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Cucuteño completa ocho años como profe de cálculo y álgebra en China, donde será condecorado

Estudió su pregrado en Medellín y Manizales antes de zarpar a conocer el mundo, y recogió velas en tierras del gigante asiático.

22 de junio de 2025, 8:11 p. m.
En las fechas de graduación, los estudiantes chinos le piden fotos al profesor colombiano Andrés Humberto Ospina Tamara, que lleva desde 2012 en China.
En las fechas de graduación, los estudiantes chinos le piden fotos al profesor colombiano Andrés Humberto Ospina Tamara, que lleva desde 2012 en China. | Foto: Suministrado a Semana.

En la ciudad de Chengdú, capital de la provincia de Sichuán, que con más de 3.100 años de historia la convierten en una de las más antiguas de China, vive un colombiano.

Su nombre es Andrés Humberto Ospina Tamara, tiene 40 años y a pesar de llevar más de 13 años en esa ciudad, es tratado como una vedette.

Su apariencia física, muy común para cualquier colombiano, de 1,74 metros de estatura y 85 kilogramos de peso, deslumbra en las calles de esa población china, que ronda los 18 millones de habitantes.

“Cuando me ven en la calle, sobre todo los niños, se asombran y dicen: ¡ey, mama, él es un wàiguórén! (en castellano extranjero, que en mandarín sichuanés se pronuncia uaigüoré)”, cuenta Andrés Humberto.

Aunque los pequeños no son los únicos que se asombran, también los cientos de estudiantes del Tianfu College Of SWUFE (Southwest University of Finance and Economic), una prestigiosa universidad de esa región china que tiene varias sedes.

Andrés Humberto, que adoptó en mandarín el nombre de Anrui, para hacerles la pronunciación más fácil a los chinos, lleva ocho años como profesor en esa universidad.

Según cuenta, llegó a ese centro de estudios en septiembre de 2012, después de aventurarse a estudiar inglés en Malasia, donde no logró adaptarse.

“Luego me postulé a tres universidades a estudiar chino y solo me respondieron de Chengdu, porque escribí tarde. Dios sabe cómo hace sus cosas”, explica el cucuteño en un acento que cada vez se parece más al paciente mandarín que al castellano.

Y aunque se crea que su llegada a esa gigantesca ciudad china, que está cerca de los 12.123 kilómetros cuadrados (Bogotá tiene apenas 1.776), ha sido perfecta, esto no es tan así.

“Me acuerdo mucho porque tuve una mala experiencia al llegar al aeropuerto: al mostrar el pasaporte, me requisaron mucho, se me rompió la maleta y así tuve que llegar a la universidad, con la maleta destrozada, hasta que alguien me recibió y me llevó hasta mi dormitorio”, recuerda.

Es que, según cuenta, todos los centros de estudios, como en el que trabaja hoy día, tienen espacios para descanso de su comunidad académica. “Uno paga por un semestre aproximadamente 400 mil pesos colombianos”, dice.

Fue allí donde entre el hellow, del inglés, el hola, del castellano, fue aprendiendo las primeras palabras del mandarín que realmente los nativos llaman Putonghua.

Eso lo ha llevado a convencer a su jefe en la universidad, que un día le preguntó si podría dar alguna clase y el cucuteño se aventuró: “Sí, de cálculo”, cuenta que le respondió.

Comenzó con una cátedra y ahora tiene a cargo no solo esa materia, que les dicta a los primíparos de la sede en Chegndú; también es el responsable de enseñarles cálculo 2, cálculo 3 y álgebra matricial.

El profesor colombiano Andrés Humberto Ospina Tamara es administrador de empresas, con maestrías y doctorado en educación.
El profesor colombiano Andrés Humberto Ospina Tamara es administrador de empresas, con maestrías y doctorado en educación. | Foto: Suministrado a Semana.

“En este campus, que es para programas internacionales, los profesores debemos interactuar en inglés, lo que más podamos, pero como los estudiantes empiezan sus clases con un inglés muy bajo, se deben mantener unas conversaciones más o menos 50 por ciento en chino y 50 por ciento en inglés”, dice el profe colombiano.

Su habilidad con esos estudiantes le abrió más puertas en la misma universidad, que le dejó a cargo las clases de comercio internacional, periodismo y cultura y castellano en la sede de Mianyang, otra ciudad china.

