ambicioso de América Latina y se construye al borde de Bogotá. Serán 1.803 hectáreas de vías, viviendas, espacios públicos y equipamiento social.


En Bogotá se está construyendo una ciudad dentro de la ciudad. Lagos de Torca es uno de los proyectos de planificación urbana más importantes de América Latina que comprende la intervención de 1.803 hectáreas de terreno equivalentes a la extensión de una ciudad como Manizales o Montería. Aunque en el imaginario de los capitalinos se ve lejano, lo cierto es que avanza a buen paso y, de hecho, ya cuenta con hitos en fase de finalización.
Lagos de Torca se está llevando a cabo en el norte de Bogotá, desde la calle 183 hasta la calle 245 y desde la avenida Boyacá hasta la carrera Séptima. Promete, como lo dicen sus directivos, corregir la manera en la que hasta ahora se estaba concibiendo la forma de expandir el borde norte de la ciudad.
“Lagos de Torca es la materialización de un sueño de hacer que la expansión de Bogotá pueda ser bien planeada, financiada y ejecutada desde el sector privado y que ofrezca una nueva manera de vivir y aprovechar nuestra capital”, señaló Alejandro Callejas, gerente del proyecto.
De las hectáreas en las que se levantará la megaobra, 550 ya están ocupadas por colegios, concesionarios y otros equipamientos, 370 son construibles en proyectos de vivienda y otras unidades, 640 serán recreativas y de infraestructura pública, y el restante es suelo de protección. Este último no se afectará, sino que se protegerá, como lo advierte la Secretaría de Planeación de Bogotá.

Ahora bien, una de las grandes controversias que ha suscitado el proyecto es el impacto ambiental sobre la sabana de Bogotá y la supuesta ruptura de la estructura ecológica de la zona.
Sin embargo, uno de los ejes esenciales es justamente la recuperación de la conectividad ecosistémica entre los cerros orientales y el río Bogotá mediante intervenciones que incluyen la recuperación de nueve quebradas: Las Pilas, Floresta, Cañiza, Novita, Torca, Tibabita, Aguas Calientes, Patiño y San Juan.
También se avanza en el diagnóstico del humedal Torca-Guaymaral y los canales Guaymaral norte y sur con el objetivo de recuperar la conectividad ecosistémica. Callejas aseveró que para lograr esto es necesario “regresarle la capacidad al humedal, llevándolo a 90 hectáreas y asegurando su conectividad con el río Bogotá a través de canales planificados y ejecutados”.
Sin duda, ese no es un tema menor. La reconfiguración de las quebradas y la intervención del humedal para certificar la conexión hídrica también ayudarán a aliviar los episodios de inundaciones que paralizan el último tramo de la autopista Norte en época de invierno.

Un lugar para la gente
De acuerdo con sus promotores, una particularidad de Lagos de Torca es que más de la mitad de la superficie total del proyecto se convertirá en espacio público. La meta es que, una vez terminado, este sector cuente con cerca de 8 metros cuadrados de espacio público por habitante.
Para lograr este objetivo, se han plantado 3.000 árboles de los 110.000 previstos con la idea de mitigar el cambio climático y mejorar las condiciones ambientales. En paralelo, se construye un parque metropolitano de 170 hectáreas, 1,3 veces más grande que el Simón Bolívar, como zona de amortiguación del humedal. Este espacio tendrá una vocación ecológica y deportiva, con áreas para recreación, deporte y encuentro ciudadano.
El proyecto incluye 52 hectáreas destinadas a equipamientos públicos. Entre ellos, la construcción de un hospital de escala metropolitana y un Centro de Integración Modal del Norte, que reunirá distintas opciones de transporte público.
En materia de vivienda, Lagos de Torca está dividido en 34 planes parciales, de los cuales nueve ya fueron adoptados. Actualmente, se venden 14 proyectos en cinco de esos planes. La meta es llegar a 135.027 viviendas, de las que al menos el 40 por ciento será de interés social y prioritario (VIP y VIS). Esto significa que una parte importante de la oferta estará dirigida a hogares con ingresos bajos y medios. El objetivo es recibir a unos 430.000 habitantes en total.
La infraestructura de acueducto y alcantarillado es uno de los frentes menos visibles, pero más costosos. Se están instalando 151 kilómetros de redes matrices, junto con sistemas de drenaje sostenible para manejar aguas lluvias. El agua residual será dirigida hacia la planta de tratamiento de El Salitre, gracias a la nueva estación de bombeo de aguas residuales, evitando filtraciones y contaminación.
Con esta red, gran parte del norte de la ciudad quedará conectada al sistema de servicios públicos, algo que hasta ahora no estaba garantizado para todos los barrios.

“Debemos asegurar una conexión con los servicios públicos. No solamente de agua potable y los temas pluviales para que la ciudad deje de tener los problemas de inundación que allí se presentan, sino que podamos darles un mejor destino a las aguas negras. Asegurar que estas no sean vertidas ni a los vallados ni al humedal, sino que lleguen a la PTAR Salitre, como siempre tuvo que ser”, añadió Callejas.
Preservar la movilidad
El norte de Bogotá es quizá una de las zonas que más congestión vial registra. Algunas de sus vías están en mal estado, sufren de inundaciones, las zonas más rurales de ese extremo de la capital tienen limitado acceso a vías principales y la desorganización de los trazados hace que transitar por esos corredores sea un verdadero dolor de cabeza.
Lagos de Torca contempla 36 kilómetros de nuevas vías en doble calzada y 140 kilómetros de ciclorrutas bidireccionales, además de andenes amplios y alamedas. Esto se alinea con la idea de una ciudad de los 30 minutos, donde los servicios y el transporte estén al alcance en menos de media hora.
Entre las avenidas que se están construyendo están la Polo Oriental (calle 201), Polo Occidental, Guaymaral (calle 235), Santa Bárbara (carrera 19), Laureano Gómez (carrera 9.ª), Boyacá (carrera 72), Tibabita (calle 193), Villas (carrera 50) y Arrayanes (calle 209).
Actualmente, hay 5,2 kilómetros de vías en fase final, con una inversión superior a los 800.000 millones de pesos. Una vez en servicio, mejorarán la conexión entre la autopista Norte, la carrera Séptima y la futura prolongación de la Boyacá.
Finalmente, y más allá de las cifras, el gran reto que tiene por delante este megaproyecto es que logre cumplir lo que promete: un sector integrado, con movilidad fluida, espacios verdes de calidad, servicios garantizados y vivienda para distintos niveles socioeconómicos. Todo eso, asegurando que la sabana de Bogotá pueda mantener su estructura ecológica ambiental intacta.