Amazonas
“El río Amazonas se aleja de Colombia”: expertos lanzan S.O.S. para salvar la economía y la cultura de la región
“Si no se actúa de inmediato, Leticia dejará de ser una ciudad ribereña”, advierte una experta.

“S.O.S. El río Amazonas se aleja de Colombia”. Así, crudo, preocupante, es el titular de un artículo publicado por la Universidad Nacional el 22 de julio.
El escrito menciona que por más de 35 años, Lilian Posada García, adscrita al Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas, ha seguido paso a paso el comportamiento del río Amazonas en la frontera entre Colombia y Perú, puntualmente frente a la ciudad de Leticia.
“Su balance de datos recientes indica que el caudal de este río se está desplazando casi por completo hacia Perú, dejando a Colombia en riesgo de perder su conexión fluvial más importante”, asegura el texto.

Y su alerta es alarmante: “Colombia está ante una emergencia cultural y ambiental: la pérdida del río Amazonas, el cuerpo de agua más largo y caudaloso de la Tierra y cuyo papel en la regulación del clima es determinante”.
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Las primeras alertas, según la Universidad Nacional, se dieron desde 1993, cuando el Laboratorio de Estudios Hidráulicos de esa Alma Máter en Bogotá llamaron la atención porque “el 70 por ciento del caudal del Amazonas fluía por el canal peruano, mientras que solo el 30 por ciento transitaba por los brazos colombianos: uno entre las islas Ronda y Rondiña y otro por la parte posterior de la isla Ronda, denominado Canal Interno de Ronda”.
Pero hoy, 32 años después, ese 30 por ciento ha caído a un preocupante 19.5 por ciento, dice la Universidad.
“Desde 2012 el río se estaba yendo de Leticia. Hitos limítrofes como el de Atacuari, que demarcaban la frontera binacional, ya no existen. El pronóstico es claro: si no se actúa de inmediato, Leticia dejará de ser una ciudad ribereña. Las implicaciones van más allá de lo simbólico, son culturales, económicas y territoriales”, afirmó.
Incluso los estudios datan de años atrás, cuando en 2006 la misma profesora lideraba un estudio en el que proponía una medida clara, dice la Universidad.
“Hacer un dragado entre las islas Rondiña y Ronda para evitar sedimentación, y construir espolones sumergidos en el canal peruano que redirijan parte del flujo hacia Colombia sin afectar la navegación ni soberanía”, dice.
Aunque denuncia que esas “eran soluciones técnicamente viables y financieramente factibles, pero nunca se ejecutaron”.
Ahora hay un estudio más reciente, realizado el 25 de junio de 2025 por el profesor Juan Gabriel León y su equipo de investigadores de la sede Palmira de la Universidad Nacional.
Estos expertos registraron “un caudal total de 55.900 m³/s en el Estrecho de Nazaret, sección del río que marca el límite entre Colombia y Perú; y de este, solo 10.900 m³/s transitaron por los canales colombianos”.
“En la actualidad el canal de Chinería y Ronda presenta una profundidad crítica de apenas 5 a 6 metros, lo que indica sedimentación acelerada y riesgo inminente de colapso. Durante el segundo semestre del año, este canal se secará completamente, mientras el canal peruano superará los 15 metros de profundidad”, advierten los investigadores de esa Alma Máter.
“Cuando la corriente avanza abandona el brazo colombiano donde, por alguna razón, posiblemente por efectos de sedimentación, disminuyen las capacidades de los canales, enviando todo el flujo de agua hacia el brazo peruano”, explico el profesor León y enfatizó en que es un momento muy propicio para que Colombia muestre todo lo que sabe del Amazonas, todo lo que desde la ciencia se ha hecho y también lo que desde muchas esferas no se ha hecho.
Estudios de la Armada Nacional
Según la Universidad Nacional, un modelo desarrollado por la Armada Nacional anticipaba desde hace varios años que para 2030, dentro de cinco años, el río Amazonas podría dejar de pasar frente a Leticia durante la mayor parte del año.
“Solo en época de inundaciones volvería algo de agua a los canales colombianos. Hoy el modelo es una realidad. El caudal principal se dirige por el brazo Temado, en Perú, desplazando completamente la corriente del lado colombiano”, dice la Universidad.
Además, denuncia que, “paradójicamente, en la actualidad Leticia está ampliando su malecón para conectarlo desde el mercado hasta el muelle. Pero Posada García advirtió que, si la tendencia continúa, podríamos terminar con un malecón frente a un canal seco”, es decir, un nuevo elefante blanco.
“El problema de fondo, insiste, es la inacción institucional. La Armada debe encender las alarmas. Las decisiones políticas y diplomáticas han estado ausentes, pese a que el Amazonas es una frontera viva y estratégica. Las consecuencias ambientales también son severas. El sistema de lagos de Yahuarcaca, fundamental para la biodiversidad y el equilibrio hídrico del planeta, podría secarse si el caudal del Amazonas no los alimenta más. Eso afectaría no solo la fauna y la flora, sino también la cultura anfibia de los pueblos ribereños, y con ello, actividades de supervivencia como la pesca, el consumo de agua y el transporte”, alertó la también autora del libro Hidráulica fluvial: transporte de sedimentos (2004).
De la cuenca del río Amazonas dependen unas 44,9 millones de personas, incluyendo unos 1,5 millones de indígenas pertenecientes a 385 grupos étnicos, según cifras del World Resources Institute —WRI— que cita la Universidad Nacional.
Sin embargo, esa cifra no incluye a comunidades que habitan zonas remotas, advierten.
“Ciudades como Iquitos en Perú y Leticia en Colombia son las que mayor conexión tienen con el río, y, en esta última, por ser fronteriza, tiene el río como su vía principal”, afirma.
Fenómenos como el del río Amazonas no son nuevos, según la Universidad. “En Colombia este fenómeno ya ocurrió en la región de La Mojana, sistema hídrico afectado por decisiones erradas. Allí, Posada García y su equipo de investigación construyeron un dique carreteable en 2005, con entradas de agua que alimentaban las ciénagas. Sin embargo, el gobierno decidió omitir esas entradas, lo que condujo al aislamiento de comunidades y pérdida de humedad”, dice.
Ahora, la capital del departamento de Amazonas, en el sur de Colombia, se ve frente a una amenaza como la de la Mojana.
Aunque hay una salida, según la profesora Posada García. “La solución más efectiva es un dragado de emergencia en septiembre —cuando el nivel del río es más bajo— podría abrir paso nuevamente hacia los canales colombianos. Además, la instalación de espolones sumergidos en puntos estratégicos permitiría redirigir el caudal sin afectar el curso natural del río”.
Además, la Universidad es contundente en su S.O.S: “Cada año que pasa sin intervención, el caudal se aleja más. Además, los investigadores señalan que el problema no solo se da para Colombia, en el caso de Perú, la cuenca amazónica ha aumentado a niveles alarmantes por la exageración de los caudales, por lo cual la respuesta más efectiva debe ser binacional, pero, sobre todo, inmediata”.
“Colombia aún puede salvar su conexión con el río más grande del mundo y, para ello, debe asesorarse de los científicos que han estudiado estos fenómenos y actuar con rapidez. Si no, pasará a la historia como el país que vio partir al Amazonas sin hacer nada”, concluye el artículo.