Barranquilla
El milimétrico operativo de la Dijín que dejó al descubierto fábrica de licor adulterado: las ganancias eran millonarias
Fueron varios meses de investigación.

Un equipo especial de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijín) de la Policía Nacional, dio un duro golpe en Barranquilla, Atlántico, donde desarticularon una banda dedicada a la realización de licor adulterado que era comercializado entre la ciudadanía.
El golpe fue ejecutado por los agentes de inteligencia en Barranquilla, Sabanagrande, Palmar de Varela y Sabanalarga, donde fueron capturadas 14 personas, entre hombres y mujeres. Asimismo, las autoridades decomisaron 290 botellas de licor adulterado.
De acuerdo con la investigación, el grupo delincuencial, conocido como Los Imitadores, “se especializaba en la fabricación, imitación y alteración de bebidas alcohólicas, especialmente whisky, aguardiente y aperitivos”, sin contar con el registro sanitario del Invima.

Estas bebidas eran vendidas como si fueran originales, lo que representaba un grave riesgo para la salud de los consumidores en varias poblaciones del departamento del Atlántico.
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“Los integrantes compraban alcohol industrial y botellas recicladas, fabricaban estampillas y etiquetas para el embotellamiento de varios de los licores, que eran comercializados en estancos, tiendas y al público en general, suplantando una bebida alcohólica original, logrando así, imitar y alterar las bebidas que son puestas en el comercio público.”, señaló uno de los investigadores del caso.
En medio de las pesquisas, las autoridades pudieron identificar que había varios roles dentro de esta banda delincuencial. Existían proveedores de botellas recicladas, falsificadores de estampillas, tapas, dosificadores y etiquetas, además de quienes conseguían el alcohol, entre otros insumos para la elaboración rudimentaria y antihigiénica de los productos.

Y es que los investigadores lograron identificar a Carlos Arturo López Caro, alias Pelo de Puya, como cabecilla de la organización, quien era, al parecer, el encargado de financiar la compra de insumos y de comercializar el producto final al público en general, obteniendo la mayoría de ganancias.
“Cuando el cabecilla hacía entrega de toda la materia prima a los demás integrantes para la imitación y alteración de las bebidas alcohólicas, los fabricantes o imitadores, elaboraban las bebidas en sus viviendas, con elementos artesanales y en sitios que carecen de higiene como baños, patios y cocinas, utilizando baldes, ollas, jeringas y prendas de vestir utilizadas”, detalló la Dijín.
El licor adulterado que era realizado en Barranquilla lo trasladaban hacia otras poblaciones para su comercialización, colocando en riesgo la salud de las personas.
“Una vez elaborado y envasado el licor adulterado es vendido y distribuido por otras personas en la cadena criminal, quienes son los encargados de buscar los clientes del producto, clientes que en este caso son los propietarios de discotecas, propietarios de locales comerciales, empresas de eventos, como: matrimonios y fiestas de cumpleaños; logrando así, distribuir el producto adulterado en una amplia zona de la región Caribe y recolectado grandes sumas de dinero, evadiendo todo tipo de controles sanitarios y fiscales”, finalizaron.
Las investigaciones avanzan por parte de las autoridades judiciales en el Atlántico.