Medio ambiente
El tití cabeciblanco: una joya amenazada de los bosques caribeños colombianos, experta habla sobre la crítica situación que atraviesa la especie
Rosamira Guillén, directora Ejecutiva de la Fundación Proyecto Tití conversó con SEMANA sobre el esfuerzo para salvar a esta especie.

Con su distintiva melena blanca y mirada vivaz, el tití cabeciblanco no solo representa un ícono de la biodiversidad colombiana, sino también una de las especies de primates más amenazadas del planeta. Este pequeño mono, endémico de Colombia, habita exclusivamente los bosques tropicales del Caribe, en regiones como Atlántico, Bolívar, Sucre, Córdoba, el norte de Antioquia y una franja del Chocó.
La supervivencia del tití cabeciblanco está en riesgo principalmente por la deforestación acelerada de su hábitat natural, fenómeno impulsado por la expansión agrícola y la tala indiscriminada. A esta amenaza se suma la captura ilegal con fines comerciales, especialmente para su venta como mascota.
La historia de explotación de esta especie no es nueva. Entre las décadas de 1960 y 1970, entre 20.000 y 40.000 ejemplares fueron extraídos de su entorno y exportados, en su mayoría a Estados Unidos, para ser utilizados en investigaciones biomédicas.
Frente a este panorama, la Fundación Proyecto Tití ha liderado desde hace más de dos décadas una estrategia integral de conservación. En 2005 y 2006, la organización llevó a cabo el primer censo poblacional de la especie en su área de distribución histórica, revelando una preocupante cifra: menos de 7.400 individuos en estado silvestre.
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Como parte de sus acciones de preservación, la Fundación creó en 2015 la Reserva Natural Regional Los Titíes de San Juan, iniciando con 70 hectáreas protegidas. A la fecha, el área de conservación ha crecido hasta alcanzar las 900 hectáreas. Además, en un esfuerzo por restaurar el bosque seco tropical, el banco de semillas de la FPT ha recolectado y almacenado más de 100.000 semillas de más de 70 especies nativas en los últimos cinco años.
La labor de la Fundación Proyecto Tití se ha convertido en un faro de esperanza para esta especie en peligro crítico de extinción, y un ejemplo del compromiso necesario para proteger la rica y amenazada biodiversidad colombiana. SEMANA conversó con Rosamira Guillén, directora Ejecutiva de la fundación.

SEMANA: ¿Cómo es en la actualidad el censo sobre el tití cabeciblanco en Colombia?
Rosamira Guillén: La Fundación Proyecto Tití ha llevado a cabo tres censos de poblaciones silvestres de titíes cabeciblancos (Oedipomidasoedipus) dentro de su área histórica de distribución, que comprende los departamentos de Atlántico, parte de Bolívar, Sucre, Córdoba. El Urabá Antioqueño y una pequeña porción del Chocó.
El primero de ellos se desarrolló durante los años 2005 y 2007, resultando en una estimación poblacional de 7,394titíes cabeciblancos en medio silvestre (Savage et al. 2010).
En el año 2008, la Fundación Proyecto Tití presentó estos resultados ante la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN quien aceptó nuestra solicitud de reclasificación, listando al tití cabeciblanco como una especie en peligro crítico.
Posteriormente, en el año 2010, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, aceptó igualmente esta recomendación, quedando desde entonces los titíes clasificados como una especie en peligro crítico. La lista actualizada de especies amenazadas en Colombia se puede revisar en la Resolución 0126 de 2024 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, incluyendo al tití cabeciblanco.
La importancia de estas gestiones radica en hacer un llamado de urgencia sobre el estado de conservación de este pequeño primate, endémico del Caribe colombiano.

