JUSTICIA

Carlos Lehder: la última entrevista que le dio a SEMANA desde su diminuta celda en la cárcel de EE. UU. y lo que dijo del capo de Medellín

El narcotraficante fue uno de los hombres más cercanos a Pablo Escobar. En 1991 habló desde su prisión en Marion, narró cómo pasaba sus días y habló de los personajes del país de la época.

31 de marzo de 2025, 7:31 p. m.
 CARLOS LEHDER  (Cartel de Medellín)
Carlos Lehder. | Foto: Patricia Rincon

El regreso de Carlos Lehder a Colombia causó impacto. Por años, el mítico miembro del Cartel de Medellín había pedido regresar a morir en Colombia. Pese a que había sido condenado a más de una cadena perpetua (135 años de prisión), Lehder puso recobrar su libertad en el año 2020 y decidió irse a vivir a Alemania.

El viernes pasado, SEMANA reveló que el excapo había aterrizado en Bogotá y que había sido capturado pues tenía unas cuentas por saldar con la justicia. Tras una simple revisión, el Juzgado 18 de ejecución de penas de Bogotá canceló todas sus órdenes de captura pues sus procesos ya habían prescrito.

Su regreso al país ha revivido lo que fue su historia. En septiembre de 1991, cuando recién había sido condenado en Estados Unidos, Lehder le dio una entrevista a SEMANA.

SEMANA: Usted está condenado a cadena perpetua y 135 años más. Es decir, a pasar el resto de sus días tras las rejas en la prisión de Marion. ¿Cree que existe alguna posibilidad de salir de aquí?

CARLOS LEHDER (C. L.): Siempre he considerado mi sentencia un acto político, retaliatorio, simbólico y hasta racista. Fui traído a este país ilegalmente, mi juicio fue ilegal y mi sentencia es ilegal. Creo que después de la caída de la extradición y de que la mayoría de los sindicados por narcotráfico se han entregado a las autoridades, los gobiernos de Colombia y Estados Unidos tienen una obligación política que es la de solucionar mi problema. Lógico que yo tengo que poner de mi parte.

SEMANA: ¿ Poner de su parte incluiría acogerse al programa de testigos que tiene el Gobierno norteamericano y convertirse en pieza clave en procesos como el que se le sigue al general Manuel Antonio Noriega?

C. L: Eso está siendo manejado por mis abogados. Ellos son los que están en contacto con el Gobierno norteamericano.

SEMANA: Pero, ¿estaría dispuesto a llegar a algún arreglo con el Gobierno norteamericano para convertirse en testigo del juicio de Noriega?

C.L: Entiendo que si quiero salir de esto tengo que colaborar. Las cosas aquí en Estados Unidos han cambiado mucho en relación con los narcotraficantes. ¿Por qué no colaborar para buscar una salida a mi problema?

SEMANA: ¿Y qué lo llevaría a usted a declarar contra Noriega?

C. L: Noriega traicionó a muchos colombianos. Los entregó a una potencia extranjera, sólo para quedarse él mismo con sus propiedades, cocaína y dinero.

SEMANA: ¿Usted cree que ayudando a la justicia norteamericana lo dejarían salir de Marion?

C. L: Como le digo, el factor político juega un papel muy importante en este proceso. Tengo la esperanza de que los gobiernos de Colombia y Estados Unidos lleguen a un acuerdo y las cosas se den a mi favor.

SEMANA: Usted tiene otra carta para buscar salir de Marion y es a través de la repatriación a su país natal que es Alemania. ¿En qué va eso?

C. L.: Sí, efectivamente, Alemania es parte del Tratado de Estrasburgo y Estados Unidos es parte de ese tratado. Como ciudadano alemán estoy aplicando mi repatriación a Alemania. Uno de los requisitos para solicitar este mecanismo es que el individuo haya agotado todos los recursos jurídicos en Estados Unidos. Y creo que los míos ya están agotados.

El traficante de cocaína Carlos Lehder a los mandos de su avión en 1986 en Colombia. Foto de Eric VANDEVILLE/Gamma-Rapho vía Getty Images
El traficante de cocaína Carlos Lehder a los mandos de su avión en 1986 en Colombia. Foto de Eric VANDEVILLE/Gamma-Rapho vía Getty Images | Foto: Gamma-Rapho via Getty Images

SEMANA: La frase que hizo conocer a los extraditables fue “Preferimos una tumba en Colombia a una celda en Estados Unidos”. ¿Después de llevar cinco años preso aquí sigue pensando lo mismo?

