Cultura

"No vamos a despedir a nadie, seguiremos hasta que toque cerrar": Gloria Melo

SEMANA entrevistó a Gloria Melo, una de las dueñas de la librería Al pie de la letra, de Medellín.

10 de junio de 2020
Al pie de la letra es un de tantas librerías que resisten hoy en Medellín. | Foto: Cortesía

Al pie de la letra es una librería icónica de Medellín, desde hace 26 años recibe sus clientes —que con las años se han convertido en amigos— en el sector de Suramericana, muy cerca de la Universidad Nacional y de la Biblioteca Pública Piloto. Gloria y Blanca Melo son, quizá, las libreras más queridas de la capital antioqueña. Esta es su historia.

SEMANA: En diciembre cumplieron 26, han sabido sobrevivir…

Gloria Melo (G.M.): Así es. La librería nació porque mi hermano Moisés Melo toda la vida trabajó con libros, fue editor de Norma, fundador de La Carreta, estuvo en Oveja Negra y siempre decía que quería tener una librería. Justo hace 26 años, ahí donde estamos en el sector de Suramericana, había una librería que se llamaba “La mesa del silencio” y se iba a acabar, mi hermano se enteró y me llamó para que yo fuera a negociarla, porque él vivía en Bogotá y porque yo soy economista. Se acordó un precio y entre varios amigos hicieron una sociedad, y a mí me llamaron para administrar. Empecé administrando y al tiempito me dieron unas acciones, no muchas. Entonces seguí y algunos socios querían crecer muy rápido y abrimos una sede en el Centro Comercial Oviedo y también en Bogotá. Yo fui la primera en decir que eso no daba, que era imposible, que estaba muy complicada la situación y renuncié. Entonces me fui como un año, y en ese año la librería se quebró. Liquidaron y mi hermano me llamó de nuevo, seguimos nosotros solos y con esta única sede. Ya hace nueve años negocié con Moisés y quedamos como dueñas mi hermana Blanca y yo. Nos ha ido bien, la librería es muy reconocida y no nos podemos quejar porque hace cinco años el Museo de Arte Moderno nos invitó a tener una sede allá.

SEMANA: ¿Pese a las crisis de las editoriales y del libro impreso les ha ido bien?

G.M.: Yo digo que ese cuento de que los libros se van a acabar, que todo el mundo va a terminar leyendo libros virtuales, no es tan cierto. Al contrario, cada vez salen más libros, a la gente le gustan más. Yo tengo gente joven, y a todos les pregunto por qué compran si se la pasan con un computador siempre, pero todos dicen que no hay como el libro. Yo creo que el día que lo inventen más cómodo, quizá. Pero no, creo que todavía no. Basta con mirar: las editoriales cada vez publican más cosas, y cada vez hay más editoriales independientes con estilos muy particulares, además tenemos nuevos autores todo el tiempo.

SEMANA: Ustedes son conocidos en Medellín porque tienen una curaduría muy particular…

G.M.: Nosotros hacemos una muy buena selección, nos conocen porque tenemos buena selección en ciencias humanas y literatura, pero no hemos dejado a un lado los best sellers. Nosotros somos hijos de un maestro, mi papá siempre tuvo libros; mi mamá solo hizo hasta quinto de primaria, pero era una lectora voraz; así que nos educaron en medio de los libros. En la casa hubo más libros que juguetes. Además, luego nuestro hermano Moisés nos enseñó mucho. Pero además, a la librería siempre va gente muy especial, que sabe mucho, y entonces conversamos y nos aconsejan y nos recomiendan editoriales y autores. Los mismos clientes nos retroalimentan. También tenemos un grupo que se llama ‘La lectura de los viernes‘, y van varios amigos y conversan de temas y nos ponemos a hablar, todo eso genera el ambiente de la librería y la selección de libros que tenemos.  

SEMANA: Pese a que han sido años buenos, llegó el coronavirus…

G.M.: Nunca en la vida tuvimos nada así. Nosotros cerramos el 19 de marzo. Desde esa fecha no se vendió nada hasta el 20 de abril, cuando empezamos con los domicilios. Mis cuentas son así: en marzo rebajamos ventas en un 51 %, en abril en un 85 % y en mayo rebajamos por ahí un 60 %. Ya estamos vendiendo más, pero de todas maneras ha sido muy duro porque los gastos siguen, a pesar de que la gente ha sido muy bella y los dueños de los locales nos rebajaron los arriendos. Lo que vendí a finales de marzo fue porque compraron bonos para ayudarnos, la gente ha sido muy querida.

SEMANA: ¿Cuántas personas trabajan en la librería?

G.M.: Nosotros somos ocho personas y seguimos… La gente que yo tengo lleva mucho tiempo con nosotros, somos de verdad una familia y la única manera de despedirlos es que cerremos, pero por el momento no salgo de nadie.

SEMANA: ¿Cómo ve el panorama dentro de unos meses?

G.M.: Yo creo que vamos a tener muchos protocolos, quizá de esa manera podamos abrir en julio. Mientras tanto, hay que seguir. Volvimos a lo que eran las librerías antiguamente: un mostrador y el librero apoyado en ese mostrador. Yo creo que esto va a seguir así todo este año y el año entrante vamos a seguir cuidándonos.