INVESTIGACIÓN
Los comandos de la Policía que cazaron a Otoniel ahora son perseguidos por el Clan del Golfo. Se tuvieron que ir al exilio
En medio del nuevo estatus de “ejército” que le dio el Gobierno Petro al Clan del Golfo, varios excomandos de las unidades élite de la Policía, desde el exilio, revelaron a SEMANA detalles de un plan criminal para asesinarlos tras haber logrado la captura de alias Otoniel.

Podando pasto, recogiendo nieve con pala, demoliendo casas, prestando servicios de seguridad en eventos privados y haciendo maromas para conseguir un dólar. Así es la vida de uno de los hombres más experimentados de las fuerzas especiales de la Policía que, durante 18 años, estuvo ‘cazando’ a cabecillas de las Farc, paramilitares y a integrantes del Clan del Golfo.
Su vida hoy está alejada de lo que fue una de las unidades más destacadas de la Policía, como el Grate (Grupo de Operaciones Especiales Antiterrorismo), donde aprendió a camuflarse entre la maleza durante días. En medio de la presión calculaba diferentes variables como la distancia, el viento, la temperatura y la altitud para asegurar que su bala diera en el blanco. Su especialidad era la de francotirador.
Participó en numerosos operativos en los que murieron cabecillas de renombre nacional que ocupaban los titulares en los medios de comunicación. Unos murieron como acción directa de sus disparos y en otras ocasiones ayudó a capturar a personajes del crimen, como el temido narcotraficante Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, en 2009.

Hoy no puede creer que esté haciendo oficios varios en otro país, alejado de su hija, a quien no ve desde hace tres años y haciendo peripecias para mantenerse a flote. La vida para el subintendente Edwin cambió en 2023, cuando comenzó a recibir llamadas extrañas a su celular. Al principio creyó que se trataba de esas comunicaciones que hacen desde las cárceles para extorsionar y, como hombre experimentado en la batalla contra el crimen, no le prestó atención.
Pero en noviembre de 2023, una de esas llamadas le hizo dar un giro de 180 grados a su vida. Al otro lado del celular se escuchaba un sujeto con acento paisa que le hablaba claro y con seguridad. Le nombraba uno a uno a los miembros de su familia, su esposa, sus hijos y le explicaba la rutina diaria de cada uno de ellos.
Sin rodeos, el extraño le dijo que lo llamaba de parte de alias Chiquito Malo, el nuevo cabecilla del Clan del Golfo que había reemplazado a alias Otoniel, quien fue capturado en octubre de 2021. Para corroborar que no se trataba de una llamada falsa, Edwin se comunicó con varios hombres de inteligencia que conocía para que le informaran si la llamada había salido desde una cárcel. Los resultados del rastreo lo dejaron perplejo.

Efectivamente, la llamada había salido desde Necoclí, Antioquia, bastión del Clan del Golfo y región donde nació la operación Agamenón de la Policía, que fue diseñada justamente para golpear a dicha estructura narcotraficante.
“Chiquito Malo había iniciado un plan para cazar a quienes participamos en las operaciones contra Otoniel y que llevaron a su captura”, aseguró el excomando del Grate. La preocupación de Edwin lo llevó a profundizar en las averiguaciones. Preguntó a compañeros si habían recibido llamadas similares y varios le contestaron que sí.
“Según lo que el emisario de Chiquito Malo me dijo, es que querían contactarme porque estaban buscando a las personas que participaron en las operaciones contra Otoniel. Comienzo a preguntar en la unidad de la que yo formaba parte y otros comandos me aseguraron que eso ya les había pasado”, relató Edwin.

Para el momento de la captura de Otoniel, en octubre de 2021, el entonces comando Edwin ya no estaba en el Grate. Por su amplia experiencia como tirador de alta precisión había sido asignado al esquema de seguridad del presidente Iván Duque. Él era uno de esos hombres que se veían encima de los tejados de las casas o edificios cuidando al jefe de Estado.
Tras el cambio de Gobierno de Duque a Petro, a Edwin lo mantuvieron unos meses como hombre de seguridad en el esquema presidencial. Aseguró que durante este Gobierno comenzó una fuga de información que lo puso en peligro.
No obstante, el subintendente Edwin no fue el único que tuvo que exiliarse en Estados Unidos por la operación de cacería contra el Clan del Golfo. William, exintegrante del Grate, también lo hizo. Sus casos son similares: cumplieron con el deber de perseguir a uno de los criminales más buscados del país, pero dicen que no sintieron el respaldo de la Policía.
William reveló a SEMANA que, luego de la captura de Otoniel, se comenzaron a presentar fugas de información en la Policía y sus nombres quedaron expuestos y a merced de los segundos al mando del Clan del Golfo que buscaban vengar la captura de su entonces jefe máximo.

