ENTREVISTA

Alberto Linero le hace un llamado a Colombia: “Veía a Alejandro y se me saltaban las lágrimas. Le debemos una sociedad en la que prime la bondad”

Alberto Linero hace un llamado al país para que la muerte de Miguel Uribe no desate odios ni venganzas. Habla de la crueldad histórica de la tragedia, del testimonio de fe de la familia y de lo que la sociedad le debe hoy al pequeño Alejandro.

Cristina Castro

Cristina Castro

Editora General

16 de agosto de 2025, 6:13 a. m.
“Hay una oportunidad para que, desde la empatía, tratemos de construir un mañana distinto y un presente distinto”.
“Hay una oportunidad para que, desde la empatía, tratemos de construir un mañana distinto y un presente distinto”, dice Alberto Linero. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA-SEMANA

SEMANA: Los colombianos más jóvenes quizás no habían vivido un momento de tanto dolor, desazón y desesperanza como el que produjo el magnicidio de Miguel Uribe Turbay. ¿Cómo ha sentido espiritualmente lo que pasó?

Alberto Linero: Es una situación de mucha tristeza, de mucho dolor y de mucha frustración, porque es comprobar que no hemos aprendido como sociedad de todas las experiencias del pasado. Es un déjà vu. Y todos esos sentimientos son normales. Nos golpea a todos y nos vuelve a juntar en torno a la fragilidad de la vida. Pero también creo que es una oportunidad para que, desde la empatía, tratemos de construir un mañana distinto y un presente distinto.

SEMANA: ¿Cómo entender que una situación tan dolorosa altere los ánimos políticos de una manera tan agresiva?

A.L.: Es que nosotros estamos en un momento de mucha simplificación. Se nos ha olvidado que hay muchos grises, que hay matices. Entonces lo único que queda es el fanatismo. Esta polarización es fruto del fanatismo. El dolor no tiene color político, el dolor no tiene clase social. Debiéramos juntarnos en torno al dolor y tomar decisiones para que eso más no vuelva a suceder.

SEMANA: María Claudia Tarazona dijo algo muy profundo y es que la familia no quiere que la muerte de Miguel sea usada como una bandera de odio y división. ¿Cómo honrar este clamor?

A.L.: Creo que esa es una frase poderosa y que nosotros debiéramos todos apropiarnos de ella. Debiéramos despojarnos de ideologías en este momento. Así como necesitamos estar firmes para elegir cuál va a ser el camino siguiente del país, necesitamos despojarnos de esas emociones de ira. A mí me impresiona mucho que seamos incapaces de sentir al otro. Yo veía al niño Alejandro y se me saltaban las lágrimas porque eso no le debería pasar a ningún niño en Colombia. Es el momento de soñar con una sociedad sin violencia.

Alberto Linero
Alberto Linero analiza desde lo espiritual el momento que vive el país. | Foto: Juan Sebastain Cruz Ruiz

SEMANA: La imagen de Alejandro poniendo una rosa en el ataúd de su papá nos sacó a lágrimas a todos. Como sociedad, ¿qué le debemos a él?

A.L.: Primero, me asusto de la crueldad histórica. A veces pensaba en las tragedias griegas, porque es impresionante que una familia haya tenido que pasar dos veces por una experiencia tan dolorosa y tan dura. Y creo que de alguna manera esta familia y Alejandro representan también la cantidad de familias y de niños que quedan sin padres o sin madres en Colombia. Eso que tristemente sucede demasiado. A Miguel, yo particularmente lo conocí, y duele mucho, pero es lo que sucede a diario en el país. ¿Qué les debemos a esos niños? Les debemos una sociedad mejor, una sociedad en la que prime la bondad, en la que prime el amor. Muchos dicen: ¿qué puedo hacer yo? Bueno, comienza cambiando tus relaciones, comienza siendo un buen ser humano, comienza no tratando mal a aquel que es un adversario de tus ideas, comienza por ahí. Eso podría generar unas ondas expansivas que nos ayuden a transformar todo esto.

SEMANA: Muchas personas también han criticado precisamente que se llore más a un Uribe Turbay que a tantos que fallecen a diario por la violencia en Colombia.

A.L.: Es muy mezquino en este momento decir que se llora más a uno o a otro. Eso no se debiera usar. Es decir, nadie sano interiormente debiera ponerse a pensar en eso. Es dolor. Y el dolor simplemente se debe respetar. El dolor nos debe generar empatía y nada más. Yo creo que lo más grave es que nosotros nos llenemos el corazón de resentimiento y de odio. Ningún buen interés puede ocultarse tras esos dos sentimientos. Yo creo que lo más grave que está pasando es que mucha gente quiere hacer cosas buenas usando el odio.

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Alberto Linero dice que María Carolina Hoyos está venciendo el dolor, ayudando a otros. | Foto: Pantallazo Youtube Desnúdate con Eva

SEMANA: Hoy el país vive un duelo colectivo. ¿Por qué la muerte de un líder político puede doler como si fuera la de un ser querido?

