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Alcaldía de Santa Marta habla de niña que murió por parásito ‘comecerebros’ en piscina: “No tenemos criterio para actuar”
La Secretaría de Salud de la capital del Magdalena reaccionó a la dolorosa historia de Stefanía Villamizar.
SEMANA reveló la trágica historia de una pequeña de diez años que contrajo un peligroso parásito ‘comecerebros’ mientras disfrutaba de una piscina en Santa Marta. La Secretaría de Salud habló del suceso que causa conmoción en Colombia.
El jefe de esa cartera, Jorge Bernal, indicó que no tenía en el radar el fallecimiento de Stefanía Villamizar porque la enfermedad fue tratada en la ciudad de Bucaramanga e investigada por el Instituto Nacional de Salud (INS) sin dar cuenta al Magdalena.
De momento, él no tiene insumos para abrir un estudio sobre el caso. Sin embargo, está insistiendo ante las autoridades sanitarias para que le suministren información y así poder dar claridad sobre las causas que la llevaron a la muerte, también a medir responsabilidades.
“Pese a que hemos averiguado en varias oportunidades, no tenemos absolutamente ninguna información. Por lo tanto, no tenemos algún criterio para actuar sobre el hecho. La información la tiene el Instituto Nacional de Salud”, dijo el funcionario.
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Mucho menos ha inspeccionado en las últimas horas el lugar donde posiblemente la niña adquirió el parásito. Aunque reconoció que, antes de que SEMANA divulgara la situación, los expertos habían monitoreado el establecimiento como indica la norma.
En esa revisión tomaron muestras del agua de la alberca y las conclusiones no mostraron signos de alerta. Es decir, estaba en buenas condiciones para su uso público. Allí se sigue prestando el servicio con normalidad mientras avanzan los estudios en el INS.
Ante la pregunta de si la bacteria pudo haber sido detectada, el secretario respondió: “Con los estudios que se hacen a las aguas de las piscinas, se establece si hay presencia o no de algunos de los agentes vivos que puedan generar enfermedades a las personas”.
Para tranquilidad de los turistas, agregó que la Secretaría de Salud de Santa Marta redobla los seguimientos y las evaluaciones técnicas en las zonas de baño durante la temporada de vacaciones, con el fin de mitigar los riesgos.
Así fue como un parásito mortal ‘comecerebros’ acabó con la vida de la niña colombiana
Por primera vez, Tatiana González decide conversar con un medio de comunicación y cuenta la historia de su hija, una pequeña de 10 años que fue diagnosticada con una extraña infección que acabó con su vida.
La menor contrajo un peligroso parásito que arrasa con todo a su paso y se esconde en piscinas, jacuzzis y hasta lagos. Es un caso poco frecuente para la medicina y que tiene las alarmas encendidas en Colombia.
El 18 de junio de este año, Tatiana viajó con su hija a Santa Marta para disfrutar de las vacaciones. Dos días después, Stefanía Villamizar empezó a quejarse de un dolor en el oído que se extendió a episodios de vómito y fiebre. En un primer momento, los síntomas fueron tratados como una otitis.
Madre e hija regresaron a su casa, en Bucaramanga, y los días transcurrieron sin ningún tipo de alerta. El malestar en el oído continuó, pero su intensidad fue disminuyendo.
El 4 de julio arrancó el viacrucis. Stefanía despertó, pero no era la misma. No quería levantarse de la cama, le molestaba la luz y llamó a la empleada de servicios para que la acompañara a ducharse. Una petición que causó extrañeza en la casa. De repente, de pie, dentro del baño, comenzó a convulsionar.
La pequeña permaneció bajo observación médica y fue sometida a diferentes procedimientos. Era evidente que no se trataba de una simple otitis, pero los especialistas no sabían lo que sucedía. Desafortunadamente, 24 días después, Stefanía murió en la clínica rodeada de sus padres y demás familiares. Fue una muerte casi que anunciada. Dos días antes de su fallecimiento, a la niña le declararon muerte cerebral.
El dictamen de la clínica arrojó que la causa del deceso estaba relacionada con una meningitis. Pero el caso fue tan extraño que escaló a instancias nacionales y el Instituto Nacional de Salud intervino en el diagnóstico.
Un mes después del fallecimiento y luego de realizarse una serie de estudios de necropsia, los especialistas determinaron que la niña murió por una encefalitis.
El neurocientífico William Contreras hizo parte de la investigación y reveló en SEMANA detalles de la impactante conclusión.
Se trata de un protozoo ameboflagelado, perteneciente al filo Percolozoa; la transmisión se produce a través de la cavidad nasal, mediante la inhalación de polvo o aspiración de agua o aerosoles contaminados con trofozoítos o quistes, los cuales atraviesan la mucosa nasal y por el nervio olfativo se desplazan hasta el cerebro. Una vez en el cerebro, destruye los eritrocitos y las células nerviosas.
“Es un parásito que, debido a las altas temperaturas y aguas estancadas, puede vivir en áreas como piscinas o jacuzzis y se alimenta del cerebro. Los síntomas comienzan con fiebre leve y malestar general y algunas veces rinitis; ocurre, principalmente, en individuos sanos”, agregó Contreras.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud, las características morfológicas corresponden a meningoencefalitis amebiana, que por el patrón de lesión leptomeníngeo favorece origen ambiental género Naegleria.