C. L.: La extradición no sólo fue la entrega jurídica de Colombia. Fue la entrega de sus hijos a una justicia que en ningún momento ha sido imparcial. Sabíamos que todos los que fuéramos extraditados a Estados Unidos estábamos condenados de antemano. Sabíamos que nos irían a tratar como a los delincuentes más peligrosos del mundo. Sabíamos que al llegar a una corte americana no tendríamos la menor posibilidad de demostrar nuestra inocencia. Y eso ha ocurrido con todos nosotros.

SEMANA: Entonces, ¿usted considera que su juicio no fue imparcial?

C. L.: Fue un juicio montado, manipulado, con testigos comprados, pruebas falsas. Así se me condenó a cadena perpetua, más 135 años. La publicidad que antecedió al juicio demostró la inmensa deficiencia jurídica y penal que existe en Estados Unidos para juzgar a un colombiano acusado de narcotráfico. He sufrido aquí un castigo raro. Se me dio una sentencia por un delito que se llama conspiración de coca y no por un acto violento. Pero después de todo lo que he soportado no tengo ninguna queja contra este gobierno, ni contra el Gobierno colombiano.

SEMANA: ¿Cómo han sido estos cinco años en Marion?

C. L.: Han sido irracionales en muchos aspectos. Tampoco esperaba un jardín de rosas. Había tantas vinculaciones políticas a mi proceso y tanta expectativa, que ellos tenían que hacer un escarnio público y ejemplo nacional referente a lo que yo significaba. Todo esto ya hace parte del pasado, es una lección que aprendimos. Cuando a una persona sindicada por un delito no violento se le secuestra y se le condena en un juicio circense a 135 años más cadena perpetua; cuando se le confina en una prisión de castigo en un calabozo de dos metros por dos durante cinco años, es lógico que se está jugando al imperialismo contra Pancho Villa y no tratando de solucionar un problema como es el tráfico de coca.

SEMANA: ¿Cómo es un día de su vida en Marion?

C. L.: El sistema de esta prisión en particular es bastante monótono. Es un confinamiento las 24 horas del día en una celda sanitaria. Hay cinco horas de caminata a la semana. Tres duchas a la semana de diez minutos y dos llamadas sociales al mes. No hay mesa ni silla en el calabozo. Eso es lo que uno confronta todos los días desde que se despierta hasta que se duerme.

SEMANA: ¿Qué piensa un hombre confinado durante 24 horas del día en una celda de dos por dos?

C. L.: Me siento como un turista. Sé que esto no va a durar para siempre. Tengo una fe inmensa en mi patria y sé que voy a salir muy pronto de aquí. En ningún momento me he desesperado, pero lógico, hay momentos de tristeza. Dos veces he visto mis lágrimas caer en el piso de esa celda. Una cuando murió mi padre, un mes después de mi secuestro, y otra cuando asesinaron a Carlos Pizarro.

SEMANA: ¿Usted cree que todo lo que ha ocurrido en estos años en Colombia fue producto del asesinato de Rodrigo Lara Bonilla?

C. L.: La muerte de Lara Bonilla fue una muerte anunciada. Se cometieron errores tremendos de parte y parte. El más grave de los errores fue que Betancur salió de discurso en discurso declarando la guerra y, al declararla, descartó toda solución judicial y política. Y ocurrió lo que ocurrió.

Esta fue la estatua que el excapo puso en su posada. Costó 400 millones de pesos de la época.
Esta fue la estatua que el excapo puso en su posada. Costó 400 millones de pesos de la época. | Foto: Facebook: Carlos Lehder y la legendaria Posada Alemana del Quindío. En los años 80s

SEMANA: ¿El asesinato de Lara Bonilla dividió a los carteles de Medellín y Cali?

C. L.: No lo veo en ese contexto. El conflicto de Cali y Medellín es un conflicto que nació después de mi extradición fulminante a los Estados Unidos.

SEMANA: ¿Quién lo entregó a usted a las autoridades?

C. L: Tengo entendido que las autoridades montaron un operativo durante varios meses para lograr mi captura. Falta saber cuáles informantes fueron los que dieron el lugar de mi paradero. No quiero entrar en más polémicas sobre cómo llegué aquí. Pero hay muchos factores: 1) No me presto ni me he prestado nunca a financiar paramilitares a cambio de protección semioficial; no me presto para ese tipo de carnicerías. 2) Es claro que la extradición no existía en ese momento y podía movilizarme tranquilamente, pero me cogieron y me enviaron ilegalmente.

