NACIÓN
Epa Colombia y el proyecto con el que ayudaba a las reclusas sin pensar que terminaría siendo una de ellas
Daneidy Barrera Rojas, conocida como Epa Colombia, habló con SEMANA de lo complejo que es para ella, en su calidad de detenida, promover cambios o actividades dentro de la cárcel El Buen Pastor, en Bogotá.

En el marco de la entrevista que Daneidy Barrera Rojas, conocida como Epa Colombia, le concedió a SEMANA, la empresaria dio cuenta del proyecto que tenía con mujeres privadas de la libertad y al cual no le pudo dar continuidad, dado que ella pasó a ser una de las detenidas.

SEMANA: Epa, va a cumplir dos meses en la cárcel, ¿cómo ha sido para usted este tiempo aquí?
E. C.: Muy difícil. No creo que nadie merezca estar aquí. Es muy, muy difícil. He sufrido muchísimo aquí por la comida. También que el agua refrescante, entonces me tiene como la piel muy brotada. He sufrido bastante. Pero he sido muy fuerte, he sido muy muy resiliente. Creo que esa es la palabra que siempre me ha definido, como una mujer fuerte, valiente, como esas mujeres que se levantan a trabajar todos los días a luchar por sus hijos. Yo soy de esas mujeres.
SEMANA: ¿Y cómo es su día a día? Supimos que tiene ganas de estudiar.
Lo más leído
E. C.: A las 7:30, me baño, me organizo y pues nada, me quedo todo el día ya encerrada, ¿qué más? Porque todavía no puedo hacer nada, soy muy nueva, entonces hace poco empecé con mi tratamiento carcelario, que es la inducción de tratamiento, lo que uno siempre debe hacer al principio cuando llega para que luego lo coloquen en alta y uno empieza a descontar [tiempo de la condena].

Descontar es para que la pena se rebaje con horas, así sea haciendo aseo en el rancho, haciendo algo; entonces estoy en ello para empezar ya a descontar y que esos cinco años se vuelvan menos porque acá es el dos en uno. Entonces tú trabajas dos días y te remuneran diez horas.
SEMANA: Si usted quiere descontar la pena cumpliendo lo que ordena el Inpec (Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario) para ello, ¿cómo ha pensado descontar la pena?, ¿qué tipo de actividades piensa realizar en la cárcel?
E. C.: Pues quiero la que más da descuento que es mantenimiento y hacer aseo. Entonces toca lavar los baños, toca limpiar el pasillo y todo eso. Yo iba a hacerlo en la peluquería, pero me negaron ese proyecto. Yo tenía un proyecto aquí, que duré cuatro meses. Había 1.700 chicas, de esas 1.700, capacité a 300; de 300 tengo cinco trabajando en mi peluquería y cuando llegué aquí como una PPL, porque me dijeron que era una Persona Privada de la Libertad, me dijeron: “No, ya no puedes estar en el proyecto porque tú ya estás adentro, era cuando tú estabas afuera, ya tú estás adentro”. Entonces no me han brindado como esa oportunidad de capacitar a las chicas. Pues dije, voy a empezar con el mantenimiento, empezar a hacer aseo y todo, para que me vaya descontando.
SEMANA: Esa relación con las demás mujeres que están hoy aquí en El Buen Pastor pagando por múltiples delitos, ¿cómo ha sido, Epa?
E. C.: No, acá hay muchas historias que me tienen impresionada. De verdad que acá hay muchas personas que llevan 10, 14, 15 años y pues es muy difícil, pero Dios les ha dado la fortaleza para aguantar y ya muchas este año se van.
SEMANA: ¿Y cómo ha sido el trato de todas maneras?
E. C.: No, pues ya de puertas para dentro, no soy Epa Colombia, ya no soy la empresaria, ya no soy la influencer ni nada, ya me tratan como una persona normal. ¿Me entiende? Yo tengo personas que me quieren y que no me quieren. Y pues allá adentro pasa de todo, se pelean, de todo, pasan infinidad de cosas a cada instante.
SEMANA: ¿Y las que no la quieren por qué es?
E. C.: No, de pronto no me quieren por mi personaje de Epa Colombia o porque no sé, pues no a todo el mundo le voy a caer bien. Entonces hay unas que no y hay unas que me quieren, allá pasa de todo. Eso allá todos los días hay pelea, todos los días hay chismes, todos los días hay problemas y yo trato de evitar todo eso porque, Dios mío, yo quiero que mi conducta, como la tengo hasta el momento, que la tengo en buena, quiero llegar a excelente.

SEMANA: ¿Qué es lo más duro que ha tenido que vivir en estos casi dos meses aquí en El Buen Pastor?
E. C.: La comida. La carne a veces está picha, la ensalada con vinagre, yo trato de comer, pero de verdad que no me pasa. He bajado mucho [de peso].
SEMANA: ¿Cómo son esas noches?
E. C.: Es como un pavimento, en mi planchón, y la colchoneta que me dieron está mojada porque como acá ha habido lluvias, cuando yo llegué estaba lloviendo, esas colchonetas estaban mojadas, entonces la mía estaba mojada. Se puso superdurísima. Ahorita me conseguí como unas cobijas para envolverla porque se me duermen como los músculos, como los huesos. Entonces, muy difícil.
SEMANA: ¿Y no les permiten entrar comida, televisor, lectura, algo en qué distraerse?
E. C.: Yo me distraigo leyendo la Biblia y acá a todas las chicas les digo que busquemos a Dios, que Dios en cualquier momento nos puede sacar, que Dios es el que puede hacer milagros; el hombre nos condenó, mas Dios daba muchas oportunidades en la vida, entonces pues, con Dios, en cualquier momento vamos a salir. Desde pequeña mi mamá me inculcó lo de Dios, desde muy pequeña me llevó a la iglesia. Entonces, siempre he buscado a Dios; no que porque ahora estoy acá. Siempre, en todo momento, bueno y malo, siempre he buscado a Dios.
SEMANA: ¿Cómo han sido las visitas familiares?
E. C.: Son cada 20 días y puedo ver a mi hija y puedo ver a mi mamá, a mi papá y pues a mi pareja. Y pues nada, la visita acá es muy corta, es como de una hora, hora y media, entonces como que el tiempo pasa volando.
SEMANA: ¿Y qué le dicen ellos?
E. C. Que sea muy fuerte, que de aquí voy a salir. Que sea muy berraca, muy persistente.
SEMANA: Su pareja trata de ser fuerte, pero también está sufriendo…
E. C.: Ella es la que más sufre porque es la que ahorita está en mi empresa trabajando, tiene que estarme ayudando porque yo tengo cien empleados directos e indirectos tengo doscientos; entonces, imagínate la responsabilidad tan grande. Sí, de verdad que mi pareja me ha apoyado muchísimo, ha estado ahí siempre para mí.