La Guajira

El impresionante dossier criminal de alias XL, el cabecilla del Clan del Golfo que se codeaba con políticos de La Guajira

SEMANA revela los presuntos nexos de uno de los principales cabecillas del Clan del Golfo en La Guajira con clanes políticos. El Gaula de la Policía lo capturó en una redada nacional.

10 de mayo de 2025, 6:41 a. m.
NAC- XL CLAN
José Francisco Mercado Pacheco, alias XL, de quien las autoridades dicen que es uno de los más sanguinarios cabecillas del Clan del Golfo. | Foto: SEMANA

De José Francisco Mercado Pacheco, alias XL, pocos se atrevían a dar detalles en el municipio de San Juan del Cesar, sur de La Guajira, localidad donde construyó un fortín y, presuntamente, desplegó un plan macabro contra la fuerza pública y todo aquel que se atreviera a enfrentarlo.

Las autoridades dicen que es uno de los más sanguinarios cabecillas del Clan del Golfo en esa región del país. Bajo sus órdenes estaba una subestructura armada con capacidad ofensiva y económica, control territorial y presunta injerencia en decisiones políticas en varias zonas de La Guajira. Durante más de dos décadas, XL consolidó un imperio de violencia.

Nacido criminalmente en Tierralta, Córdoba, como parte de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia, escaló en las filas del crimen organizado hasta convertirse en uno de los máximos comandantes urbanos del Clan del Golfo en La Guajira. Su dominio se extendía por municipios claves como Fonseca, Maicao, Riohacha, Barrancas, Distracción, Villanueva y San Juan del Cesar.

José Francisco Mercado Pacheco, supuesto cabecilla del Clan del Golfo es el sindicado de ordenar el asesinato de policías y operarias de chance, en una clara retaliación por el no pago de extorsiones. | Foto: Suministrado a SemanaAPI

“Allí no se movía un político sin su visto bueno”, afirmó una fuente consultada por SEMANA. Uno de los agentes de la inteligencia del Gaula de la Policía sostuvo que este presunto criminal era el encargado de muchas actividades ilegales.

“Coordinaba homicidios selectivos, extorsiones, desplazamientos forzados, tráfico de armas y narcotráfico. También libraba guerras territoriales contra organizaciones como los Pachencas, generando desplazamientos masivos y muertes selectivas”, detalló.

Sin embargo, lo que más preocupa a las autoridades es la presunta relación de XL con el ámbito político. SEMANA conoció que las autoridades judiciales no descartan una fuerte participación de XL en elecciones y hasta en contrataciones municipales.

“El cabecilla, al parecer, influía en procesos electorales a través del miedo, la presión y la financiación ilícita de campañas”, señaló la fuente. Aunque no hay imputaciones concretas, se habla de políticos que habrían recibido respaldo logístico o financiero de su estructura para alcanzar cargos públicos en los municipios bajo su dominio.

Este supuesto cabecilla del Clan del Golfo es el sindicado de ordenar el asesinato de policías y operarias de chance, en una clara retaliación por el no pago de extorsiones.
La Fiscalía señala a José Francisco Mercado como autor intelectual de homicidios de comerciantes que se negaron a pagar las extorsiones impuestas por su estructura. | Foto: cortesía-semana

“Estamos hablando de un control integral. Alias XL no solo imponía el orden criminal, habría intervenido en la escogencia de líderes locales mediante coerción sobre votantes y acuerdos económicos”, dijo otra fuente.

Varios expedientes permanecen en etapa preliminar en despachos de la Fiscalía en Riohacha y Valledupar, en el Caribe colombiano, zonas donde los hechos de corrupción son visibles. En Fonseca, por ejemplo, el control de alias XL sobre el comercio era total. La Fiscalía lo señala como autor intelectual de homicidios de comerciantes que se negaron a pagar las extorsiones impuestas por su estructura.

Además de implantar el miedo con armas, alias XL —según informes reservados de la Policía y obtenidos por este medio— mantenía una red de colaboradores civiles que se camuflaban en estructuras comunitarias, cooperativas agrícolas, Juntas de Acción Comunal e incluso campañas políticas.

“Usaba estas fachadas para lavar dinero, reclutar informantes y acercarse a figuras públicas con influencia local”, señala un documento en poder de este medio. La injerencia de los grupos armados ilegales en la política guajira no es un secreto; por el contrario, se ha convertido en una rutina.

“Si no votabas por el candidato que él decía, te podían sacar de tu casa o cobrarte más por el cupo en el colegio del pelado. Ya esto es paisaje acá, y nada pasa”, dijo un habitante de la zona al que le tocó huir por las presiones de los ilegales.

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