Justicia
Exclusivo: habla el asesino de Luz Mery Tristán. Andrés Ricci confiesa el crimen y reconoce su responsabilidad
SEMANA habló con Andrés Gustavo Ricci, condenado por el feminicidio de Luz Mery Tristán. Desde la cárcel de Picaleña aseguró que la Fiscalía apoyó un acuerdo para cambiar el delito de feminicidio a homicidio, pero se echó para atrás por el “impacto mediático”.


SEMANA: ¿Qué pasó el 4 de agosto de 2023, cuando asesinó a Luz Mery Tristán?
Andrés Ricci: Tenía una reunión en la empresa porque íbamos a inaugurar un nuevo punto de venta. Me quedé toda la tarde, estuve conectado con Luz María sin ningún problema. Llegué a casa a las nueve y media de la noche, yo había consumido alcohol, me tomé como una botella y media de whisky. Llegué en compañía de Andrés Botero, nos sentamos en la sala y Luz María salió brava, me dijo: “Casi no llegas” y saludó de mal gusto. Andrés se fue en ese momento.
La saludé, pero me dijo palabras soeces. “Me quiero matar, me voy a matar, para que aprendan”. Vi una pistola en mi mesa de noche, me acerqué, cogí la pistola y ella salió corriendo y dijo: “Para que aprendan, me voy a matar”. Salí detrás, ella cerró la puerta, se encerró en un cuarto y seguía gritando. Traté de abrir la puerta, le dije ábreme la puerta, ella respondió: “No, hijo de tantas, me voy a matar. Hijo de tantas”. Ahí le pegué cuatro tiros a la puerta.

SEMANA: ¿Antes de que ella se encerrara, hubo alguna discusión, hubo golpes? Así lo plantea la Fiscalía...
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A.R.: No, no hubo tiempo de nada, ella estaba descompuesta. Yo había consumido alcohol y droga esa tarde, le dije: “Luz María, ábreme, ábreme”. Ella respondió: “No te voy a abrir, me voy a matar”. En todas las habitaciones de esa casa manteníamos armas, porque vivíamos cerca de Cristo Rey, en una zona no urbana en la ciudad de Cali. En medio de mis tragos, me asusté y le hice cuatro disparos a la puerta. Luz María se quedó en silencio. Entonces dije: “Bueno, más tarde hablamos”. Me fui para la sala que teníamos en la habitación y seguí tomándome unos tragos, hasta que me quedé dormido.
Al otro día me levanto a la una o dos de la tarde. Veo que Luz María no está en línea, pero en ese momento no sabía lo que había pasado. Yo intuía que Luz María se había quedado dormida. Después de esa llamada empecé a tomar un whisky que había ahí, me descompuse, me asusté. Luego me tomé una botella de alcohol antiséptico.

SEMANA: Pero eso no tiene ninguna justificación. ¿Por qué disparar a la puerta para abrirla sabiendo que Luz Mery está del otro lado?
A.R.: Luz María se cayó, murió instantáneamente. La puerta no abría porque Luz María estaba teniendo la puerta con su cuerpo. El ángulo del disparo que le llegó a Luz María desafortunadamente fue a 96 centímetros del piso, a la chapa. El impacto que tiene ella en el cuerpo es en la quinta vértebra cervical, a más de unos 50 centímetros de altura. Yo no sabía, ni intuía, que Luz María estaba agachada.
SEMANA: Usted da esa explicación, pero no hay forma de justificar que, 16 horas después de que usted coge a tiros una puerta, en la que posiblemente está ella detrás, ¿no hace nada?
A.R.: Estaba en estado alcohólico. No sabía qué le había pasado, porque hasta dos o tres horas antes habíamos tenido una conversación para ir a comer a un restaurante. Escucho que ella se calla y digo: “Voy a dejar que se tranquilice”. Sigo tomándome unos tragos y me quedo dormido. En todas esas horas que pasan, yo me quedé dormido. No es como se ha dicho vulgarmente que yo maté con sevicia a Luz María. Cuando me despierto al otro día es que recibo la llamada de Mario (hijo de Luz Mery), le digo que todo está bien porque no sabía.
SEMANA: Usted habla de algo accidental que es difícil de creer. ¿Cómo se queda dormido después de disparar cuatro veces, sabiendo que ella pudo resultar herida?
A.R.: Después de que hablé con Mario, seguí viendo que Luz María no estaba en línea, ahí dije: “Maté a Luz María, maté a Luz María”. Imagínese uno pensar que mató a su pareja. ¿Qué va a pasar con las familias? ¿Qué va a pasar con nosotros? No encontré whisky y empecé a tomar alcohol etílico. En ese momento llamé a Luis Darío Henao y le dije: “Lucho, le quiero pedir un favor. ¿Por qué no llama a Roberto Beltrán para que llame a la Policía? Yo creo que maté a Luz María”. No fui capaz de acercarme al cuarto, no abrí la puerta, no supe más. Cuando llegó la Policía, estaba dormido boca arriba con mi pistola en la mano derecha y con el dedo en el gatillo. El policía se me tiró encima y yo activé el gatillo por un reflejo. Por eso hay un tiro en la cama.

