Investigación
Exclusivo: SEMANA revela el testimonio de un testigo secreto sobre el atentado contra Miguel Uribe Turbay. Ratifica que la orden vino de las Farc
SEMANA revela el testimonio de un testigo hasta ahora desconocido en el caso por el atentado contra Miguel Uribe Turbay. Conoce las entrañas de la organización criminal y ratifica que las disidencias dieron la orden.

En la investigación por el atentado contra Miguel Uribe Turbay, la Fiscalía dio con un testigo hasta ahora secreto, pero determinante para establecer todo lo que se movió detrás del crimen.
Se trata de un hombre que conoce desde años atrás al jefe de la banda, Élder José Arteaga, identificado con los alias del Costeño o Chipi, sus andanzas en el barrio El Muelle, de Engativá, los negocios de tráfico de drogas, su adicción al tusi y la oficina de sicarios que montó y que fue contratada para matar al precandidato presidencial del Centro Democrático.
SEMANA tiene en su poder la detallada declaración de este hombre, de quien se reserva la identidad, pues su testimonio es determinante y ya ordenaron su asesinato tanto la banda de su compinche el Costeño como las disidencias de las Farc y los traficantes de drogas en Bogotá, encabezados por el Mosco. Este último maneja dicho negocio criminal en buena parte de la ciudad.

En su versión, el testigo señala que el Costeño se reía del atentado, se ufanaba de su estrecha relación con las Farc y hasta reconocía que se trataba de una misión suicida que al final salió mal. Por eso se estaba escondiendo y no iba a salir de Bogotá. Su cabeza tenía precio.
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La declaración es explosiva y muy diciente. Incluso deja claro el reclamo que le hacían al Costeño por no haber cumplido con el objetivo de matar a Miguel Uribe Turbay; en términos criminales, por qué “no había roto la piñata”.
“Yo estaba con Chipi cuando él recibe varios mensajes por notas de voz, y le preguntaban qué había pasado, que por qué no se había ‘roto la piñata’, haciendo alusión al atentado en contra del senador. Que a él se le habían dado todos los ‘materiales’, me refiero a las armas y lo que él necesitaba para esa vuelta, que por eso ya le habían dado plata”, se lee en la declaración.
Enseguida viene una parte muy importante en la investigación, pues, como ha revelado SEMANA, todos los caminos conducen a Caquetá, lugar donde fue capturada Katherin Andrea Martínez, alias Gabriela, quien participó en el atentado y se pretendía volar internándose en la selva con las disidencias de las Farc.

“Me di cuenta de que esa vuelta venía del Caquetá, porque cuando le llegaban los mensajes a Chipi él respondía ‘ya empezaron a retacar los del Caquetá’, refiriéndose a que eran personas de la guerrilla de las Farc. Chipi decía que esa orden venía de allá (…) decía que allá hablaba o conocía a un man duro”, indica la declaración del valioso testigo protegido.
Asimismo, revela que el Costeño le había pedido como misión que se fuera para Caquetá: “Necesito que me hagas un favor grande porque yo ahora no confío en nadie. Necesito que te vayas para el Caquetá; cuando estés allá, me escribes y me envías la ubicación en tiempo real para yo saber que sí estás allá y te envío a alguien que va a llegar al punto. Yo le comparto tu ubicación, y de ahí te van a pasar algo. Es que yo estoy muy pelado”.
El testigo no aceptó este ofrecimiento y explicó que supo de los hechos porque Chipi escuchaba los mensajes en altavoz. Además, contó un detalle curioso que no les dejó dudas a los investigadores: “El número que Chipi tenía era de Filipinas. Él tenía registrado ese número en el WhatsApp como ‘plata o plomo…’ con la foto de Mr. Bean con un casco de guerra”.
Los mensajes eran de una persona llamada Bayron, quien le reclamaba a Chipi, y, según explicó, “ese man tenía un acento más acelerado. No era rolo, creo que era del Caquetá. No era una voz joven, recuerdo que tenía ese acento particular”.
La declaración es tan determinante que cuenta quién era el socio de Chipi para este crimen y otras movidas delincuenciales que cometía la banda. Se trata de un hombre llamado David, quien se encuentra detenido en una URI por atraco, pero que desde ahí da órdenes por videollamadas y sigue manejando la olla de Engativá y la oficina de sicarios. Y un dato que estremece. Según este testigo, David ha matado a cerca de 40 personas en Bogotá y otras ciudades.

