Tragedia sin fin
Tragedia sin fin: después de 8 años, damnificados de Mocoa no tienen vivienda y ahora batallan con invasores de predios
Voceros de los afectados dicen que ya no le creen a la Unidad de Gestión del Riesgo. El alcalde revisa el tema y nadie le da razón de solicitud de permisos de construcción.

Decepcionados de las promesas, de las reuniones y las visitas de un lado y de otro sin que se tengan soluciones, así se declaran los damnificados de la tragedia ocurrida en Mocoa, que este lunes 31 de marzo completa 8 años y aún sigue el viacrucis para cientos de familias que están esperanzadas en volver a tener una vivienda.
En la tragedia, el saldo fue de 330 personas muertas, 400 heridas y alrededor de 1.500 damnificados, entre el área rural y urbana.
En esa gran masa de la población, que además eran familias vulnerables, asentadas en barrios edificados en terrenos de alto riesgo, se hicieron algunas soluciones de vivienda: 300 casas, de las 1.209 proyectadas en la parte urbana, mientras que en la rural falta la totalidad estimada, que eran 256.
Los voceros de los damnificados argumentan que ahora, sin lograr recuperar sus viviendas, se han tenido que convertir en guardianes de los predios, para tratar de contrarrestar a los invasores.
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De hecho, para este primero de abril está prevista una audiencia que buscará dirimir la querella interpuesta para que sean desalojadas 12 casas, que fueron ocupadas por personas no damnificadas, también pobres y necesitadas de un techo, quienes al ver que no hay construcción, llegaron a los inmuebles inconclusos y vieron la oportunidad de asentarse allí.
El asunto se aborda en cantidades de reuniones institucionales. Por allá pasan todas las días y abren procesos sancionatorios, como el anunciado contra la Unidad de Gestión del Riesgo en 2023. Muchas veces, con esos anuncios de acciones, principalmente para desempantanar el tema de las viviendas para damnificados, dejan a la gente esperanzada, con la promesa de volver, pero lo cierto, es que hasta el momento no hay nada concreto.
El alcalde del pueblo acude a las instancias pertinentes para averiguar si hay algún contratista que esté adelantando los trámites de construcción y se encuentra en el vacío, solo con la petición de un permiso para el movimiento de tierras.

Lo cierto es que en el área urbana faltan 909 viviendas cuya construcción no avanza y, además, las demoras ya están ocasionando una cadena de problemas. Por ejemplo, además de la invasión de casas que quedaron a medio camino, luego de que el contratista se retirara ante las trabas ambientales que se presentaron, se suma el hecho del deterioro en el que están cayendo los materiales, como varillas de hierro, que ya hacían parte de los cimientos del proyecto y ahora están oxidadas. Se trata de 163 implantaciones, como se llama en el argot de la construcción, que están expuestas a la intemperie y, seguramente, son avances que tendrán que demoler.
Desde que se compraron los predios, las irregularidades han estado a la orden del día, denuncian los voceros de los damnificados. “No verificaron si el suelo era apto para construir”. En consecuencia, llegó el constructor y, luego de diseños y primeros trabajos, apareció Corpoamazonia, con la negativa, pues parte de la zona era de protección ambiental.

En cuanto a las 12 casas que quedaron sin terminar, pero ya tenían hasta techo, son ahora las que fueron tomadas por personas que ni siquiera son damnificados. “Cuando empezó la reconstrucción, pensábamos que era el principio del fin, pero cada vez el panorama es más complejo”, dice uno de los voceros, quienes desanimados aseguran que seguirán en la batalla, pese a que ya no creen en promesas.