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La haitiana que desafía la industria musical cantando en ‘creole’ y gana espacio en la escena ‘indie’ de Estados Unidos
Con letras en varios idiomas y un estilo que fusiona pop, raíces afrocaribeñas y mensaje social, Ayiiti se posiciona como una de las voces emergentes más auténticas del nuevo panorama musical alternativo en Estados Unidos.

Ayiiti nunca imaginó que su voz traspasaría fronteras sin dejar atrás su raíz. Nacida en Haití, con paso por Montreal y París, esta cantante y compositora hoy se encuentra al filo de un cambio silencioso en la escena musical de Estados Unidos.
Su más reciente EP, Liibre, se convierte en plataforma para cuestionar las normas del pop convencional, al mezclar criollo haitiano, francés, inglés y español. En un país que privilegia el inglés, su propuesta suena revolucionaria.
En Miami, Nueva York y Los Ángeles, festivales independientes como SXSW o Afropunk han empezado a dar espacio a apuestas culturales más diversas. Pero las listas de éxitos y playlists editoriales tardan en reconocer voces que no se ajustan al molde.
Ayiiti, sin embargo, ha logrado estrechar esa brecha. Hace semanas, su canción “Omerta”, en criollo y francés, apareció en varias selecciones curatoriales de Bandcamp, donde editores que valoran propuestas genuinas la calificaron como “una revelación de autenticidad y fuerza emocional”. En plataformas como Audiomack también gana seguidores que se sienten identificados con su propuesta.
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Una tendencia similar ocurre en Nueva Orleans, donde nombres afrodescendientes han retomado lenguas como el criollo como forma de resistencia cultural.
Según The Guardian, músicos en esa ciudad integran sus lenguas nativas en la música como acto de recuperación identitaria. Ayiiti se inserta en ese movimiento sin alardes: deja que su herencia hable a través de su voz, no por exotismo, sino por necesidad de expresarse en su idioma materno.
El terremoto de 2010 marcó profundamente su vida y su sonido. En entrevista con un medio haitiano, Ayiiti explica que aquella experiencia la impulsó a “contar la historia desde adentro”, en el idioma de su gente.
Esa misma frase aparece reflejada en fragmentos de Liibre, donde conjuga los ritmos urbanos con raíces caribeñas y letras que hablan de resistencia, dolor y esperanza sin buscar traducir su mensaje.
Su gira actual recorre salas pequeñas en Estados Unidos, París y Montreal, donde el público escucha sin comprender cada palabra, pero entiende el mensaje.
Esa conexión emocional, más allá de la semántica, ha disparado su nombre en redes sociales, donde crece el debate: ¿debe la industria musical adaptarse a voces multilingües reales? O, como dice ella en una de sus entrevistas: “Si canto en creole, canto para quienes me entienden de verdad”.
Su caso desafía una reflexión más amplia: la industria puede permitirse ignorar artistas que no hablen el idioma mayoritario. Si Ayiiti continúa este camino, no solo llevará al criollo a espacios globales, sino que su voz podría hacer que la conversación sobre diversidad lingüística en la música estadounidense deje de ser marginal. Y esa sería una victoria más grande que cualquier playlist.