A.L.: Eso debiera ser el ideal. Ojalá todos los colombianos sintiéramos el dolor del otro como propio. Lo hacemos porque somos seres humanos, porque somos seres sociales, porque estamos interconectados, porque la sociedad es el espacio de realización de los seres humanos, porque no podemos olvidarnos del otro, porque el otro es un espejo. Lo que es normal es sentir el dolor del otro como propio. Lo anormal es aquello a lo que nos hemos acostumbrado, a la indiferencia frente al dolor del otro.

SEMANA: En esta tragedia han surgido unas figuras de la familia de Miguel Uribe que nos han inspirado. ¿Cómo vio el papel de fe que cumplió María Claudia Tarazona?

A.L.: Yo en ella he encontrado un ejemplo. La he visto en medio de su dolor, en medio de su destrucción interior, la he visto tratando de tener paz y tratando de ser buen ser humano. Ella, María Claudia, María Carolina, Miguel mismo, cada uno ha intentado tener el corazón en serenidad en medio de semejante dolor. Ojalá aprendamos de ellos, porque ellos nos invitaron a no hacer una respuesta de venganza, una respuesta de odio. A mí, María Claudia me ha parecido realmente un ejemplo de vida y me llama la atención la manera como ha gestionado estas emociones. Y de la misma manera también María Carolina y el papá de Miguel.

SEMANA: De María Carolina sorprende cómo, aun en medio del dolor por la muerte de su hermano, este fin de semana realiza la Caminata de la Solidaridad, que su abuela Nydia, que se fue hace un mes, hizo por 50 años.

A.L.: Insisto en que es un ejemplo de vida. Creo que ahí necesitamos aprender a vencer el dolor. Y creo que María Carolina nos está mostrando cómo: ayudando a otros. Uno se libera un poco del dolor propio ayudando a otros, sirviendo a los demás, siendo útil para los demás. Tengo mucha admiración por ella, se lo decía en una entrevista. Creo que ella nos enseña que el dolor no nos puede enconchar en nosotros mismos, sino que el dolor nos tiene que ayudar a salir, a colaborar con otros y a bendecir con la solidaridad a otros.

Alberto Linero
Alberto Linero. | Foto: Juan Sebastain Cruz Ruiz

SEMANA: Miguel Uribe Londoño recordó que en esa misma catedral cargó en un brazo a Miguel y en el otro el ataúd de su esposa. ¿Cómo puede uno mantenerse en pie cuando ha vivido tragedias tan grandes?

A.L.: Esa es una frase desgarradora. A mí realmente me parece mucha crueldad de la historia. Pero creo que la única manera de salir adelante es construir el duelo con las herramientas que nos da la psicología, teniendo una experiencia espiritual y profunda. Es decir, ser capaz de trascender a lo inmediato, pero sabiendo uno que ese dolor no se va a quitar nunca. Y que lo que se aprende es a vivir con este dolor.

SEMANA: En su vida como sacerdote, usted acompañó a muchos colombianos a atravesar tragedias muy dolorosas. ¿Qué mensaje podría darle a esa familia?

A.L.: En mi ministerio presbiteral fueron muchas las personas a las que tuve que acompañar, y ahora en mi trabajo de líder espiritual sigo acompañando a personas. Les diría tres cosas. Uno, aceptar el dolor y expresarlo libremente. Cuando haya que llorar, hay que llorar. Cuando hay que gritar, hay que gritar. Lo segundo, honrar a Miguel y honrar a los muertos nuestros, que se han ido tratando de ser hombres y mujeres felices. Porque, al fin y al cabo, si ellos desde donde están nos pueden ver, nos quieren ver lo más felices posible. Y lo tercero, comprometernos a construir una sociedad distinta. Los invitaría a seguir haciendo el bien y a seguir ayudando a otros.

SEMANA: Durante dos meses, muchos colombianos se aferraron a la idea de un milagro. Y ahora que eso no sucedió, ¿cómo no perder esa fe colectiva que había estallado de manera tan asombrosa?

A.L.: Necesitamos comprender que el milagro no es que suceda exactamente lo que yo quiera. El milagro es que lo que suceda nos cause el mayor bien posible. Dios respondió a nuestras oraciones, y que en algún momento de la vida, no sé si, cuando estemos con Él, lo vamos a entender. Y yo a María Carolina, y yo a la esposa de Miguel, y yo al papá de Miguel, y a las personas más cercanas, les digo: “Dios está con ustedes, y Dios les sigue fortaleciendo, y Dios siempre elige lo mejor, aunque a nosotros nos cueste entenderlo”.

SEMANA: ¿Pero cómo se tramita un vacío tan grande como dejar a un niño sin papá?

A.L.: Eso es de lo más difícil. A mí se me murió mi padre en la pandemia, y todavía hoy me hace falta, y todavía hoy me hace falta conversar con él, y todavía hoy me hace falta decirle alguna palabra. Eso se tramita con amor, con fortaleza, concentrándose en la vida y en seguir adelante. Tristemente, a Alejandro le va a seguir haciendo falta su papá siempre; y a María Claudia, su esposo; y a María Carolina, su hermano. Pero la vida se transmite en seguir adelante. No hay olvido. Tengo que decir que el duelo, para mí, es aprender a vivir sanamente con ese dolor.