Las Farc desde Caquetá
El testigo protegido hizo una revelación que sigue apuntando a que fueron las disidencias de las Farc las que ordenaron el asesinato de Miguel Uribe Turbay. Contó cuánto fue el pago por el crimen y que ahora era Chipi o el Costeño quien estaba en la lista para ser asesinado.
“Chipi me dijo que la orden para cometer el atentado viene de las Farc desde el Caquetá, y que David era el que lo estaba pullando o afanando con el tal Jhon Bayron, y le preguntaba mucho cuando le decía: ‘Por qué no se había roto la piñata’. También le advertían que ‘esos no eran juegos, que ya se había dado un adelanto’”, dijo ante los investigadores de la Fiscalía.
Y agregó: “Me dijo que solo pidió 45 millones de pesos de 700 millones que pidieron para cometer ese atentado en contra del senador. Chipi, ahora último, me dijo que no se había comunicado con esa gente después de los hechos, porque lo iban a matar también. Por eso era que él se estaba escondiendo en varias casas aquí en Bogotá. Tenía miedo de que, si no lo mandaba matar la guerrilla o Mosco, era el Gobierno el que lo iba a matar también. Por eso era que él no se movía de Bogotá”.

Los testimonios encajan a la perfección con los ya publicados por SEMANA. Por ejemplo, el de alias Gabriela, capturada en Caquetá, a donde la mandó el Costeño, y quien también sospechaba que iba camino a la muerte.
Al preguntarle por qué alias Gabriela fue detenida en ese departamento, señaló: “Chipi le dijo que allá le iban a dar unos cursos de drones o de francotiradores (…) siempre tenía esa misma parla de que, si queríamos irnos por si no teníamos trabajo o si estábamos pelados, que él hablaba con un duro del Caquetá y que allá nos recibían en el monte, que nos daban todo, que teníamos un sueldo, y nos decía que allá nos pasaban botas y el uniforme, que era para estar en la guerrilla de las Farc”.
La relación con la Segunda Marquetalia o las disidencias de Iván Mordisco ha estado presente en toda la investigación. Carlos Eduardo Mora, el conductor del Spark gris, venía de esa zona y tiene antecedentes por porte ilegal de armas. Además, el mismo director de la Policía, general Carlos Triana, reconoció en entrevista con SEMANA que esa era una de las principales hipótesis en la investigación.
Drogas, prostitutas y el sicario
El testigo fue contando el rol de cada uno de los miembros de la organización criminal y su relación con el intento de homicidio de Uribe Turbay, en particular, cuando identificó al sicario menor de edad que disparó y que ahora está en una celda que le adecuaron en el búnker de la Fiscalía.

“No tenía conocimiento de lo que Chipi iba a hacer en contra del senador hasta cuando vi al muchachito por televisión, cuando vi noticias. Ahí mismo reconocí al muchacho, me refiero al sicario, el que atentó contra la vida del senador. No sé el nombre, pero sí lo había visto varias veces en fiestas en una discoteca que se llama Bora Bora (…) no sé cómo se llama ese muchacho, pero sí nos dábamos el saludo a veces en la discoteca donde se la pasaba. A mí me lo presentó el Caleño, eso fue como unos 20 días atrás del atentado”, narró en la declaración a los fiscales.
El testigo cuenta las vueltas que dio el Costeño escondiéndose de las autoridades en el barrio El Muelle, donde primero se quedó por unos días en la casa de una familia cristiana, pero necesitaba salir de ahí, por lo que le escribió: “Me siento muy presionado, muy incómodo, necesito otro lugar donde pueda respirar, mirar un celular y hablar con la gente que me mandó hacer esa vuelta (el crimen)”.
La relación entre el atentado contra Miguel Uribe Turbay y las disidencias de las Farc se mantiene a lo largo del relato. Sin embargo, para los investigadores no es claro si se refiere a Iván Márquez, de la Segunda Marquetalia, o a Iván Mordisco, de las disidencias del Estado Mayor.

