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¿Pagaría 700 mil pesos por un gorro? La pieza de Armani que divide a la industria

La colaboración entre Our Legacy y Emporio Armani presenta un accesorio que ya es tendencia y tema de debate por su costo.

Darwin Schneider Correa Parra

Pasante de Mundo - Semana.

16 de mayo de 2025, 5:07 p. m.
La colaboración entre Our Legacy y Emporio Armani presenta un accesorio que ya es tendencia y tema de debate por su costo.
Fabricado en lana italiana, con detalles mínimos y precisos como el ribete en cuero y una insignia metálica del águila de Armani, este gorro ha sido elevado al estatus de símbolo. | Foto: Armani

Cuando Emporio Armani anunció su colaboración con Our Legacy, los pronósticos eran moderadamente optimistas. Dos marcas con estéticas distintas —una construida sobre los códigos del lujo clásico italiano, otra sobre la irreverencia escandinava— prometían una fusión atractiva, aunque quizá demasiado silenciosa, para una industria acostumbrada al exceso.

Sin embargo, la cápsula lanzada bajo el nombre “Work Shop” ha roto las expectativas, y no por los blazers desestructurados ni por los pantalones oversized que tanto definen a Our Legacy, sino por un accesorio que ha generado un revuelo inesperado: un gorro de lana llamado Basco Liquirizia.

Lo que a primera vista parece una boina tradicional, casi anacrónica, es en realidad la pieza más fotografiada, deseada y especulada de toda la colección. Fabricado en lana italiana, con detalles mínimos y precisos como el ribete en cuero y una insignia metálica del águila de Armani, este gorro ha sido elevado al estatus de símbolo.

La reacción en redes ha sido inmediata. Algunos se burlan del precio: “¿140 euros por un gorro negro?” Pero las réplicas son claras. No es un gorro, es una postura.
Peatones esperan en un semáforo frente al italiano | Foto: SOPA Images/LightRocket via Gett

Cuesta 140 euros (casi 700.000 pesos colombianos), pero en plataformas de reventa ya supera los 350 (1.750.000 pesos colombianos, aproximadamente), con listas de espera en ciudades como Londres, París y Copenhague. Es, sin duda, una anomalía: en plena era de la logomanía y el maximalismo gráfico, un gorro austero, casi monástico, está redefiniendo el deseo en la moda contemporánea.

La explicación no está solo en el diseño, sino en lo que representa. El Basco Liquirizia es un guiño silencioso a una nueva élite de consumidores, aquellos que no buscan ser vistos, sino reconocidos entre códigos compartidos. Es un gesto, un susurro en medio del boom de las tendencias.

El lujo silencioso se ha vuelto discurso dominante y, en ese contexto, Armani y Our Legacy supieron interpretar perfectamente el momento. El gorro no grita, no necesita hacerlo. Su poder está en la sutileza, en su conexión con quienes entienden la moda como lenguaje y no como disfraz.

Las marcas de moda de lujo continúan expandiendo su presencia en los centros urbanos , atendiendo a una creciente demanda de productos de alta gama.
Peatones caminan frente a una tienda de Emporio Armani | Foto: Getty Images

La reacción en redes ha sido inmediata. Algunos se burlan del precio: “¿140 euros por un gorro negro?”. Pero las réplicas son claras. No es un gorro, es una postura. Modelos, estilistas, músicos emergentes y celebridades discretas ya lo han adoptado como parte de sus uniformes urbanos.

No se lleva para abrigar, se lleva para declarar, aunque esa declaración sea casi imperceptible. Es un símbolo de pertenencia que opera fuera del radar comercial tradicional. Una pieza limitada que, como ocurre con ciertos perfumes de nicho o discos en vinilo, adquiere valor en la medida en que escapa del alcance de las masas.

En medio de un mercado saturado de colaboraciones sin alma, esta alianza entre Our Legacy y Armani logra algo raro: autenticidad. Y el gorro Basco Liquirizia es su emblema inesperado.

El accesorio que no estaba llamado a ser protagonista terminó convirtiéndose en estrella. No porque lo diga una campaña de marketing, sino porque la calle, ese termómetro implacable, lo eligió. Como ocurre con todo objeto de culto, no se trata de entenderlo, sino de sentirlo.