Bogotá
El cóctel mortal de peligrosa droga que se mezcla con el ‘Tusi’ en Bogotá y que tiene en alerta a todas las autoridades
Es la primera vez que se detecta este componente mezclado con drogas sintéticas en el país.

El hallazgo de una sustancia de uso exclusivo veterinario en dosis de drogas sintéticas de consumo humano —desconocida para este uso hasta ahora— encendió las alarmas de las autoridades sanitarias y judiciales en Bogotá y otras regiones del país.
Se trata de la xilacina, un sedante no opioide y relajante muscular empleado en medicina veterinaria, especialmente en gatos, que, por primera vez, fue detectado en muestras de drogas comercializadas como ‘tusi’ en la capital.

El descubrimiento, documentado en el más reciente informe del Sistema de Alertas Tempranas (SAT) del Observatorio de Drogas de Colombia, representa un riesgo sanitario sin precedentes en el contexto local.
El reporte confirma que el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses identificó xilacina en tres incautaciones realizadas en Bogotá. Eran polvos sólidos de distintos colores, fucsia, violeta y rosado, que, en apariencia, replicaban la presentación habitual del ‘tusi’.
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A estas muestras se suman otras dos obtenidas en contextos recreativos y que fueron reportadas por la ONG Échele Cabeza, según el informe compilado por el Ministerio de Justicia.

El análisis químico reveló que la xilacina no aparecía sola. En todas las muestras estaba mezclada con otras drogas y medicamentos: ketamina, MDMA, metanfetamina, cafeína, MDA, tramadol, fenacetina y acetaminofén, entre otros. Un cóctel que, según el SAT, multiplica los riesgos por los efectos combinados sobre el sistema nervioso central y el sistema cardiovascular.
Potenciador de riesgos
Según el informe, “la xilacina en humanos puede provocar hipotensión, bradicardia y depresión respiratoria, además de ulceraciones cutáneas necróticas graves en casos de consumo repetido. La dosis letal media estimada es de 15 mg/kg, con un rango tóxico que inicia en 40 mg”.

Aunque su uso indebido ha sido documentado en otros países, como adulterante de heroína y cocaína en Puerto Rico y Filadelfia, su presencia en Colombia es reciente. La DEA ha advertido que, en Estados Unidos, la mezcla de xilacina con fentanilo está presente en 48 de 50 estados y que, en 2022, el 23 % del fentanilo en polvo y el 7 % de las pastillas incautadas contenían esta sustancia.
En esos contextos, la xilacina no solo aumenta la potencia del efecto depresor de los opioides, sino que también complica la respuesta ante sobredosis: la naloxona, antídoto habitual, no revierte sus efectos.
¿Cómo llegó al mercado negro?
El SAT identifica tres razones por las que la xilacina podría estar entrando en la cadena de producción de drogas ilícitas: es una sustancia activa fácil de conseguir y de bajo costo; puede servir tanto de adulterante como de diluyente, aumentando el volumen de la droga final, y prolonga o intensifica los efectos de otros compuestos psicoactivos.

En el caso colombiano, el riesgo se amplifica porque el ‘tusi’ no tiene una fórmula estándar: puede contener desde derivados anfetamínicos (MDMA, MDA) hasta ketamina, cafeína, metanfetamina, cocaína y opioides. En algunas incautaciones se han identificado hasta nueve sustancias distintas. Esta variabilidad dificulta que el consumidor pueda anticipar el efecto real del producto y eleva la posibilidad de reacciones adversas graves.
Combinaciones mortales
El informe detalla cuidadosamente combinaciones que podrían resultar mortales para los consumidores y que, de paso, podrían aumentar los riesgos en la salud pública de Bogotá y de los demás territorios a los que haya llegado la xilacina.
Con etanol, la xilacina aumenta la depresión del sistema nervioso central; con fentanilo, agrava la depresión respiratoria; con cocaína, incrementa el riesgo de taquicardia; con ketamina, potencia la sedación, y con metanfetamina, eleva la presión arterial. En un entorno de consumo recreativo, donde es frecuente la mezcla de drogas y alcohol, estos efectos pueden ser letales.

A diferencia de otras sustancias más comunes en el mercado ilícito, la xilacina no se detecta con pruebas de campo ni en exámenes toxicológicos rutinarios. Esto implica que solo laboratorios especializados pueden confirmarla, lo que complica la vigilancia y el diagnóstico clínico en casos de intoxicación.
La aparición de xilacina en el ‘tusi’ marca un punto de inflexión en el monitoreo de drogas emergentes en el país. Hasta ahora no se había reportado su presencia en el mercado local, ni siquiera en mezclas con heroína. El SAT considera que se trata de un hallazgo inédito, que amerita una respuesta articulada entre instituciones de salud, autoridades judiciales y organizaciones comunitarias.

El documento advierte que las personas pueden estar consumiendo esta sustancia creyendo que se trata solo de drogas sintéticas de uso recreativo. Sin embargo, los efectos y la potencia cambian drásticamente cuando hay mezclas con depresores potentes como la xilacina. “Se pueden presentar efectos sinérgicos y riesgosos para las personas”, señala el informe.