SEMANA: Usted ha repetido en varias ocasiones que Pablo Escobar y Lehder son como el agua y el aceite. ¿Por qué se convirtió en enemigo de Escobar?

C. L.: Nacimos en dos medios distintos, tenemos culturas distintas, pero teníamos una causa común que era la lucha contra la extradición. Hace más de cinco años que cortamos nuestra amistad y no tengo ninguna relación con Escobar. Yo no tengo enemigos, tengo detractores, opositores, calumniadores; pero la calumnia lo mantiene a uno sociopolíticamente activo.

SEMANA: Cuando usted habla de calumnias, detractores y opositores, ¿son calificativos con los cuales se quiere referir a Escobar?

C. L.: Yo me refiero a que hay mucha gente interesada en vincularme a mí y a los tres hermanos Ochoa con asuntos de asesinatos y masacres con los cuales no tenemos nada que ver. Nuestra lucha contra la extradición era política y no militar.

Pablo Escobar junto a Carlos Lehder.
Pablo Escobar junto a Carlos Lehder. | Foto: Colprensa

SEMANA: A esa lucha militar que se desató a raíz de la extradición, ¿quiénes se opusieron y quiénes la respaldaron?

C. L.: La lucha militar se vino a conocer después de mi extradición. Comenzó con la presencia de mercenarios israelíes, los cuales participaron en la ejecución del plan para asesinar a Luis Carlos Galán.

SEMANA: ¿Dentro de ustedes había gente que se oponía al enfrentamiento militar para combatir la extradición o se llegó a ella por un consenso general al ver que no había una salida a través de la vía jurídica?

C. L.: Nunca existió un consenso general de los sindicados por narcotráfico en lo que se debía hacer. Nunca hubo grupos, nunca estuvimos juntos, cada uno trabajaba lo suyo por su lado. Los que crearon la historia de los carteles fueron las autoridades. Hoy, al ver la caída de la extradición no voy a denunciar o a criticar a quienes dieron su lucha armada. Ese fue su concepto propio. Ellos creían que era la única manera de actuar. Pero yo y los hermanos Ochoa nunca estuvimos de acuerdo con la lucha militar para tumbar la extradición. Lo único que nos identificó con los demás sindicados del narcotráfico fue que teníamos que hacer algo para acabar con la extradición.

SEMANA: ¿Cómo fue su relación con los Ochoa?

C. L.: Mi amistad con los integrantes de la familia Ochoa data de mi infancia. No de negocios ni de luchas, ni de narcotráfico. Hay mucho en común entre nosotros. El ganado, los caballos, los restaurantes. Ellos visitaban mucho a Armenia. La amistad con ellos es una confraternidad.

  Carlos Lehder fumaba marihuana, pero no consumía coca. El exnarcotraficante les tenía miedo a sus efectos porque él los vivió con una de sus novias.
Carlos Lehder fumaba marihuana, pero no consumía coca. El exnarcotraficante les tenía miedo a sus efectos porque él los vivió con una de sus novias. | Foto: patricia rinón

SEMANA: ¿Cómo era Rodríguez Gacha?

C. L.: Era un personaje bastante folclórico. Era un hombre producto de su mismo ambiente y era uno de sus mejores exponentes. Era un bandido que aprovechó la bonanza del narcotráfico para ayudar en lo que él encontró satisfactorio y benéfico a las clases más marginadas que compartían con él. No compartía sus ideas, teníamos conceptos muy distintos sobre la lucha contra la extradición.

SEMANA: ¿Cómo es Escobar?

C. L.: No, no tengo comentario alguno. No tenemos una relación de amistad. Estando él en este momento preso y yo preso, no creo conveniente hacer ningún comentario. El responderá por sus hechos, por sus creencias. Me gustaría ver que las familias de Cali realizaran un acercamiento de amistad con las de Medellín para evitar que continúe la guerra.

SEMANA: ¿Qué piensa de los grupos paramilitares que se convirtieron en el brazo armado del narcotráfico?

C. L.: Rechacé y rechazo cualquier financiación al paramilitarismo en busca de protección semioficial. Esto no tiene razón de ser. No participé ni comulgo con esta política.

Este fue el momento en que Carlos Leheder salió de su detención.
Este fue el momento en que Carlos Leheder salió de su detención. | Foto: Tomado de video de Blu Radio