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Inundaciones mortales en Texas: 82 muertos, 41 desaparecidos y polémica por sistema de alerta fallido en Kerr County
Tras una inundación devastadora en Texas, familias buscan respuestas entre el luto y la indignación por un sistema de emergencia que no funcionó a tiempo.

Más de ochenta personas han perdido la vida en la región central de Texas, mientras que decenas continúan desaparecidas tras las graves inundaciones que afectaron la cuenca del río Guadalupe entre el 4 y el 6 de julio de 2025.
Las autoridades locales informaron que el recuento oficial asciende a 82 fallecidos y al menos 41 personas desaparecidas, entre ellas 10 niñas y una consejera del campamento de verano Camp Mystic. Esa cifra podría aumentar, ya que la búsqueda prosigue a lo largo de las riberas y zonas inundadas.
La catástrofe fue provocada por un sistema convectivo que arrojó entre cinco y once pulgadas de agua en pocas horas, reforzado por remanentes de la tormenta tropical Barry. El río Guadalupe se desbordó precipitadamente: en la madrugada del 4 de julio alcanzó un aumento de hasta 29 pies en menos de una hora, transformándose en una corriente letal.

Kerr County, la zona más afectada, concentra la mayor parte de las víctimas con 68 fallecidos, entre ellos un significativo número de menores. Camp Mystic, ubicado en Hunt junto al río, fue arrasado.
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Según fuentes oficiales, cinco niñas del campamento murieron y al menos diez permanecen desaparecidas junto a una consejera. El director del campamento, Dick Eastland, falleció también mientras intentaba auxiliar a los menores.
Las labores de rescate y búsqueda incluyen helicópteros, botes, drones y decenas de equipos en tierra, con más de ochocientas personas ya rescatadas. Pese a ello, el gobernador Greg Abbott y el sheriff Larry Leitha advierten que el número de víctimas podría aumentar y alertan por posibles lluvias adicionales sobre un terreno ya saturado.
En medio del luto, crece la polémica por la falta de un sistema de alertas eficaz en Kerr County. Aunque se emitieron avisos iniciales de inundación el 3 de julio, incluido un “flash flood emergency” a las 4:03 a.m., la magnitud del fenómeno no se anticipó correctamente. Discusiones sobre financiación para sirenas y sistemas de alerta se remontan a 2016, sin concreción ejecutiva.

A nivel federal, el presidente Donald Trump declaró zona de desastre mayor y movilizó recursos de FEMA y la Guardia Costera, además de prometer una visita oficial. Organizaciones como Starlink han habilitado conectividad de emergencia, y ha surgido debate sobre recortes previos a la National Weather Service que habrían debilitado el pronóstico.
Mientras tanto, los familiares afrontan una espera angustiosa. El caso más desgarrador es el de unas hermanas de Dallas halladas con las manos entrelazadas tras ser arrastradas por la corriente, mientras sus abuelos permanecen desaparecidos.
En Kerr County se mantiene un día de oración y plegarias, y organizaciones comunitarias han abierto fondos de ayuda a través de la Cruz Roja estadounidense y la Community Foundation of the Texas Hill Country.
La tragedia ha vuelto a poner en foco no solo la fuerza de la naturaleza, sino también los debates sobre inversión en infraestructura de prevención y sistemas de alerta temprana.
Mientras la tierra vuelve a humedecerse, las autoridades advierten que cualquier lluvia adicional podría desencadenar nuevas inundaciones, prolongando la pesadilla para miles de residentes en la región.