“Chipi alardea mucho que trabaja para ese señor, que le cuida la esposa, que van mucho a unos apartamentos en Coveñas, porque supuestamente a él ese tal Iván Mordisco le dio un apartamento a Chipi dizque en pago por escoltar a la mujer. Yo tengo una imagen de las escrituras y de ese apartamento porque Chipi me las envió”, contó el testigo secreto.
El Costeño y alias David eran los dueños y señores de la olla de Engativá, pero también habían montado la oficina de sicariato. Esta funciona de forma macabra, pues convierten en adictos a los gatilleros para que actúen a su merced a cambio de dinero y drogas.
“Chipi junto con David tienen una oficina de sicarios en Engativá, porque ellos trabajan en eso y les gusta conseguir muchos peladitos, ojalá menores de edad, para que les trabajen en esas vueltas (…) los enredan para que les trabajen matando gente y vendiendo drogas, porque David es el que tiene el control de la zona. Él incluso está relacionado con el tal Mosco, que es el que maneja las ollas y el tema de la droga en el centro de la ciudad. Ellos son los que manejan su marca de ‘Batman color azul’”, se lee en la declaración.
Justamente, así fue como David, a quien denominan como Caleño, reclutó al menor de edad que disparó contra Uribe Turbay: “El que consigue al menor directamente para la vuelta del senador fue alias Caleño; eso lo sé porque el mismo Chipi me dijo que con 10 millones de pesos él conseguía al menor para hacer la vuelta del senador. Me acuerdo que hace como dos meses cogieron al Caleño por un hurto y lo tienen en una URI”.
A Chipi le gustaba hacer mofa de sus crímenes, de sus relaciones criminales y de sus vueltas. Por eso, cuando el testigo le preguntó el motivo por el cual habían atentado contra Uribe Turbay, contó sin reserva y con descaro lo que pasó.

“Él solo se reía y me dijo que todo había salido mal, que era una misión suicida, que supuestamente cuando el menor accionara el arma en contra del senador los escoltas iban a reaccionar y lo iban a matar ahí mismo; y me comentó que la gente del Caquetá lo estaba buscando para matarlo. También dijo que me cuidara porque esa gente me podía buscar para matarme a mí también por la amistad que tenemos, posiblemente torturarme”, contó el testigo.
La declaración es tan determinante y llena de detalles que cuenta la relación del último detenido con el crimen, el hombre que llegó en moto hasta Modelia, supuestamente, con la misión de sacar al menor de edad que disparó contra el precandidato presidencial del Centro Democrático.
“Una de las personas que también participó es Cristian (Camilo Rodríguez). Él vive en el barrio El Muelle. Yo lo distingo hace unos ocho años, trabaja en una fábrica de empanadas, es dueño de una motocicleta Pulsar de color negra con rojo. Su participación en el atentado contra el senador era la de dar ‘motofachada’; era parquearse cerca al lugar de los hechos para recoger supuestamente al menor cuando le disparara al senador. Pero Cristian no lo esperó y se fue antes de que el menor le llegara ahí a la moto”, narró el testigo a la Fiscalía.
El tusi y la caída
Aunque se sabe que el Costeño cayó luego de que un informante contara su paradero para obtener la recompensa, hay un factor determinante: la adicción de este criminal por el tusi.

“Yo le dije que en mi casa no se podía quedar, que ahí solo estábamos mi mujer y yo, y que él se salía por conseguir tusi y yo no iba a poner a mi mujer en peligro”.
Aunque no le prestó su vivienda como guarida, sí se fueron a consumir narcóticos, y la descripción del momento es sórdida.“Cocinar tusi quiere decir que compramos los insumos para cocinar lo que nos vamos a consumir esa noche, no para venderlo.
Compramos sedante para caballos, que vale 300.000 una botella, éxtasis y otras cosas que vienen como en un combo; los vende un muchacho, un paquete de insumo completo. Entonces, nosotros compramos el combo para cocinar lo que vamos a consumir esa noche, no para vender. Lo compramos y nos lo soplamos completo entre los tres”, narró el ahora testigo protegido.
En esa casa donde “soplaron” tusi hasta la madrugada fue el lugar donde fue capturado el Costeño el sábado 5 de julio. La investigación avanza, las pistas se convierten en certezas y todo parece indicar que quienes ordenaron el crimen son disidencias de las Farc, las mismas que están negociando la paz total con el Gobierno Petro y para las cuales incluso ya fue radicada una ley que les plantea gigantescos beneficios penales.