En pro de monitorear periódicamente el estado de las poblaciones silvestres, se llevó a cabo un segundo censo entre los años 2012 y 2013, ilustrando una leve disminución de las poblaciones de titíes con una estimación poblacional de 6,946 titíes cabeciblancos en medio silvestre.
Un tercer censo fue desarrollado en el año 2022, y los resultados están aún siendo analizados para publicación. Los resultados preliminares ilustran poblaciones estables en las áreas en donde labora el Proyecto Tití, pero muchos retos asociados a la continua pérdida de hábitat en otras áreas dentro de su distribución.
Esperamos publicar los resultados del último censo a finales del 2025 o principios del 2026, para con ello hacer un nuevo llamado de atención a las autoridades colombianas, en pro de tomar acción para la conservación de esta especie y de su hábitat en los bosques tropicales del Caribe colombiano.
SEMANA: Teniendo en cuenta que los bosques tropicales secos son su principal hábitat ¿Cuál es la situación hoy?
El último asesoramiento formal que se hizo sobre el estado del bosque seco tropical en Colombia lo lideró el Instituto Humboldt, cuyos resultados fueron publicados en el año 2014 (Pizano y García, 2014), ilustrando un remanente del 8% en el país.
Evidencias anecdóticas documentadas por el equipo del Proyecto Tití durante el tercer censo de poblaciones silvestres de titíes (2022) ilustran que se mantienen las presiones en la conservación de este ecosistema a raíz de actividades agropecuarias, minería y desarrollo urbano en su mayoría.

SEMANA: Un mensaje a la ciudadanía sobre la importancia del tití cabeciblanco y la erradicación de la caza furtiva y tráfico ilegal de esta especie.
El tití cabeciblanco es endémico del Caribe Colombia, es decir que únicamente existe en esta región de Colombia; en ninguna otra parte del país ni del mundo. Como resultado de la extensiva deforestación y fragmentación de su hábitat y de su caza para el comercio ilegal de especies silvestres como mascotas, el tití se encuentra en peligro crítico. Si el tití cabeciblanco desaparece en Colombia, desaparece en la faz de la tierra.
El tití cabeciblanco cumple un papel fundamental en el ecosistema del que hace parte, como dispersor de semillas, polinizador, controlador de plagas, y alimento para otras especies, entre otros, siendo parte del equilibrio natural y de la cadena trófica de los bosques tropicales del Caribe colombiano. Si el tití cabeciblanco desaparece, el equilibrio natural del ecosistema se afectaría de manera incalculable.
Los esfuerzos de conservación del tití cabeciblanco se concentran, en gran parte, en la protección, restauración y conectividad de su hábitat, lo cual no solo beneficia al tití cabeciblanco sino a todas las otras especies de la biodiversidad del Caribe colombiano que comparten su hogar, tales como venados, osos perezosos, guacamayas, pumas, y boas, así como especies icónicas de árboles como la ceiba, el macondo y el caracolí, entre muchas otras especies de animales y plantes que conforman el bosque seco tropical.

Estos esfuerzos de conservación del bosque que es hogar del tití, también benefician a las comunidades humanas, restableciendo los servicios ecosistémicos que recibimos de los bosques, tales como el agua, el aire, y en general la estabilidad del territorio, que evita la ocurrencia de desastres naturales, que desafortunadamente son cada vez mas frecuentes en nuestro país, (deslizamientos, inundaciones, fuegos).
Proteger al tití y a su bosque, nos beneficia a todos: al tití, a la biodiversidad que le acompaña, y a las comunidades humanas que comparten el territorio.
Ahora bien, por cada animal silvestre que se saca del bosque para venderlo en el comercio ilegal de especies silvestres como mascotas, mueren por lo menos otros diez, según estadísticas de organizaciones internacionales. Usualmente cazan a los titíes bebés, y para ello mueren varios miembros de su familia que defienden a muerte su grupo familiar y su territorio. Los animales sufren abusos por parte de los traficantes, incluyendo dopaje, restricción de movimiento, deshidratación, y daños nutricionales, entre otros.
Es importante mostrar la crudeza de esta práctica tan dañina, para crear mayor conciencia sobre el impacto que el tráfico ilegal de especies silvestres genera en la salud y el bienestar de los animales y en general de la biodiversidad de nuestra región y de nuestro país.
La invitación es a no comprar ni tener titíes, ni ningún animal silvestre como mascotas, y denunciar ante las autoridades para que se tome acción en contra de este flagelo que tristemente azota constantemente a nuestra biodiversidad.