Toque de queda social en Los Ángeles: estallan protestas tras militarización ordenada por Trump

La ciudad de Los Ángeles vive momentos de alta tensión tras el despliegue de la Guardia Nacional ordenado por el presidente Donald Trump, en respuesta a una serie de redadas migratorias ejecutadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).

Las protestas comenzaron el sábado por la noche, cuando cientos de personas tomaron las calles del centro de la ciudad al grito de “¡No más miedo!” y “¡Los inmigrantes son bienvenidos!”, en una demostración masiva de rechazo a lo que consideran una escalada autoritaria del gobierno federal.

El gobernador de California, Gavin Newsom, denunció que el despliegue militar se hizo sin su autorización ni coordinación, calificando la acción como un “acto provocador” y una “intromisión federal inaceptable”.

En declaraciones recogidas por The Washington Post, Newsom aseguró que su administración evalúa acciones legales para impedir lo que considera una militarización de los asuntos civiles. “Esto no es seguridad nacional, es represión disfrazada de orden”, sostuvo el mandatario.

Las movilizaciones se extendieron rápidamente a ciudades como San Diego, Sacramento y Oakland, pero fue en Los Ángeles donde se registraron los mayores enfrentamientos entre manifestantes y miembros de la Guardia Nacional.

Videos difundidos en redes sociales muestran cómo las fuerzas federales utilizaron gases lacrimógenos, balas de goma y vehículos blindados para disolver las concentraciones. Testigos aseguran que no todos los actos fueron violentos, pero la represión fue generalizada.

Organizaciones defensoras de los derechos humanos denunciaron abusos de las autoridades. “Estamos recibiendo reportes de detenciones arbitrarias, uso desproporcionado de la fuerza y violación del derecho a la protesta pacífica”, señaló Mariela Núñez, vocera de Human Rights Watch en California.

Entre los detenidos se encuentran estudiantes, migrantes con estatus legal y al menos tres periodistas.

Según datos preliminares del Departamento de Policía de Los Ángeles, más de 70 personas fueron arrestadas entre el sábado y el domingo, la mayoría por “desobediencia civil”.

No obstante, testigos aseguran que muchas detenciones ocurrieron incluso antes de que comenzaran los bloqueos o disturbios. El jefe de policía, Michel Moore, afirmó en rueda de prensa que su institución “no tiene ninguna relación operativa con el ICE ni con la Guardia Nacional”, y pidió a los residentes mantener la calma.

Por su parte, el presidente Trump defendió la intervención militar señalando que “la anarquía no será tolerada” y que su administración hará “lo necesario para proteger la seguridad nacional”.

Según un reporte de Reuters, la Casa Blanca evalúa enviar más tropas federales a otras ciudades donde puedan surgir protestas similares, lo que ha encendido aún más las alarmas sobre una posible escalada represiva en el inicio de su nuevo mandato.

Para muchos californianos, el conflicto trasciende la migración y refleja una lucha más profunda por los principios democráticos. En palabras de un manifestante: “No se trata solo de papeles, se trata de libertad”.