“Mi rol era de tirador de alta precisión (francotirador), tenía que hacer reconocimiento cercano al objetivo, hacer inteligencia, verificar presentemente de que toda la información que nos brindaban las agencias de inteligencia era verdadera”, explicó William.
El experto tirador participó en más de 40 operaciones contra los máximos cabecillas del Clan del Golfo, en los diez años que duró en la Policía. La vida le cambió a William a los pocos días de haber capturado a Otoniel.
Cuenta que luego de hacer una operación contra otro objetivo de alto valor, y después de haber salido de una jornada laboral, su entrenamiento le permitió detectar a dos sicarios que venían en moto. Los identificó a la distancia, lo que le permitió reaccionar hábilmente para tirarse al lado de un carro y esquivar los disparos que le hicieron los sujetos.
“Antes de ese primer atentado, yo había recibido llamadas en las que me decían que no diera papaya, porque me iban a matar por haber capturado al patrón”, indicó. Pero los hechos criminales en su contra no se quedaron ahí.
A las pocas semanas, mientras se definía la extradición de Otoniel a Estados Unidos por narcotráfico, William, quien se encontraba visitando a su mamá, fue blanco de otra acción intimidatoria. Hacia las tres de la mañana, recordó, sujetos en moto lanzaron una piedra contra la vivienda de su mamá con un panfleto que contenía una sentencia de muerte.
“En el escrito se leía: señora, la vamos a matar a usted y su familia, porque su hijo ayudó a capturar al patrón”, indicó López. Dentro del plan cacería contra la Policía que inició alias Chiquito Malo tras la captura de Otoniel, el ahora nuevo cabecilla del Clan del Golfo estaba ofreciendo hasta 70 millones de pesos por cada comando muerto.

Estos eventos llevaron al francotirador a tomar la decisión de retirarse de la Policía al ver, según dice, que en la institución tampoco encontró respaldo en materia de medidas de seguridad para él y su familia. Justamente, buscando protegerlos o alejarlos de la situación de riesgo, salió del país.
Jefe de la unidad
Al igual que Edwin y William, uno de los más experimentados coroneles del Grate, quien tuvo a su cargo el diseño de estrategias tácticas y operativas para afectar a la entonces guerrilla de las Farc, a los principales narcotraficantes del país y luego la operación Agamenón, corrió con la misma suerte: el exilio fue su destino por haber participado en la captura de Otoniel.
El oficial en retiro contó a SEMANA que fue uno de los pioneros de las operaciones especiales desde 2004, en las que los objetivos eran todos los actores armados que afectaran la seguridad y convivencia del país. Para esa fecha se hizo énfasis en el secretariado de las Farc y sus cabecillas, y el Clan del Golfo, que para la época se llamaba Autodefensas Gaitanistas de Colombia o conocido también como el Clan Úsuga, que era liderado por alias Don Mario.
Reconoció que el poder económico del Clan del Golfo fue fundamental para filtrar las unidades élite de la Policía y así obtener información específica de quiénes participaron en la captura del capo del narcotráfico y causaron bajas en la estructura criminal.
“Comenzaron a ofrecer altas sumas de dinero en las unidades policiales para que les dieran información sobre las personas que hacían parte de esas unidades y ahí se comenzaron a presentar las amenazas a nuestras familias, a nosotros inicialmente y desafortunadamente el acceso a nuestra información personal dentro de la Policía es muy fácil”, dijo el oficial.
Para el caso de este coronel, el Clan del Golfo logró obtener información de su familia. Al trabajo de su esposa comenzaron a llegar personas para que le transmitieran un mensaje de muerte.
“De igual manera ubicaron la dirección de mi casa y me vi obligado en tres ocasiones a cambiar de residencia en Medellín, hasta que el tema de se desbordó porque llegaron amenazas contra mi mamá y mis sobrinos cuando no podían ubicarme. Tomé la decisión de irme del país”, comentó.
Lo paradójico del caso es que, mientras estos policías destacados tuvieron que salir huyendo del país, el Gobierno del presidente Gustavo Petro le dio un nuevo estatus al Clan del Golfo en su proyecto de paz total y lo reconoció como Ejército Gaitanista de Colombia.