INVESTIGACIÓN
El drama de las víctimas de los falsos cirujanos en Colombia: las operaron despiertas, inyectaron dudosas sustancias y hubo muertes
Hombres y mujeres que nunca pasaron por una facultad de medicina están interviniendo quirúrgicamente en Colombia. SEMANA documenta los casos más espeluznantes y testimonios de sus sobrevivientes.

El sueño de tener un cuerpo esbelto lo llevó a la tumba. Éder José Valeta recibió en su casa de Medellín a un médico falso que le prometió aumentar el volumen de sus glúteos a domicilio. Él le inyectó una sustancia rara que más tarde le ocasionó una embolia pulmonar grasa y murió. El responsable del crimen reconoció que le aplicó biopolímeros sin tener los conocimientos para atender a pacientes y pagará una condena de 47 meses.
Este episodio marca un precedente en la ciudad con mayor demanda de operaciones plásticas en Colombia. Pone en evidencia una realidad oculta para la Justicia: hay personas que nunca asistieron a clases de cirugía y tienen quirófanos clandestinos donde abren cuerpos con bisturí para quitar grasa del abdomen, mejorar el tamaño de los senos y acomodar narices a mitad de precio, en promociones y en pagos a cuotas.
Sofía Rodríguez, cuyo nombre real se omite por motivos de seguridad, es una sobreviviente de esta mafia. Ella llegó al garaje donde una supuesta médica esteticista eliminaba el exceso de piel y grasa abdominal por 3.500.000 pesos, cuando en una clínica certificada podría costar más de 10 millones. Además del bajo precio, le llamó la atención la cantidad de diplomas que colgaban en su pared y el éxito en redes sociales.
“Me dijo que llevaba muchos años de experiencia realizando esta labor. Había estudiado en diferentes instituciones y tenía diferentes diplomas en su consultorio. Era un cuarto pequeño con una camilla. Me dijo que era un procedimiento ambulatorio, que al otro día podía trabajar, y el procedimiento me lo hizo despierta. Me decidí por la economía y la experiencia”, reconoció la víctima en entrevista con SEMANA.
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Aunque ella salió bien librada de esa intervención, 44 pacientes más, operados por la misma mujer semanas después, no corrieron la misma suerte. Hoy la supuesta médica estaría escondida para esquivar la persecución de las autoridades. En esa habitación se originó una microbacteria que les ocasionó una compleja infección y los tuvo al borde de la muerte. Estos episodios están bajo el radar de la Secretaría de Salud de Antioquia.
En la medida en que se amplía la lupa, se conocen más casos espeluznantes que muestran la crudeza del fenómeno. Uno de los expedientes más difíciles es el de Ada Ardila, una mujer de 35 años que se sometió a una lipotransferencia en un apartamento del Valle de Aburrá y su cadáver fue abandonado por presuntos médicos cuando empezó a convulsionar. Una sobrina la encontró con el estómago abierto y sin signos vitales.
Así lo registraron las unidades de policía judicial que acudieron al lugar: “El cuadrante llega al sitio y encuentra el cuerpo de la hoy occisa con una lesión abierta en el abdomen. Manifiesta una ciudadana que a esta última le estaban realizando una lipotransferencia; los encargados de hacer dicho procedimiento eran un masculino y una femenina, los cuales se dieron a la fuga al ver que su paciente no soportaba el procedimiento”.
En medio de las diligencias de los uniformados, hallaron en el sitio una cédula de ciudadanía que pertenecería a uno de los implicados y un documento que lo relacionaba con la Asociación Colombiana de Medicina y Cirugía Estética. Medicina Legal ya certificó que se trató de un homicidio, y la Fiscalía avanza en las investigaciones para encontrar a los responsables.

“Una falta de control”
Lorena Beltrán, sobreviviente de un cirujano falso y abanderada de la lucha en contra de este fenómeno en Colombia, reconoció que el Estado no ha sido capaz de controlar esta situación: “Hoy una clínica clandestina en el Eje Cafetero puede ser cerrada o sellada por alguna irregularidad, pero la semana siguiente le van a cambiar el nombre al local y van a volver a operar sin ninguna restricción. Hay una falta de control del Estado”.
El panorama tampoco es claro para cuantificar la gravedad del asunto. En datos compartidos por la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, se informó que entre 2015 y 2016 aumentaron en un 130 por ciento las muertes asociadas a cirugías estéticas. Y en estudios globales, citados por Medicina Legal, se indicó que en 2022 Colombia ocupó el décimo lugar en la demanda de procedimientos estéticos, cerca de 466.435 intervenciones quirúrgicas.

Aunque hay intentos por penalizar a los individuos que presten de manera irregular estos servicios, la norma ha tardado. “En Colombia no hay una ley que diga lo obvio y es que solamente cirujanos plásticos debidamente certificados y especializados con competencia quirúrgica son quienes pueden hacer cirugías plásticas. ¿Eso qué consecuencia tiene? Que haya médicos generales y enfermeras haciendo cirugías estéticas”, agregó Beltrán.
El proyecto que avanza en el Congreso de la República establece mayores requisitos a quienes prestan estos servicios, también a las clínicas y quirófanos en donde se practican, y se limita la publicidad para que esta no incite a los menores. Además, exige obligaciones en la información sobre riesgos y formación académica, así como en la adquisición de una póliza para cubrir eventuales complicaciones en los procedimientos.
La falta de regulación también se revela en los problemas que han tenido que enfrentar las víctimas para que el responsable del daño pague ante la Justicia. Además de conciliaciones extraoficiales mediadas por intimidaciones, hay alertas entre el gremio de la salud por las amenazas hacia las pacientes, pues los delincuentes les exigen no encender las alarmas cuando tengan inconvenientes después de las intervenciones.

Este es el caso de dos ciudadanas norteamericanas que se practicaron liposucciones en un consultorio clandestino de Medellín, presentaron una infección que les estaba destrozando el abdomen y decidieron denunciar. Una vez que su abogado emprendió las acciones pertinentes, ellas abandonaron el país en críticas condiciones de salud, y la interpretación que le dio a SEMANA su apoderado es que, posiblemente, habrían sido víctimas de presiones para que no salieran a la luz pública sus tragedias.
Contexto alarmante
La Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva es consciente de la atrocidad que están enfrentando los pacientes en Colombia: “Este año se han reportado casos de personas sometidas a procedimientos estéticos en sus propias casas realizados por organizaciones ilegales. Derivados del petróleo y aceites de cocina han sido inyectados en sus cuerpos, causando daños irreversibles”.
De acuerdo con la organización, estas intervenciones pueden provocar infecciones graves, desfiguración y hasta la muerte. La recomendación es “solo realizar cirugías estéticas con cirujanos plásticos certificados y en clínicas habilitadas por el ente territorial de salud”, además de discutir los riesgos, expectativas y posibles complicaciones en medio de las cirugías. Para ello, una fuente confiable es el sitio web de esta sociedad.