Justicia

El discurso del magistrado Jorge Enrique Ibáñez Najar generó una ovación en Asobancaria y puso a pensar al país sobre el riesgo que hoy vive la Constitución

Las palabras del presidente de la Corte Constitucional, Jorge Enrique Ibáñez Najar, estremecieron la convención de Asobancaria, en medio de la incertidumbre que se vive en el país. “Si las instituciones funcionan, la democracia resiste”.

7 de junio de 2025, 7:07 a. m.
 “Las democracias no mueren de golpe, sino que se erosionan gradualmente cuando la sociedad acepta los atajos políticos como regla”.
“Las democracias no mueren de golpe, sino que se erosionan gradualmente cuando la sociedad acepta los atajos políticos como regla”. | Foto: Manuel Forero-Asobancaria

La convención anual de Asobancaria suele ser uno de los grandes termómetros del sentimiento de un importante sector del país. Por eso, el aplauso estruendoso que recibió el presidente de la Corte Constitucional, Jorge Enrique Ibáñez Najar, durante su intervención, tiene tanto significado.

No suele ser este el escenario de los juristas, pero como recordó el magistrado, hay momentos en que la “técnica financiera, reclama también una reflexión constitucional y humanista”.

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Ibáñez hizo una presentación magistral del papel que cumple el sistema financiero y del rol tan valioso que tienen sus instituciones. En un recorrido por la jurisprudencia de este alto tribunal sobre ese sistema, el presidente de la Corte Constitucional compartió algunas reflexiones que conmovieron a los asistentes. Sus palabras apuntan al corazón de la situación de incertidumbre y amenaza institucional que vive Colombia en este momento.

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Jorge Enrique Ibañez dejó claro lo que hoy está en riesgo. | Foto: Corte Constitucional

“En tiempos de estabilidad, la defensa de la democracia constitucional puede parecer un ejercicio teórico. Sin embargo, en momentos de tensión institucional, se convierte en una necesidad urgente. Hoy, más que nunca, esa necesidad nos convoca y nos llama a todos… Este pacto se expresa en la distinción de competencias entre los órganos que integran el poder público, en la supremacía de la Constitución, y en la existencia de instituciones fuertes y legítimas, capaces de resistir las presiones y las pasiones políticas”, agregó.

Ibáñez dejó claro lo que hoy está en juego: “Hemos invertido más de 200 años para la construcción de la república, la democracia y el orden constitucional. Hemos expedido nueve constituciones nacionales desde 1821 hasta 1991. La Constitución de 1991, con sus virtudes, instituciones y procedimientos, es el pacto que hoy nos une como nación. Si hay algo que debe permanecer inviolable es esa carta fundamental”.

“Esa Constitución no es un texto muerto ni un símbolo vacío: es la expresión viva de nuestra voluntad de convivir en paz y de someternos a las normas, por encima de cualquier interés particular, ambición política o capricho pasajero. Ella es el fundamento del Estado de derecho y la superación de la idea primitiva de que la fuerza es el único argumento válido. La historia nos enseña que las democracias no mueren de golpe, sino que se erosionan gradualmente cuando la sociedad acepta los atajos políticos como regla y cuando el respeto a las normas se subordina a la conveniencia del momento”, agregó.

Magistrado Jorge Enrique Ibáñez
Magistrado Jorge Enrique Ibáñez | Foto: Corte Constitucional

El magistrado le hizo un llamado al país para proteger esa carta fundamental. “La sociedad civil es el corazón que da vida a las instituciones, es la voz que recuerda a los gobernantes su deber de servir y no de dominar, de convencer y no de conquistar. Es el espacio donde la ciudadanía ejerce su derecho a participar activamente, a cuestionar y a proponer, convirtiéndose así en el contrapeso esencial para evitar que el poder, por legítimo que sea, se transforme en un instrumento de abuso… La sociedad civil no es un obstáculo para la gobernabilidad: es el mejor antídoto contra la arbitrariedad y el dogma”.

Y, sin mencionar al presidente Petro, ni a su controvertido decretazo con el que pretende imponer la consulta popular por decreto, pasando por alto el Congreso y las cortes, dijo: “Cuando surgen voces que llaman a la ruptura institucional o a la supresión de los frenos y contrapesos que protegen la libertad, el deber de las instituciones no solo consiste en resistir, sino en demostrar su legitimidad a través de su integridad y eficacia”.

“Las autoridades están constituidas para garantizar la convivencia pacífica y el normal funcionamiento de las instituciones. No lo están para llamar al odio, ni a la división de la sociedad… Un sistema de frenos y contrapesos tiene en la rama judicial independiente y autónoma a su último guardián… Cuando las instituciones son fuertes y cumplen su función, la administración de justicia se convierte en la coraza que protege a la república de los embates de la arbitrariedad. Si las instituciones funcionan, la democracia resiste. Y si la democracia resiste, la dignidad y la libertad de cada ciudadano seguirán siendo, hoy y siempre, el horizonte que da sentido a nuestra vida en común”, concluyó.