“Esa sede está a tres horas de Chengdú, voy una vez a la semana y les enseño a chicos de pregrado, que tienen entre 18 y 21 años”, relata el profesor.

Fue precisamente en esa ciudad, en Mianyang, que está a 110 kilómetros de Chengdú y a donde tiene que ir en el tren bala, donde se atrevió a participar en un concurso que hizo el gobierno Chino para que los extranjeros como Andrés Humberto promocionaran sus culturas.

“El gobierno chino creó una competencia para extranjeros, nosotros postulamos videos como para participar, para que las universidades se vieran en esos eventos, es la primera vez que lo hacen, y quedamos primeros”, dice, como quien cuenta algo sin importancia.

Les comparto este video que se hizo para promocionar la ciudad de Mianyang y su delicioso té. Fue una cooperación entre la universidad donde trabajo y el gobierno de Mianyang.

Publicada por Andres Ospina en Viernes, 27 de sep. de 2024

Sin embargo, en sus manos reposa una carta que el mismo gobierno de Xi Jinping, el presidente chino, le envió para invitarlo a Beijing a una condecoración que tendrá lugar el 29 de julio.

“Nos harán un viaje de cuatro días por Beijing para que conozcamos la cultura”, dice este colombiano, quien tiene intacto en su memoria el primer día que estuvo en Chengdú y quiso probar unos panes tradicionales de la región.

“Me dio por probar un pan el primer día, señalé el pan y cuando lo mordí, ¡era picante! Nunca había comido algo así, ahora si voy a Colombia, la comida me sabe desabrida, sin sabor, acá en esta provincia es muy picante”, dice entre risas.

Andrés Humberto vive en Chengdú, con su esposa china, tiene tres perros y sus estudiantes lo buscan en las ceremonias para tomarse fotos con él como si fuera una estrella de cine.

Durante la pandemia, Andrés Humberto Ospina Tamara intentó un proyecto para enseñar inglés por medios virtuales, incluso en las cárceles colombianas.
Durante la pandemia, Andrés Humberto Ospina Tamara intentó un proyecto para enseñar inglés por medios virtuales, incluso en las cárceles colombianas. | Foto: Suministrado a Semana.

Está orgulloso de Colombia y, de hecho, recuerda que le han mencionado que en esa misma ciudad de 18 millones de habitantes, viven otros dos colombianos, pero nunca se los ha encontrado.

Con quien sí habla es con Joanne Avendaño, una barranquillera de 33 años que llegó como Au Pair (extranjera que vive con una familia nativa y ayuda en el cuidado de los niños), después de haber vivido una experiencia similar en Estados Unidos.

Joanne Avendaño es barranquillera, vive hace 10 años en China y es profesora de educación infantil.
Joanne Avendaño es barranquillera, vive hace 10 años en China y es profesora de educación infantil. | Foto: Suministrada a Semana

Ella vive en Ningbo, a unos 2.000 kilómetros de distancia de la casa de Andrés Humberto.

“Ya llevo diez años viviendo en China. Aunque no ha sido fácil, especialmente al principio cuando no hablaba el idioma, ha sido un camino hermoso y muy gratificante. Le doy gracias a la vida por haberme traído hasta aquí. Claro que ha habido sacrificios: me he perdido muchos momentos con mi familia y amigos, pero aquí también he conocido personas maravillosas, me casé, y si pudiera volver atrás y elegir, lo haría todo de nuevo”, dice Joanne, quien es licenciada en Idiomas Extranjeros de la Universidad del Atlántico, en Barranquilla.

Además, tiene una maestría en Enseñanza del Inglés como Segunda Lengua de Acacia University, en Arizona, Estados Unidos.

Joanne y Andrés Humberto no son los únicos colombianos en ese país.

Según cifras de Datos Abiertos del Ministerio de las Tecnologías y la Información, actualizados en mayo de 2025, en los consulados chinos se han registrado como residentes 1.057 colombianos.

La Cancillería colombiana estima que hay 5 millones de connacionales, que como ellos dos, viven fuera del país, donde laboran día a día para dejar en alto sus costumbres.

Joanne Avendaño tiene 33 años y en su trabajo en China comparte día a día sus costumbres barranquilleras.
Joanne Avendaño tiene 33 años y en su trabajo en China comparte día a día sus costumbres barranquilleras. | Foto: Suministrado a Semana.

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