Estados Unidos
Trump se alía con Google y Amazon en un nuevo sistema de salud digital que genera alarma por el control de datos médicos
La nueva iniciativa de salud digital impulsada por la administración Trump despierta preocupaciones éticas y legales por el posible uso indebido de datos personales, en medio de cuestionamientos sobre la participación de gigantes tecnológicos.

En Washington D. C., el presidente Donald Trump reveló un sistema de salud digital respaldado por más de sesenta empresas tecnológicas y médicas. Según Associated Press, la iniciativa busca facilitar que los pacientes compartan sus datos médicos e información de bienestar a través de aplicaciones privadas conectadas mediante inteligencia artificial conversacional, servicios de escaneo con código QR y un sistema de registro digital.
El programa estará coordinado por los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS), que promoverán un entorno de integración pensado inicialmente para enfermedades crónicas como diabetes y obesidad.
Se anunció también una biblioteca de aplicaciones en Medicare.gov que destacará herramientas digitales confiables para la prevención, el seguimiento y la navegación de seguros médicos.

En el evento de la Casa Blanca titulado Making Health Technology Great Again, Trump declaró que el sistema modernizará un sector sanitario atrasado y fragmentado. El plan establece que la participación será voluntaria (opt‑in) y se utilizarán credenciales digitales seguras para proteger la privacidad del paciente.
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No obstante, defensores de la privacidad y expertos legales han expresado preocupación urgente. El profesor Lawrence Gostin, de Georgetown, advirtió sobre “enormes preocupaciones éticas y legales” en torno al posible uso indebido de registros médicos.
Jeffrey Chester, del Centro para la Democracia Digital, señaló el riesgo de “monetización de información sensible” por compañías no sujetas a HIPAA.
Además, este anuncio llega en un contexto donde la administración Trump ya removió miles de páginas web y bases de datos públicas relacionadas con salud y diversidad, lo que desató demandas legales por parte de grupos médicos y sociales.

Desde el ámbito de la inteligencia artificial sanitaria, se cuestiona que el plan gubernamental no incluya salvaguardas claras sobre seguridad algorítmica ni consentimiento informado.
Una reciente nota de MedCity News subraya que, aunque se reconocen beneficios de interoperabilidad e innovación, se carece de atención a la seguridad en IA y al rol de entidades reguladoras clave.
En voz del sector tecnológico, líderes como Apple, Google y Amazon, junto a Centrales de salud como Cleveland Clinic y UnitedHealth Group, se sumaron al compromiso de construir el ecosistema digital. Sin embargo, muchos de estos actores aún exigen protocolos explícitos sobre uso de datos y responsabilidad ante fallos de seguridad.
Una de las críticas centrales es que CMS ya posee información sensible de más de 140 millones de personas inscritas en Medicare y Medicaid, y este sistema ampliaría esa base hacia plataformas comerciales, lo que para algunos representa una puerta abierta al enfoque de vigilancia y transferencia de datos a otras agencias gubernamentales.

Expertos en salud pública consideran que, si bien la digitalización puede mejorar la gestión de enfermedades crónicas y la atención médica, el futuro éxito del sistema depende de obtener la confianza ciudadana. Esto requiere transparencia total, mecanismos sólidos de protección de datos y normas éticas claras que eviten usos indebidos o discriminatorios.
La fecha de inicio sugerida por CMS para las primeras herramientas activas es el primer trimestre de 2026. Hasta entonces, organismos reguladores y organizaciones civiles presionan por leyes que regulen el uso de IA en salud, estándares de privacidad y auditoría independiente.
Este ambicioso proyecto representa un salto tecnológico importante, pero también un desafío ético y legal sin precedentes. Su equilibrio entre innovación y protección mostrará si el sistema logra transformar positivamente la salud pública o si queda marcado por su falta de claridad y límites firmes.