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Pánico en México: el Tren Maya se descarrila de nuevo y crecen las preguntas sobre su seguridad
El incidente en Yucatán se suma a otros percances previos y aumenta la presión sobre la administración del proyecto.

El descarrilamiento de un vagón del Tren Maya en Izamal, Yucatán, ocurrido este martes 19 de agosto de 2025, volvió a encender las alarmas sobre la seguridad del megaproyecto ferroviario más polémico de México.
El incidente se registró cuando el tren número 304, que viajaba desde Cancún hacia Mérida, ingresaba a baja velocidad a la estación. Aunque no hubo heridos, los pasajeros vivieron momentos de tensión al sentir el movimiento brusco y observar cómo uno de los vagones se ladeaba, quedando montado parcialmente sobre otra unidad estacionada.
De inmediato se activaron los protocolos de emergencia y el Ejército, responsable de la operación del tren, evacuó a los usuarios, quienes fueron trasladados en autobuses a sus destinos, según confirmó la Secretaría de la Defensa Nacional.

Videos grabados por pasajeros y difundidos en redes sociales muestran el vagón descarrilado, así como a personal militar intentando controlar la situación. Algunos viajeros aseguraron que escucharon ruidos metálicos antes de la falla, lo que alimenta dudas sobre el mantenimiento de las vías.
Medios locales informaron que el servicio presentó retrasos durante varias horas, aunque la empresa operadora aseguró que el resto de los recorridos continuó sin contratiempos.
Este accidente no es un hecho aislado. En marzo de 2024, otro vagón se salió de las vías en la estación Tixkokob, también en Yucatán, y en enero de este mismo año se reportó un descarrilamiento en Limones, Quintana Roo, con un tren de carga.
Aunque esos casos tampoco dejaron víctimas mortales, evidencian un patrón de fallas que genera preocupación entre especialistas en infraestructura ferroviaria.

Más allá de lo técnico, el Tren Maya ha sido cuestionado desde su construcción por los impactos ambientales y sociales que provocó su trazado. Organizaciones ambientalistas han advertido que los desmontes y cambios de ruta han dañado cenotes, selvas y ecosistemas frágiles de la península.
Además, la ONU y grupos defensores de derechos humanos criticaron que las comunidades indígenas no fueron consultadas adecuadamente y que el Ejército se encargue de un proyecto civil, lo que limita la transparencia.
El director del Tren Maya, Óscar David Lozano, declaró en julio que el sistema aún opera por debajo de su capacidad y que se busca consolidar su rentabilidad hacia 2030.
Sin embargo, los recientes incidentes refuerzan la percepción de que la obra, inaugurada parcialmente en diciembre de 2023, enfrenta deficiencias de seguridad que ponen en entredicho su futuro.
Aunque el Ejército asegura que los protocolos funcionaron de manera correcta y que no se puso en riesgo la vida de los pasajeros, la repetición de percances en menos de dos años obliga a preguntarse si la inversión multimillonaria en este megaproyecto cumple con los estándares internacionales de transporte ferroviario.
La sombra de la duda sigue creciendo sobre una obra que fue presentada como emblema de modernidad, pero que acumula tropiezos en su corta historia operativa.