Mientras a César Manrique, alfil del Petro y prófugo de la justicia, le permitieron apelar su condena en libertad, al expresidente Uribe le imponen domiciliaria

Un ejemplo de la desproporcionalidad de la justicia tiene nombre y cargo. César Manrique Soacha, la mano derecha del presidente Gustavo Petro, incluso desde la alcaldía de Bogotá, es un prófugo de la justicia y se burló de esta. Está condenado y tiene otra medida de aseguramiento.

El presidente Petro nombró a Manrique Soacha en la dirección de la Función Pública, lo hizo cuando estaba en juicio por el escándalo de irregularidades en la compra de motos eléctricas para la Policía de Bogotá. En otras palabras, nombró en el cargo que ostenta la moralidad y transparencia de los funcionarios públicos de Colombia a un investigado por corrupción.

Por ese escándalo de las motos eléctricas, Manrique Soacha fue condenado a 10 años de cárcel, y aquí viene la contradicción de la justicia. Fue condenado mientras tenía otro proceso de corrupción: la Unidad para la Gestión del Riesgo (UNGRD). Aun así, el juez que lo condenó le permitió apelar su condena en libertad.

Manrique Soacha estuvo libre hasta que, en el proceso de la UNGRD, la Fiscalía le imputó cargos y solicitó una medida de aseguramiento, que su defensa apeló. La decisión fue confirmada y, acto seguido, desapareció, se fugó, nadie sabe dónde está. Se sumó al listado de prófugos en el gobierno del presidente Gustavo Petro.

Así las cosas, el alto funcionario del ‘gobierno del cambio’, al que la justicia le dio la oportunidad que no tuvo el expresidente Álvaro Uribe ―enfrentar su apelación en libertad―, se burló de esa justicia que tanto el presidente Gustavo Petro pide respetar. Se escapó, como lo hizo en su momento, Carlos Ramón González.

El exdirector de la Función Pública, mano derecha del presidente Gustavo Petro y condenado por la justicia, se convirtió en el ejemplo de que el mazo de la justicia golpea más fuerte dependiendo de quién lo agarra y a quién golpea.

En su caso, tuvo la posibilidad que, por derecho, tuvo Epa Colombia y hasta la mujer que esclavizó a dos ancianos en el Bronx en Bogotá, pero que no le dieron al expresidente Uribe.

La defensa del expresidente Álvaro Uribe tuvo que recurrir a una acción de tutela para insistir ante los magistrados del Tribunal Superior de Bogotá que apelar una condena es posible mientras se encuentre en libertad, acudiendo a la presunción de inocencia que le reviste y el cumplimiento a las citaciones de la misma justicia.

De César Manrique Soacha no se tiene conocimiento de su paradero, la Fiscalía evalúa la posibilidad de solicitar, a través de Interpol, una circular que permita su ubicación y captura inmediata. El escándalo de corrupción de la UNGRD tiene un expediente completo con las pruebas en su contra.