Nación
Elefante blanco: El megacolegio en la región de El Plateado que llevan construyendo durante más de 10 años
SEMANA llegó hasta la zona en el cañón del Micay, Cauca, y corroboró cómo la obra que empezó a ser construida hace una década no ha sido terminada, y pese a que el Gobierno Petro prometió llevar educación y desarrollo a zonas necesitadas, tampoco volteó a mirar a los niños y jóvenes que reclaman este colegio.

Padres de familia, estudiantes y profesores montaron un retén en la entrada del municipio de El Mango en Argelia, Cauca. A todo vehículo que pase por allí le piden una colaboración de 5.000 pesos para dejarlo entrar y salir.
Al preguntarles el por qué del retén, contestan que están buscando recursos para financiar la protesta que llevarán a cabo para reclamarle al Gobierno por el elefante blanco en el que se convirtió un gigantesco colegio que lleva en obra 12 años y nada que lo terminan.
SEMANA llegó hasta el lugar donde se encuentra, olvidada, la megaobra que alguna vez prometió transformar la educación en la región. La naturaleza ha empezado a reclamar el terreno: la maleza crece sin freno, trepando por los muros y abriéndose paso entre los escombros.

Ladrillos apilados, piedras amontonadas, humedad impregnada en las paredes, tejados quebrados, varillas oxidadas y tubos rotos componen el paisaje de abandono.
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Las sillas que eran para los estudiantes están siendo carcomidas por la dureza del tiempo que no perdona y los arcos caídos de lo que alguna vez fue una cancha de fútbol escolar narran, en silencio, el deterioro y la indolencia de un Estado que no hace el más mínimo esfuerzo por darles educación de calidad a los niños y adolescentes de una región abrumada por el narcotráfico, la guerra entre grupos criminales y la muerte.
Al ingresar al deteriorado predio, se logra entender por qué los padres de familias, los profesores y los estudiantes de otras sedes educativas se alistan para salir a manifestarse sobre la vía Panamericana.

Dicen estar cansados de las promesas incumplidas de los gobiernos, que desde hace 12 años les han prometido un megacolegio que dejaron a la mitad y tirada de parte del contratista.
“Hace unos diez años vinieron a construir, pero dejaron eso ahí empezado y no volvieron, y esa obra era para el colegio de todos los niños de acá de las veredas y de El Mango”, señala Ana Rodríguez, una abuela que con su arraigado rostro ve con nostalgia, desde su casa, cómo la edificación se pudre y nadie, ni siquiera el actual gobierno, que prometió educación para las regiones apartadas y abandonadas, se hace cargo de cumplir la palabra empeñada en campaña.
Andrés (nombre cambiado por seguridad), un joven menor de edad que trabaja en un laboratorio de cocaína en El Plateado, reconoce que en la zona no hay edificaciones de calidad, y que si estuviera terminado el colegio en El Mango, los más pequeños podrían recibir buena educación.
“Estas regiones por acá son muy olvidadas por el Gobierno, no hay colegios buenos para los más pequeños; yo estoy trabajando en esto (laboratorio de cocaína) porque por acá no hay nada más que hacer, no hay educación, no hay vías, no hay apoyo del Gobierno”, comenta el joven mientras esparce cal sobre la hoja de mata de coca que luego se convertirá en cocaína que comercializan los grupos criminales que hay en la región.

Quienes también hablan, aunque con temor y con el compromiso de mantener el anonimato, son los profesores de El Plateado. Cuentan que cualquier palabra que digan puede ser malinterpretada por los grupos ilegales que hacen presencia en la zona y su vida puede correr peligro.
“Acá uno trabaja con lo que hay, con las herramientas básicas, con modestas locaciones, porque por ejemplo el colegio de El Mango nunca fue terminado”, señaló el docente que habló con SEMANA.
Mientras este medio de comunicación hizo el recorrido por el abandonado colegio de El Mango, los estudiantes de otras sedes del entorno, que terminaban su jornada académica, se quedaban mirando con nostalgia las instalaciones del hoy considerado elefante blanco, que se anunció como un gran baluarte de la educación argelina.

El proyecto contemplaba una inversión de más de 11 mil millones de pesos para adaptar la obra con 24 aulas, laboratorios, salas de sistemas, restaurante y canchas múltiples, salones que al momento se encuentran terminados en el papel.
Desde la Gobernación del Cauca indicaron que tienen el compromiso de terminar la obra este año, pero que necesitan apoyo del Gobierno nacional, porque parte de los recursos que se necesitan son aportados por el sistema general de regalías.
De acuerdo con la autoridad departamental, la obra está terminada en un 75 %, la ejecución financiera es del 71 % y su costo total será de 12.103 millones de pesos.
Mientras Nación, Gobernación y contratista se ponen de acuerdo para terminar el colegio, los estudiantes de esta zona del cañón del Micay tienen que conformarse con la desidia del Estado y la falta de compromiso para concluir la obra que lleva más de diez años de olvido estatal, en una región donde la atención del Gobierno Petro está puesta en los cultivos de hoja de coca y no la educación.