SEMANA: ¿Cómo explica los golpes que la Fiscalía constató en el curso del juicio?
A.R.: Yo no pensé encontrarme una situación de estas. En ese momento, me asusté e hice disparos, pero en ningún momento hubo una discusión, una pelea por celos o una agresión de mi parte, como lo han querido decir. A mí nunca me hicieron una entrevista psiquiátrica para declararme misógino, que les tengo odio a las mujeres. Lo del golpe se lo inventaron.
SEMANA: Insisto, usted da la explicación, pero no se puede entender que cuando uno tiene un desacuerdo con su pareja coge a tiros una puerta...
A.R.: En el momento en que yo llegué, que venía con consumo de alcohol, Luz María estaba descompuesta, en ese momento de nervios, de no saber qué hacer, porque tenía una pistola en la mano. No me estoy disculpando. Estoy contando la realidad de lo que pasó. No lo debí haber hecho y aquí lo estoy pagando. Eso no se hace, fue un acto de irresponsabilidad muy grande, pero yo no tenía la intención de matar a Luz Mary.
SEMANA: ¿Usted es consumidor habitual de alcohol, se comporta así cuando está borracho?
A.R.: Me declaré alcohólico a los 30 años. Soy consumidor de alcohol y cocaína. Pero no soy un borracho como lo han querido mostrar, soy una persona que he estado activa laboralmente, que he estado activo familiarmente, que no he tenido ningún problema con la justicia. No he tenido una demanda por maltrato o por abuso. Fui el causante de la muerte, pero sin intención, yo soy el culpable. Estoy pagando una condena, la tengo que pagar, porque sin querer cometí un error, pero lo hice y se lo tengo que pagar a la sociedad, a los hijos de Luz María, a mis hijos, a Luz María, a Dios, pero, también, desde el primer día, me he declarado inocente de un feminicidio.
SEMANA: Se habló de un eventual acuerdo con la Fiscalía. ¿Cómo se planteó esa negociación?
A.R.: Les dije a mis abogados: “Aquí vamos a decir la verdad. No vamos a decorar nada de nada”. Los abogados se reunieron y plantearon un acuerdo, una indemnización económica y que fuera un delito de homicidio doloso u homicidio culposo. Teníamos disposición de hacer un acuerdo económico sustancial; nos reunimos en tres ocasiones con la Fiscalía. La solicitud del abogado de los hijos de Luz María era más o menos 12.000 millones de pesos, se pararon de la mesa para volverse a reunir, pero al otro día la Fiscalía dijo que no iba a permitir un acuerdo, porque el tema era mediático y estaba muy pesado. El abogado de las víctimas salió a decir que nosotros habíamos planteado un acuerdo y que los habíamos engañado. Eso también es falso.

SEMANA: ¿Entonces la Fiscalía planteó la posibilidad de cambiar el feminicidio por un homicidio?
A.R.: La Fiscalía estuvo de acuerdo en llegar a un acuerdo y quien propuso esto fue la procuradora. Nosotros dijimos “vamos a sentarnos”, y de hecho nos sentamos, pero finalmente no se llegó a un acuerdo porque dijo que no iba a aceptar acuerdo. Quien propuso esto fue la procuradora.
SEMANA: ¿Siente usted arrepentimiento?
A.R.: Usted no sabe el dolor que se siente. Esa expresión de que uno no siente dolor, que ya ha salido en los medios, que no pedí perdón, que no se me ve en la cara, eso es un atrevimiento. Pedí perdón y les pediré perdón toda la vida. Les he mandado mensajes a los muchachos, me quiero reunir con ustedes, quiero mirarlos a los ojos, decirles de frente qué pasó. De mí se ha hablado de todo, se ha dicho que soy narcotraficante, que soy bandido, que manejaba a la Policía, eso no es así; he cometido errores, como todos, y más este error imperdonable.
SEMANA: ¿Qué mensaje les manda a la familia y al país?
A.R.: A los muchachos, que lo lamento profundamente. Al país, perdón, le he pedido perdón. Es un homicidio, desde el primer día lo estoy pagando. Pero también les quiero decir que en cualquier momento puede pasar un accidente, cometer un homicidio, como me pasó a mí. Nunca se me hubiera ocurrido atentar contra Luz María, nunca fui misógino, nadie puede decir que yo le grité a Luz María en ningún momento.