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Exclusivo: Este es el último video en el que se ve con vida a alias Romaña. Como siempre estaba negociando cocaína, pero lo grabaron
Alias Romaña no quería pagar ni el Iva de los insumos con los que fabricaba la cocaína. SEMANA conoció el último video en él apareció con vida.
La muerte de Henry Castellanos Garzón, alias Romaña, de las disidencias de las Farc, ha dado de qué hablar, más cuando el operativo en su contra se dio en territorio venezolano y requirió la participación de 12 mercenarios.
SEMANA ha conocido detalles inéditos sobre los últimos días del temido cabecilla, uno de los hombres más buscados del mundo, por quien Estados Unidos pagaba cinco millones de dólares y Colombia 5.000 millones de pesos, como recompensa a quien diera información para ubicarlo.
Días antes de ser abatido, desde el vecino país, él mismo se encargaba de gestionar la compra de los insumos para el procesamiento de la cocaína. Vivía completamente en la ilegalidad, incluso se negaba a creer que de alguna manera tuviera que pagarle impuestos al Estado.
SEMANA conoció en exclusiva el último video en el que se ve con vida alias Romaña. Aparece sentado, negociando junto con dos proveedores, a los que cuestiona por el hecho de tener que pagar impuestos y ellos le explican las razones.
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Este es el fragmento de la conversación en la que participan algunos infiltrados de la investigación:
Romaña: ¿Impuestos al gobierno?
Proveedor: Usted tiene que pagarlos, señor. No es que si quiere, no es que yo me los aguante…
Proveedora: Despegar.
Proveedor: Usted me dice mándeme la factura de eso y claro, yo se la mando. Lo que usted quiera yo le mando la factura.
Proveedora: Todo está facturado, bueno ahí hay unas, como las primeras facturas…
Proveedor: Si algunas cositas muy… víveres que no tengan factura, porque...
Con esa conversación en la que se ve hablando a Romaña y otras pruebas recopiladas durante años de seguimiento, los investigadores lograron evidenciar que él no solo estaba en Venezuela, sino que se dedicaba de lleno al narcotráfico. En la filmación se ve tal cual como cuando murió, sin barba, con cachucha y con la misma contextura física.
Cabe recordar que la última foto en vida de Henry Castellanos Garzón, alias Romaña, en la que sonríe y hace una seña con sus dedos que forman una V de victoria, se convirtió en la orden para asesinarlo en su propio campamento, en el Amazonas venezolano, en donde supuestamente esperaba un avión para cargarlo de cocaína y enviarlo a Surinam.
SEMANA tuvo también acceso exclusivo a esa imagen, entregada por un infiltrado que estuvo durante cerca de un año construyendo una relación con el excabecilla de las disidencias de la Segunda Marquetalia.
Cómo murió alias Romaña según el mercenario con él que habló SEMANA
Henry Castellanos Garzón habría sido asesinado por un comando estadounidense que, al obtener el aviso de parte del infiltrado, lo acribilló en una pista de aterrizaje que había en su campamento.
Así lo explicó el mercenario: “¿Por qué se hizo esa foto? Se mandó a un número de Italia que era mi contacto para que autorizara la plata y terminar la supuesta negociación que estábamos haciendo. Él se dejó tomar la foto, pero como a la hora me dijo: ‘¿Por qué me tomaste la foto?’ Le dije: ‘Tranquilo, era para que vieran que de verdad estamos tratando con Romaña’. Pero realmente fue enviada a Italia y de Italia fue enviada a Colombia”.
De Italia, realmente, una persona la reenvió a un contacto de la Policía en Colombia. Al confirmarse que efectivamente se trataba del sanguinario exjefe de las Farc, se autorizó la operación.
“Romaña cuando se dio cuenta ya tenía la ráfaga encima. No se dio ni cuenta de la muerte”, aseguró el mercenario quien confesó en SEMANA que no quería asesinarlo, sino drogarlo para debilitarlo, pero todo se salió de control.
Narró que Romaña estaba vestido como siempre de militar “con las botas color crema que usaban los vaqueros”. Aclarando que jamás lo vio con botas de caucho, pero si siempre armado de su fusil y pistola.
Alias Romaña según el relato estaba “en un resguardo indígena y detrás de este lado está la pista. Desayunamos en una casita y detrás hay otra pañetada. Él ahí fue a buscar algo y allá es donde empieza el tiroteo”. Agregó que ahí ya vieron que llegaban los norteamericanos, los recogió un helicóptero y se fueron para Valledupar.
Parte del éxito de la operación que se realizó se dio por la debido a la falta a las falencias en seguridad que existen tanto así que “allá en Venezuela todo es más relajado y se dieron las cosas”, dicho por el mercenario.
Algunos de los misterios de la operación son: ¿Cómo un hombre tan buscado tenía un GPS y por qué el mercenario?
El relato de cómo se mantuvo todos esos meses escondido llama la atención, en especial por un detalle: en ese año que estuvo infiltrado, mientras se pensaba en cada detalle para lograr capturar a Romaña, el hombre siempre tuvo un GPS que supuestamente les permitía a las autoridades saber dónde estaba.
El mercenario contó cómo funcionaba ese aparato. “Son unos bolsitos negros, uno mete las cosas suyas, la ropa dentro. Pero si usted toca, no encuentra el GPS. Y ellos saben a toda hora dónde está uno”, dijo.
Se trataba de una maletica negra, pero también de un aparatico en el cuerpo, un “spot”. Y el lugar donde el mercenario lo llevaba buscaba que no fuera nunca encontrado: en los calzoncillos. “Adentro de los calzoncillos”, aclaró el mercenario, para ser específico.
“En los calzoncillos no te requisaban”, agregó. El maletín, por su parte, también les permitía a quienes no estaban infiltrados saber dónde estaban. Pero no los protegía de nada. “Pues sabían por lo menos hasta dónde llegó el maletín. No hubiera pasado nada porque habríamos quedado muertos ahí, como quedó Chaverra y han quedado muchas más personas”, contó.
El hombre también narró con pelos y señales cómo movieron plata para la recompensa de esa operación. Según el mercenario, todo el dinero “salió de la embajada americana”. Cuenta que se las entregó Wilson Trejos, detrás de la Universidad Nacional, en un parqueadero.
“Nos dice: vea, los gringos solo nos dieron 1,2 millones de dólares, tienen que tener paciencia porque, como el cuerpo quedó allá...Nosotros les hemos dicho: pero vea que a ti te trajeron las fotos”, contó el extranjero.
Y continuó relatando cómo sucedió esa conversación. “Entonces él me dijo: no, como esto es en otro país, hay un poquito de papeles que hacer, pero de aquí a un mes nos dan el resto. O sea, nos dieron 1,2 millones de dólares. Faltan 3,8 millones de dólares. ¿Dónde está ese dinero? Yo no creo que la embajada les haya dicho: denle 1,2 millones a ellos y cojan 600″, agregó.
Pero no sospecha de la embajada americana en el embolate de esas platas. “La embajada sí pagó, porque la embajada siempre ha pagado. Por eso le decía que no son películas, ustedes pueden averiguar”, advirtió el hombre.
El mercenario se quejó porque aseguró que no les cumplieron lo que les habían prometido y dijo que esa fue la razón que lo llevó a contarle la historia a SEMANA.