Nación
Alias Cheli y Toro, los escurridizos socios de Iván Mordisco que manda la parada en el Cauca
Según información militar, los capos de la mafia mueven hasta cinco toneladas de cocaína al mes.

Escurridizos, así son alias Cheli y Toro, dos sujetos entre los 35 y 40 años de edad que, según inteligencia militar y de la Policía, son poderosos socios de Iván Mordisco, jefe de las disidencias de las Farc en el Cauca.

Los dos sujetos - de acuerdo con el expediente de la fuerza pública- mueven sus hilos de la mafia con los carteles de Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa.
Las autoridades aseguran que, a lo largo de su carrera narcotraficante, Cheli y Toro, han logrado amasar una gigantesca fortuna distribuida en fincas, balnearios, ganadería, apartamentos y vehículos de carga.
La poderosa red de narcotráfico lograda por estos dos sujetos, que hacen trámites notariales con identidades falsas, logra mover más de cinco toneladas de cocaína que es enviada mensualmente hacia centro América.

La modalidad de narconegocio de estos dos sujetos no es muy distinta a la que se ha visto durante décadas en el país. Intercambian droga por armas que ayudan a mantener fortalecidos a los grupos criminales en el Norte del Cauca.
Sus identidades podrían quedar al descubierto tras la reciente entrega al Ejército del cabecilla de la estructura, Carlos Patiño, alias Kevin, quien optó por acudir a las tropas en El Estrecho, en el Cauca.

La relación es sencilla, cocaína a cambio de armas. Cheli y Toro son de los principales proveedores de armas para las disidencias de Mordisco en el Norte del Cauca. A los despiadados integrantes de la estructura criminal los dotan con fusiles M16 y Tavor, AK47, entre otros. Asimismo, les hacen llegar explosivos, equipos de comunicaciones y otra clase de recursos que son usados con fines criminales.
El trueque consiste en brindar servicios de seguridad de las estructuras Carlos Patiño y Martín Villa a los cristalizaderos, cultivos ilícitos y rutas de narcotráfico de alias Cheli y Toro.
Su paradero no ha podido ser identificado con certeza. La investigación de la fuerza pública señala que su poderío económico les ha permitido comprar una amplia red de informantes que los protege en los territorios donde se mueven con mayor frecuencia.
Los sujetos, al parecer, han contado también con la colaboración de funcionarios de la Registraduría Nacional para obtener identificaciones falsas con las que han logrado convertirse en capos del narcotráfico escurridizos.